Los ricos futbolistas
de Jose María García-Hoz de Jose María García-Hoz
Desde luego que todos los futbolistas y demás estrellas extranjeras deben mantener su actual régimen fiscal en España. No solo eso: todos los contribuyentes españoles deberíamos ser fiscalmente tratados como los futbolistas galácticos.
Pensar y decir que los impuestos son una herramienta de redistribución de la renta es una falacia insostenible, aunque todavía quedan algunos que la sostengan. Los impuestos, antes que nada, son una herramienta de entorpecer la buena marcha de la economía.
En la medida que los impuestos sean más altos, mas entorpecerán. En la medida que sean más bajos, o se rebajen, más contribuirán al bienestar económico general. La prueba más reciente de lo que digo ha sido el Plan2000E de los coches: ha bastado una rebaja de 2.000 euros en los impuestos que gravan el precio de un automóvil para que las ventas de coches se disparen de nuevo. Vender más coches significa también más trabajo y más empleos… Y también mayor recaudación fiscal.
Si en los recientes buenos viejos tiempos de la economía nacional las empresas española pudieron comprar empresas en Francia, Alemania, Inglaterra, América del Sur era, entre otras razones, porque en ese tipo de operaciones el sistema fiscal español resultaba menos gravoso que los de otros países, ya que podían amortizar libremente el fondo de comercio generado en la empresa comprada.
Por otra parte, en términos de ingresos, que le interesa más a la Hacienda española ¿que haya, como ahora, 150 deportistas galácticos que jueguen en clubes españoles o que, debido a la equiparación fiscal, esos profesionales bajen a 75 o menos?. Me remito al ejemplo de los coches.
A más a más, los recaudadores de impuestos –Estado, Autonomías y Ayuntamientos– son un ejemplo de derroche, cuyas prácticas no resistirían el más liviano análisis de coste/eficacia.
El debate fiscal se libra trufado de apriorismos ideológicos, cuando no demagógicos, pues en realidad se trata de una cuestión estrictamente económica: como conseguir que el Estado et alia funcionen bien, al menor coste posible.
Trabajo cerca de la sede nacional del PP, en la calle Génova de Madrid. Ayer, al salir a comer vi que los coches oficiales de los miembros del Comité Ejecutivo que se estaban tirando los trastos a la cabeza–todos oscuros, casi todos Audis de aquí a Logroño– daban casi dos vueltas a la manzana. ¡Y eso que son la oposición!.
¿Cuantos coches oficiales de la oposición, del Gobierno, de las autonomías pagamos los contribuyentes españoles? ¿Cual es el presupuesato de las fundaciones del PP y del PSOE que sale de nuestras carteras, aunque no militemos en el PP ni en el PSOE? ¿Por qué debemos sufragar las pérdidas de tantas y tan malas televisiones públicas?
Dejen en paz a los futbolistas; al fin y al cabo, Ibrahimovic y Cristiano Ronaldo pueden alegrar el fin de semana a millones de personas, a un coste razonable o que, por lo menos, están de acuerdo en pagar.