| ||
Carlos Martínez Gorriarán, responsable de Comunicación y Programa de UPyD | ||
21 de noviembre de 2008 | ||
A veces aparecen curiosas discusiones sobre el ámbito de opinión propio no ya de las personas, sino de los partidos políticos. O quizás más bien ocurre que no se discute lo suficiente… Tengo la impresión de que la expansión ilimitada de esa plaga que son las tertulias radiofónicas y televisivas –lo siento, no simpatizo nada con ese género con tantos incondicionales-, con la eclosión masiva de ese personaje peculiar que es el tertuliano profesional, un todólogo que lo mismo opina sobre el "calentamiento global" que sobre la crisis financiera, pasando por las nuevas tendencias en vinos blancos y la construcción naval en Bolivia, ha terminado por contaminar el conjunto de la comunicación sobre cualquier cosa, eliminando el debate en beneficio del deplorable esperpento opinativo. De lo que se trata, en suma, es de opinar, no de saber, de analizar o de reflexionar dialogando con alguien. Sócrates no duraría dos segundos en ninguna tertulia al uso. Y la opinión es libérrima: "Pues yo opino que Darwin era un papanatas resentido que odiaba a los curas –dice alguien-, y usted debe respetar mi opinión". El siguiente paso es convertir la "opinión" en pintoresca asignatura y llamarla creacionismo, por ejemplo. Un atajo populista que permite sustituir cualquier estudio esforzado de áridas cuestiones por una todología espontánea y destructiva, pero popular. Opino –pues claro- que los partidos, al menos el nuestro, no deben opinar sobre todo tipo de cosas y posicionarse sobre las más variadas cuestiones. Al contrario, saber estar callados a tiempo es uno de los saberes más valiosos que pueden atesorar personas y colectivos, partidos incluidos. Por ejemplo, si los partidos políticos representados en las Juntas Generales de Alava no hubieran pretendido tener conocimientos históricos y arqueológicos que no tienen, ni necesitan tener porque nadie les vota para eso, se habrían ahorrado el bochorno y el ridículo del escandaloso timo –advertido a tiempo por profes universitarios de mi universidad que fueron acusados de manipuladores y malos vascos, cómo no- de los falsos grafitis vasco-romano-egipcios de las excavaciones del oppidum alavés de Veleia. Ya son ganas de hacer el ganso y todo por imitar a los todólogos de la radio, los personajes que inspiran a los politiscastros al uso. Así pues, ¿tiene un partido serio que manifestarse por el asunto de la placa que Bono acordó poner en memoria de Santa Maravillas? Pues yo creo que no: para eso están los ciudadanos, y dos de los nuestros más conocidos, Fernando Savater y Mikel Buesa, han opinado cosas diferentes, no incompatibles, a título personal. Eso que salimos ganando, como partido transversal y laico que no se mete en camisas de once varas (ésta, por supuesto, es mi opinión: hay majaderos que exigen votar ellos lo que debo pensar y decir: ¿adivinan quiénes? ¡Sí, los cibercabras, esos cruces de tertuliano y mendigo de las llagas!) Sigamos con la abarrotada lista de la falsa actualidad. La cúpula de Barceló de Naciones Unidas: ¿debe un partido juzgar su calidad estética? Pues no, debe preguntar al gobierno con cargo a qué partida del Presupuesto ha desembolsado la pasta, y juzgar si el gobierno –no el artista, que vive de su trabajo como todos- ha obrado correctamente o no. Decidir "políticamente" si el trabajo de Barceló es bueno, regular o malo no tiene nada que ver con la política democrática, aunque sí con la totalitaria. O el bluf de Garzón con su intento de juicio retrospectivo al franquismo: ¿debe un partido juzgar los sentimientos de los familiares de las víctimas de Franco que yacen en fosas clandestinas (o ya exhumadas, diga Garzón lo que diga)? Pues no, y convertir el sentimiento de duelo en sentimentalismo político es sencillamente una indecencia; lo que debe hacer un partido serio es exigir que se cumpla la legislación, y que el juez Garzón asuma las limitaciones inherentes a su papel de juez instructor, que no Juez Universal Restaurador de la Eterna Justicia (esto, también, es opinión personal, que algunos leen fatal cuando se les escurren las anteojeras). Por supuesto, Garzón es libre de proponer que se derogue nada menos que la Ley de Amnistía, pues el suicidio dejó hace tiempo de ser un delito en nuestro sistema jurídico (esto no es una opinión), lo que ya parece más raro es que pretenda que todo el sistema que tenemos y del que él es juez, basado por cierto en esa Ley de perdón y reconciliación nacional (corresponde al PCE de Santiago Carrillo la primera defensa de esta visión sensata y humanitaria de las cosas, con su mérito correspondiente), se vaya por el desagüe en nombre de la Justicia Total. Vamos finalizando; un adagio clásico dice lo siguiente: somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios. Del estoico Epicteto, me parece (si no es así, los eruditos tienen buena ocasión de lucimiento). Pues eso, tomemos nota: opinemos como partido lo justo, y acertemos en lo que opinemos tras pensarlo bien. Lo demás son tertulias o 59 segundos. |
--
Publicado por VRedondoF para UPD-AO el 11/21/2008 07:48:00 PM