El congreso ha decidido prorrogar el estado de alarma hasta el 15 de enero, así que dejaremos el apestoso 2010 y entraremos en el presunto pestilente 2011 con la alarma puesta.
El debate ha sido un recopilatorio de todos los tira y afloja escuchados días pasados con su patio de colegio y su canesú de siempre, escaqueo de votantes incluído. Pero solucionado con tres voces poderosas salidas del pecho peludo del hombre Bono.
Poco a poco irán colocando a los nuevos muchachos de lo privado que asisten en el despegue y el aterrizaje como sucede ya en el aeropuerto de El Hierro.
Con la jugada, el gobierno se ahorrará unos buenos euros, quizá hasta alcance para recuperar los 426€ para algunos de los que están tiesos a jornada completa.
Todos esos que vociferaban por los sueldos escandalosos de los controladores están también de enhorabuena, el estado repartirá toda esa pasta entre los indignados ciudadanos voladores poniendo fin así a la indignante situación de desigualdad social y de privilegios excepcionales del colectivo de controladores.
Los mandantes garantizan que no habrá apocalipsis navideña y podremos llevar tabletas de turrón de una provincia a otra de la patria, incluso más allá. Porque no hay cosa más peligrosa para los sondeos que hordas de ciudadanos cabreados en estas fechas tan de paz y amor.
Ya en semana santa, si los controladores se vuelven a poner farrucos, Rubalcaba pegará un telefonazo a los Hijos de la Anarquía y aquí paz y después machetes.