Tenemos un Plan A y nos piden un Plan B. Y no queremos, porque con el A ya es bastante.
Hay quien dice que ya tenemos preparado el B, pero que no queremos decirlo.
Como de estas cosas no entiendo mucho, hablo con mi amigo de San Quirico. Me parece que él tampoco las entiende, pero quiero escuchar lo que le dice el sentido común.
Y el sentido común le dice, o por lo menos él dice que le dice, que aquí sólo hay un problema: que los gastos son superiores a los ingresos. Y pone cara de preocupación y dice: “¡muy superiores!” Y añade: “¡pero que muy superiores!”
Y dice que, cuando alguien gasta mucho más de lo que ingresa, puede:
1. Subir los ingresos
2. Bajar los gastos
3. Hacer las dos cosas
Me lo quedo mirando con aire profundo, aunque para mis adentros pienso que eso se le ocurre a cualquiera. También pienso que hoy me toca pagar el desayuno y que, por ahora, la relación calidad-precio es lamentable.
Pero él continúa:
“¡eso es el Plan A! Nuestros socios europeos, que mandan más que nosotros, están preocupados porque dicen que somos un poco tarambanas, y nos han dicho que hagamos algo para que la diferencia entre Gastos e Ingresos no pase del 6 % del Producto Interior Bruto en el año 2011 y del 3 % en 2013”.
Mi amigo ha hecho los cálculos. El Producto Interior Bruto es de 1 billón de euros y el 6 % son 60.000 millones. (El 3 % serían 30.000 millones, pero eso es para el 2013 y mi amigo no sabe cuál será el PIB de 2013 y por eso no puede calcular el 3 %.)
Sigue hablando y me dice que ese es el Plan A: que tenemos que conseguir que Gastos menos Ingresos sea igual a 60.000 millones. (A mí me parece que esa cifra es abrumadora. Porque quiere decir que, si lo hacemos muy bien, cerraremos el año 2011 con un déficit gordo, por el que nos felicitarán, lo cual es preocupante).
Los que hacen los Presupuestos para ponerlos en un pen drive y que la ministra Salgado sonría enseñándoselo a la prensa, tienen que hacer una estimación de lo que va a entrar.
(Me voy por las ramas. Me gustaba más cuando los Presupuestos iban encuadernados en no sé cuántos volúmenes y llegaban al Congreso en furgoneta. Daba la impresión de que habían trabajado mucho.)
La estimación de lo que va a entrar nos interesa a todos, porque nuestros impuestos forman parte importante de “lo que va a entrar”. Y los que han hecho los Presupuestos han calculado que, como el PIB crecerá un 1.3 %, que, a primera vista, parece muy poco, podrán cobrarnos unos impuestos adecuados. “Adecuados para ellos”, dice mi amigo. Para no discutir, lo dejamos en eso: adecuados.
Luego se van a los gastos, y ahí meten la tijera lo que pueden hasta conseguir la famosa diferencia de 60.000 millones de euros, a favor de los gastos.
Y ese es el Plan A, y ese plan molesta a dos tipos de personas:
1. A los que sufren el tijeretazo (la reducción de gastos)
2. A los que sufren el apretón (el aumento de los ingresos)
En dos palabras: a todos.
Y ya está. Presentamos el plan a los que mandan (o sea, a los de la Unión Europea) y dicen que ánimo. (Entre paréntesis, mucho mucho no se fían, porque los impuestos están calculados en función de que el PIB va a subir un 1.3 % y hay quien dice -muchos- que no, que crecerá menos.)
Un economista importante, José Barea, que es muy educado, no dice que el PIB no va a crecer ese 1.3 %. Dice que “debemos preguntarnos si la previsión del crecimiento del 1.3 % del PIB es acorde con la situación económica actual”.
Mi amigo y yo nos lo preguntamos, para obedecer al señor Barea. Mi amigo pone cara rara, y yo también. Pues ya nos lo hemos preguntado y contestamos que no.
¿Y lo del Plan B, qué es? Pues es lo mismo, porque si hay que conseguir que Gastos menos Ingresos sea igual a 60.000 millones, el Plan A, el B, el C y así hasta el Z, consistirán en intentar subir los Ingresos e intentar reducir los Gastos.
O sea, que no hay que hacer más planes. Que dicen la verdad los que aseguran que no hay un Plan B, porque sólo hay un Plan, que puede ir cambiando de letra a medida que apretemos hacia arriba por un lado y apretemos hacia abajo por otro.
Y sea cual sea la letra, nos dolerá.
P.S.
1. A nuestro pobre presidente en funciones le han abucheado en el desfile del 12 de octubre.
2. La Vanguardia dice que “Zapatero elude hablar de su futuro y Chacón se insinúa”.
3. O sea, que ahora tenemos un presidente en funciones y una presidenta en deseos.
4. ¡Y nosotros, preocupados con el Plan B!
DESDE SAN QUIRICO, Leopoldo Abadía