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CON LUPA
Vocento o la guerra de banderías entre burgueses y aldeanos
@Jesús Cacho - 17/09/2007
Hay quien dice que eso es exactamente lo que está ocurriendo en Vocento, uno de los grandes grupos editoriales españoles, sumido en los últimos tiempos en una profunda crisis por una serie de factores que van desde la incuestionable realidad de un negocio maduro y con escaso upside, hasta los errores de una gestión falta de pegada, pasando por la historia de las rencillas -crónica dura, sedimentada como los limos que se acumulan en la represa- registradas en el libro mayor de las familias que antaño hicieron posible el negocio. Rencillas que hoy afloran a la superficie para conformar lo que para algunos no pasa de ser una guerra de banderías, un ajuste de cuentas pendientes entre burgueses y aldeanos.
Un somero repaso a los protagonistas de esta guerra nos lleva a hablar de los Bergereche, un apellido que se incorporó al negocio periodístico de los Ybarra en 1945, 35 años después de que Gabriel Ybarra fundara el grupo. Luis Bergareche, (padre de José María, Jose para los amigos, vicepresidente y ex consejero delegado de Vocento, y de Santiago, miembro del consejo) fue el administrador del mismo hasta que en 1977 pasó a ocupar la presidencia, tras el asesinato del presidente Javier Ybarra. Antiguo jugador del Athletic de Bilbao, Luis había sido gudari del PNV, en cuyas filas se alistó durante la guerra civil.
Alejandro Alechu Echevarría, presidente de Telecinco, consejero de Vocento y primo hermano de Jose Bergareche, pica más hacia el socialismo vasco, entre otras cosas por seguir la tradición de su bisabuelo, Tomás Meabe, uno de los fundadores del PSOE en Bilbao a fines del siglo XIX. La relación entre Jose y Alechu ha sido y es muy estrecha, por más que el segundo no se haya recatado a la hora de criticar la gestión de su primo al frente del grupo. Ambos gozan de prestigio entre la clase empresarial madrileña.
Nada que ver con Jaime Castellanos Borrego, personaje que tiene de vasco su tercer apellido, Goyoaga, herencia de su bisabuelo Restituto Goyoaga, quien, también a fines a finales del XIX, fuera secretario particular de Braulio Urigüen y de Fernando Ybarra, primer marqués de Arriluce, en los Altos Hornos de Bilbao, propiedad de la familia Ybarra. Un tipo manifiestamente mejorable.
Frente a ellos, los Ybarra, derecha españolista vasca de toda la vida, por no hablar de los Luca de Tena, conservadurismo en estado puro. Las consecuencias del desbarajuste ideológico cobijado en el consejo de Vocento se han plasmado con toda su virulencia en el diario ABC, víctima propiciatoria de esa ensalada. Tomado al asalto por el nacionalismo histórico de los Bergareche, el socialismo de los Echevarría y el probado españolismo de los Ybarra, el antiguo diario de los Luca de Tena ha acabado en el diván del psiquiatra, incapaz de reconocer sus orígenes. Perdida su identidad, el diario camina hoy al borde del abismo.
Por una de esas ironías del destino, estos tres apellidos -Beragreche, Echevarría y Castellanos- libran ahora la batalla por el control de Vocento contra la familia a la que sirvieron sus antepasados. Una lucha desigual, en la que se mezclan en extraño maridaje el afán de revancha de un Jose Bergareche o un Alechu Echevarría que creen, no sin cierta razón, haber sido maltratados por Emilio Ybarra, verdadero factotum del grupo, con el desmedido afán de enriquecimiento de un tipo de tan poca enjundia intelectual y humana como Jaime Castellanos.
Hay quien cree adivinar en el fiel de la balanza de esta guerra a Víctor Urrutia, supuesto ciertamente extraño. Bisnieto del herrero de Orduña -mediados del siglo XIX- y nieto de Juan Urrutia , cofundador de Iberduero, de Hidroeléctrica Española y consejero del Banco de Vizcaya casi desde su fundación en 1901, pensar que Víctor Urrutia pudiera cambiar de bando para sumar fuerzas con los aldeanos es un imposible que tendría que pasar, primero, por encima de Marta Ybarra Macimbarrena, su mujer, una auténtica etxekoandre convencida del "cada oveja con su pareja", que no consentiría tamaña traición.
Oportunismo frente a tradición
Una pelea entre el oportunismo de los castellanos que aspiran a protagonizar un gran pelotazo a costa de Vocento y la tradición de unas familias como Ybarra, Luca de Tena y Urrutia, educadas en un cierto estoicismo cristiano no muy alejado de aquel "ascetismo protestante" glosado por Max Weber en su famoso libro. A las familias que lideran Vocento, además del legítimo afán de riqueza, les guía el deseo de dar continuidad a una tradición periodística que nació hace ahora 97 años, cuando Gabriel Ybarra, padre del asesinado por ETA Javier Ybarra, fundó El Pueblo Vasco con la intención de defender la unidad de España y la foralidad del País Vasco, tratando de hacer compatibles el amor a España y al País Vasco. Nobles intenciones que no siempre son suficientes para mantener boyante un negocio.
Con todo, los afanes de quienes desean vengarse de las afrentas de Emilio Ybarra, sumados a la avaricia de los cazadores de gangas, entre los que se encuentra algún periodista dispuesto a hacerse rico de una vez por todas, para gallear al lado de la bella Ana Patricia Botín en igualdad de condiciones o casi, no pasan de ser una quimera irrealizable desde el punto de vista de la estricta batalla empresarial. Otra cosa es el ajuste de cuentas pasadas que está en el trasfondo de esta lucha, resquemores acumulados por los siervos de ayer contra los amos de hoy, gentes todas a quienes el cedazo igualitario de los tiempos ha equilibrado hasta enmascarar los viejos perfiles. Porque, además de las evidentes discrepancias en la gestión del grupo, eso es también la crisis de Vocento: una rebelión de prósperos aldeanos contra los decadentes príncipes del desarrollismo industrial y bancario vasco.