El parlamento alemán debatió duramente hace varias semanas, el paquete de ayudas de la UE que consiste en aportar 750.000 millones de euros para defender el euro, y para detener a los especuladores. Incluía los préstamos a Grecia.
Son 750.000 millones de euros que saldrán de todas las arcas europeas y del FMI, pero los alemanes tenían derecho a debatirlo, a conocerlo y a aprobarlo o rechazarlo.Angela Merkel se jugaba mucho porque la prensa europea le había castigado diciendo que se estaba portando de manera muy dura con el resto de los europeos. No quería dar su brazo a torcer. No quería prestar dinero a Grecia. Pero la prensa de su país la criticaba por estar comprometiéndose a gastar dinero como si lo regalaran. La canciller alemana estaba entre dos espadas.
¿Y en España? ¿Hubo debate? ¿Sobre los 750.000 millones de euros? La idea es que los países de la UE pongan 440.000 millones. A eso se añaden 250.000 millones del FMI, y por último, la Comisión Europea garantice otros 60.000 millones. Son cantidades que abruman. Fantásticas. Pero aquí no hubo grandes debates.
En las sesiones de nuestro Parlamento se debatieron los recortes a los funcionarios, la congelación de las pensiones, los recortes a la inversión pública y algunas cosas más. Pero no se habló apenas de los 750.000 millones de euros, que es el mayor paquete de ayudas de la historia aprobado en la UE. Una bestialidad de dinero. Y encima es ilegal porque el Tratado de Lisboa prohíbe conceder dinero a los países que rozan la bancarrota.
Algunos amigos alemanes me preguntaron por qué no se había debatido en España. Y no se me ocurrió responder otra cosa que: “Es que aquí en España se piensa que los alemanes van a pagar casi todo, porque tienen mucho dinero”.
Se quedaron estupefactos.
En realidad, los españoles consideran que todo lo que venga de la UE es bueno. Es uno de los países más europeístas. Pero ¿vamos a aceptar todo por muy europeístas que seamos?
En Alemania las cosas son un poco más difíciles: para empezar, es inconstitucional prestar ayuda a un país de la Zona Euro que está en apuros. Pero no porque lo digan los alemanes, sino, como he dicho antes, porque lo dice el Tratado de Lisboa. El Tribunal Constitucional alemán que está en Karlsruhe podía echar abajo todas las ayudas si interpretaba letra por letra la ley europea. Pero no lo hizo porque la Unión Europea consiguió el apoyo del FMI, y gracias a ese subterfugio se pudo colar el paquete de ayudas gigantesco, de los cuales 110.000 millones irán a Grecia en tres años. Alemania aportará 22.00 millones de euros. La banca de ese país pondrá 8.000 millones más.
El gran pagador es Alemania. Como siempre. Pero por lo menos, allí les explican públicamente por qué se aprueban cantidades de gastos gigantescas para los vecinos. Y hay debates encendidos en la prensa en los que participa todo el mundo, desde la Iglesia hasta los ciudadanos de a pie.
En España, como he dicho antes, el debate se centró en la cuestión nacional, pero cuando toca hablar de asuntos europeos como la aportación de 9.800 millones para rescatar para Grecia, apenas hubo tumulto. Pasó sin pena ni gloria. Que paguen los alemanes.
Son 750.000 millones de euros que saldrán de todas las arcas europeas y del FMI, pero los alemanes tenían derecho a debatirlo, a conocerlo y a aprobarlo o rechazarlo.Angela Merkel se jugaba mucho porque la prensa europea le había castigado diciendo que se estaba portando de manera muy dura con el resto de los europeos. No quería dar su brazo a torcer. No quería prestar dinero a Grecia. Pero la prensa de su país la criticaba por estar comprometiéndose a gastar dinero como si lo regalaran. La canciller alemana estaba entre dos espadas.
¿Y en España? ¿Hubo debate? ¿Sobre los 750.000 millones de euros? La idea es que los países de la UE pongan 440.000 millones. A eso se añaden 250.000 millones del FMI, y por último, la Comisión Europea garantice otros 60.000 millones. Son cantidades que abruman. Fantásticas. Pero aquí no hubo grandes debates.
En las sesiones de nuestro Parlamento se debatieron los recortes a los funcionarios, la congelación de las pensiones, los recortes a la inversión pública y algunas cosas más. Pero no se habló apenas de los 750.000 millones de euros, que es el mayor paquete de ayudas de la historia aprobado en la UE. Una bestialidad de dinero. Y encima es ilegal porque el Tratado de Lisboa prohíbe conceder dinero a los países que rozan la bancarrota.
Algunos amigos alemanes me preguntaron por qué no se había debatido en España. Y no se me ocurrió responder otra cosa que: “Es que aquí en España se piensa que los alemanes van a pagar casi todo, porque tienen mucho dinero”.
Se quedaron estupefactos.
En realidad, los españoles consideran que todo lo que venga de la UE es bueno. Es uno de los países más europeístas. Pero ¿vamos a aceptar todo por muy europeístas que seamos?
En Alemania las cosas son un poco más difíciles: para empezar, es inconstitucional prestar ayuda a un país de la Zona Euro que está en apuros. Pero no porque lo digan los alemanes, sino, como he dicho antes, porque lo dice el Tratado de Lisboa. El Tribunal Constitucional alemán que está en Karlsruhe podía echar abajo todas las ayudas si interpretaba letra por letra la ley europea. Pero no lo hizo porque la Unión Europea consiguió el apoyo del FMI, y gracias a ese subterfugio se pudo colar el paquete de ayudas gigantesco, de los cuales 110.000 millones irán a Grecia en tres años. Alemania aportará 22.00 millones de euros. La banca de ese país pondrá 8.000 millones más.
El gran pagador es Alemania. Como siempre. Pero por lo menos, allí les explican públicamente por qué se aprueban cantidades de gastos gigantescas para los vecinos. Y hay debates encendidos en la prensa en los que participa todo el mundo, desde la Iglesia hasta los ciudadanos de a pie.
En España, como he dicho antes, el debate se centró en la cuestión nacional, pero cuando toca hablar de asuntos europeos como la aportación de 9.800 millones para rescatar para Grecia, apenas hubo tumulto. Pasó sin pena ni gloria. Que paguen los alemanes.