Viñeta de La Información de 02/12/2010
A un borrego del PSOE se la pueden meter hasta que le salga por la boca, que seguirá diciendo que es la lengua.
Este comportamiento no es exclusivo de militantes y simpatizantes de este partido, pero ahora se les note más que nunca.
La semana pasada empecé a visitar blogs, entrevistas o declaraciones de destacados gallifantes socialistas a la búsqueda de alguna autocrítica, confiaba que encontraría al menos un texto de esos con emotiva carga social que suelen marcarse cuando viven en oposición, donde se les ve siempre tan cómodos y resueltos.
Intenté encontrar alguna posición comprometida contra los recortes y privatizaciones por las que siempre se ha crucificado a Esperanza Aguirre y otros perennes peperos.
Pero nada, ni rastro de disidencia o malestar reseñable. Ni siquiera una justificación tímida o análisis de su evidente decandencia, sólo los habituales infantilismos.
Sólo encontré el desierto de la autocrítica y la contradicción, donde ya no quedan ni restos de huesos de aquellos idealistas dispuestos a inmolarse por el estado de bienestar y el pleno empleo.
Por contra, muchos de ellos han convertido sus discursos en monográficos sobre la férrea reacción del gobierno ante los controladores, queriéndonos colocar un mensaje de firmeza, control y seguridad.
Cientos de horas de especiales en las televisiones, con insistencia en la pública, sobre el asunto estrella, “la rebelión salvaje, feroz y asesina de los controladores”, ninguno de estos especiales se titula “La privatización de un cacho AENA y otras chapuzas”.
Los gestores de lo público andan trabajando a tiempo completo para convencernos de que sus intereses de partido son el verdadero interés general.
Y es que un socialista ahora tiene muchos temitas satélite, asuntos internacionales y universales y otros propios del ideario cateto, el racaraca marcado por sus Think Tank para no tener que pronunciarse sobre la hipócrita inclinación de la balanza de las igualdades hacia el lado opuesto del prometido.