Cada vez que se publica una estadística, hay algún matemático que levanta una ceja. ¿Por qué? Porque es muy fácil engañar con los números. Se engaña con los porcentajes, con las comparaciones, con los crecimientos… Lo hacen los gobiernos, las empresas, los bancos… La estadística es una verdadera jungla que hay que saber explorar.
Ese es el subtítulo de un libro que no es nuevo, pero sí es necesario tener a mano para no desesperar en la selva de la interpretación de cifras. El título es: “El tigre que no está” (se subtitula “Un paseo por la jungla de la estadística”). Editorial Turner.
Escrito por Michael Blastland y Andre Dilnot, en la contratapa se lee que es recomendable para los periodistas y los políticos. A los primeros, se supone que les conviene para que no se dejen engañar. Y a los segundos, para que no engañen a sus electores porque con este manual les pueden descubrir las mentiras.
Blastland es escritor y comunicador, y Dilnot es rector de universidad. El libro está basado en un montón de casos sacados de la realidad, es decir, de los periódicos, y de ese descuido de los periodistas con las estadísticas fáciles. Explican los autores por ejemplo que hace años el gobierno laborista dijo que iba a invertir 300 millones de libras esterlinas en cinco años para crear un millón de plazas en las guarderías. La oposición se echó las manos a la cabeza. Cuando se sacaron las cifras de verdad, se vio que suponía sólo un gasto de 1,15 libras por plaza a la semana. ¿Encontraría usted una plaza de guardería para sus hijos por ese precio?, se preguntan los autores del libro. Pues no. Era una ganga.
Como este ejemplo, hay muchos más en el libro.
Para los que quieran inmunizarse contra las interpreraciones de las cifras y los porcentajes, hay otro libro altamente recomendable: “Curso deautodefensa intelectual”, de Normand Baillargeon(Editorial Ares y Mares). Expone las trampas publicitarias y los eslóganes basados en comparaciones falsas; detecta los trucos de los académicos que engañan con los números y da vacunas parainmunizarse contra los magos de las cifras.
Estos dos libros dan lugar a algunas reflexiones. Abrir la prensa o conectar la televisión es encontrarse con una millonada de datos sobre resultados exagerados de compañías, planes de gobiernos, promesas de políticos. Algunas sólo se pueden interpretar a la luz de las percepciones extrasensoriales, es decir, sospechando que son un engaño. Pero cuando interviene la lógica, esas falsedades se derrumban definitivamente.
Por último, el padre de la estadística moderna, el alemán Ernst Wagemann, tiene un hermoso y pequeño libro titulado “El número, detective: recursos y artimañas de la estadística” (FCE). Es un relato autobiográfico de los obstáculos que tuvo que sortear él como jefe de la oficina de estadísticas de Alemania, y sus conclusiones sobre cómo hay que interpretar las cifras para saber el comportamiento de la humanidad.
A final, se saca la certeza de que no hay mejor respuesta ante las sospechas de manipulación que comprarse una calculadora para poner en evidencia muchas estadísticas. Y comprar estos libros, por supuesto.
Escrito por Michael Blastland y Andre Dilnot, en la contratapa se lee que es recomendable para los periodistas y los políticos. A los primeros, se supone que les conviene para que no se dejen engañar. Y a los segundos, para que no engañen a sus electores porque con este manual les pueden descubrir las mentiras.
Blastland es escritor y comunicador, y Dilnot es rector de universidad. El libro está basado en un montón de casos sacados de la realidad, es decir, de los periódicos, y de ese descuido de los periodistas con las estadísticas fáciles. Explican los autores por ejemplo que hace años el gobierno laborista dijo que iba a invertir 300 millones de libras esterlinas en cinco años para crear un millón de plazas en las guarderías. La oposición se echó las manos a la cabeza. Cuando se sacaron las cifras de verdad, se vio que suponía sólo un gasto de 1,15 libras por plaza a la semana. ¿Encontraría usted una plaza de guardería para sus hijos por ese precio?, se preguntan los autores del libro. Pues no. Era una ganga.
Como este ejemplo, hay muchos más en el libro.
Para los que quieran inmunizarse contra las interpreraciones de las cifras y los porcentajes, hay otro libro altamente recomendable: “Curso deautodefensa intelectual”, de Normand Baillargeon(Editorial Ares y Mares). Expone las trampas publicitarias y los eslóganes basados en comparaciones falsas; detecta los trucos de los académicos que engañan con los números y da vacunas parainmunizarse contra los magos de las cifras.
Estos dos libros dan lugar a algunas reflexiones. Abrir la prensa o conectar la televisión es encontrarse con una millonada de datos sobre resultados exagerados de compañías, planes de gobiernos, promesas de políticos. Algunas sólo se pueden interpretar a la luz de las percepciones extrasensoriales, es decir, sospechando que son un engaño. Pero cuando interviene la lógica, esas falsedades se derrumban definitivamente.
Por último, el padre de la estadística moderna, el alemán Ernst Wagemann, tiene un hermoso y pequeño libro titulado “El número, detective: recursos y artimañas de la estadística” (FCE). Es un relato autobiográfico de los obstáculos que tuvo que sortear él como jefe de la oficina de estadísticas de Alemania, y sus conclusiones sobre cómo hay que interpretar las cifras para saber el comportamiento de la humanidad.
A final, se saca la certeza de que no hay mejor respuesta ante las sospechas de manipulación que comprarse una calculadora para poner en evidencia muchas estadísticas. Y comprar estos libros, por supuesto.