DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS.
Los partidos políticos viejos --al menos los de la izquierda-- son dados a tener una especie de declaración de principios que se llama, al menos en el PSOE "Programa máximo". Cuando se redactó ese programa, allá por el año 1888, los propios impulsores le llamaron " programa máximo", mostrando así un pragmatismo que para sí quisiera José Luís Rodríguez Zapatero, que como se ve cada día confunde sueños con realidades y propaganda con gobierno. Eso por no detenerme en lo que magníficamente glosa Santiago González en su blog:
I.G.-¿Le noto más encerrado? ¿Hace cuánto 'que no sale a cenar o al cine? ¿Ha caído ya en el famoso síndrome de la Moncloa?
J.L.R.Z.- "Salgo menos, pero no estoy encerrado. Salgo para ayudar a los parados y a los jóvenes porque España me necesita".No es una transcripción imaginativa, modelo El País con el artículo 61 de la Ley de Bases de Régimen Local; vean el vídeo: es textual. Él siente que España le necesita... Sobran palabras.
Bueno, a lo que íbamos: que el Programa Máximo no es un programa político sino un conjunto de aspiraciones. Asi lo reconocía el PSOE en 1888:
" El Partido Socialista declara que tiene por aspiración: (.......)
En suma: el ideal del Partido Socialista Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes".
Es evidente que esa declaración responde a un tiempo concreto; y a una forma concreta de organizarse política y socialmente, en la que "una parte" de la sociedad siente que tiene en frente a la "otra parte" de la que se "defiende" colectivamente. El concepto de ciudadanía, el libre albedrío no ha llegado aún a las filas --o a la cabeza.-- de la izquierda, aunque ya formaba parte de las reivindicaciones de los constituyentes de Cádiz.
Todo esto viene a cuento del empeño que ponen algunos para que UPyD se defina por los viejos conceptos, por los viejos dogmas, por lo que ya ha fracasado. Como si la sociedad no hubiera cambiado nada; como si nuestra aspiración no hubiera de ser precisamente reivindicar el libre albedrío, el pensamiento crítico, la libertad y la igualdad en igual medida; como si hubiera que perderse en el rebaño para no tener que pensar, para no ejercer nuestra condición de ciudadanos libres e iguales, que toman decisiones y asumen riesgos al tomarlas. Para nosotros la reivindicación de la ciudadanía está íntimamente ligada con la transversalidad de nuestro partido; con la negativa a caer en los dogmas viejos; con el compromiso de reivindicar las ideas frente a las ideologías; el pensamiento libre frente a la disciplina; el individuo frente a la tribu.
Por eso cuando nacimos hicimos público un manifiesto fundacional que recoge lo que somos y cómo vemos a nuestros conciudadanos. Y que nos compromete a todos y cada uno de aquellos que compartimos la necesidad de defender esos valores; y a todos y cada unos de los que tenemos esa visión sobre la sociedad española. Una sociedad de la que hay que desterrar los dogmas y las trincheras que cada día organizan los viejos partidos políticos; una sociedad plural, de ciudadanos cada vez más críticos que no se siente representada por los adjetivos simplistas con que unos y otros tratan de definirlos .
Bueno, pues que los del dogma se vayan acostumbrando a nuestra rebeldía "libertaria" (es un guiño, no se me asusten); que los que sólo se sienten cómodos apelando a la fe se vayan preparando a tener que oír cada día y cada vez más alto las voces desacomplejadas, desprejuiciadas y libres de las gentes de este partido nuevo que se llama Unión Progreso y Democracia. Y no se me equivoquen, amigos: en el capítulo de los que apelan a la fe y al gregarismo entran todos; porque en esa izquierda que se llama a sí misma laica la apelación a la fe para evitar el pensamiento libre y subsumirlo en el dogma identitario de la tribu ideológica es tan fuerte, si no más, que en la derecha. Basta con verles en el Congreso de los Diputados votar "a la voz del dedo" del guía espiritual de turno: un dedo en alto, sí; dos, abstención; tres, no. "El lenguaje del dedo" ha sustituido al pensamiento libre, a la reflexión, al intercambio de ideas: al parlamentarismo, en suma. Tienen tanto miedo a las ideas que exigen fe donde debieran aspirar a confianza.
Lo dicho: que se vayan acostumbrando a nosotros, a nuestra forma de ser y de hacer política. A nuestra manera de hablar con y para los ciudadanos, de los que nos sentimos más parte que representantes. Que vayan perdiendo la esperanza de embutirnos en sus viejos trajes: no nos vamos a dejar.
Y para finalizar, déjenme que se lo diga de otra manera que a mí me gusta particularmente:
Declaración de principios de Cyrano a su amigo:
¿Qué queréis que haga?
¿Buscar la protección de un hombre importante
y, como una enredadera, trepar por un árbol
y no resistir yo solo?
¡No, gracias!
¿Ser un mandril con la vil esperanza
de obtener la sonrisa de un rostro frío?
¡No, gracias!
¿Desayunar un sapo todas las mañanas?
¿Arañarme las rodillas
y doblar mi columna vertebral
para arrrastrarme haciendo contorsiones?
¡No, gracias!
¿Que mi mano izquierda
rasque la espalda de algún potentado
poara poder conseguir una moneda
mientras la mano derecha
muerde el polvo y recibe la recompensa?
¡No, gracias!
¿Usar los dones que Dios me ha dado
para quemar incienso todo el día?
¡No, gracias!
¿Luchar para insinuar mi nombre
en las columnas de la Gaceta,
intrigar, maquinar, tener miedo,
temer que no aprecien mi talento,
ser adulador, distribuir mil cumplidos?
¡No, gracias!
¡No, gracias!
¡Y otra vez no, gracias!
En cambio,
¿cantar, reir, caminar a mi modo,
soñar, libre para ver las cosas como son,
una voz que es virilidad,
poder ir donde desee,
una palabra, un sí, un no,
componer
o luchar!
Más nunca escribir una línea
sin haberla escuchado en mi corazón.
Recorrer cualquier camino bajo el sol,
bajo las estrellas,
sin pensar que hay una fortuna al llegar al final.
Y con tanta modestia,
decir a mi alma que le bastan las flores,
la hierba, con espinas tal vez,
que crezcan en un jardín que puedas llamar tuyo.
En resumen,
soy demasiado orgulloso para ser un parásito
y si mi inteligencia crece hacia el cielo
como un pino de montaña,
quizá no sea muy alto,
pero estoy solo.
-Solo sí, pero por qué ese empeño en hacer enemigos?
Veo como otras gentes hacen amigos,
en todas partes, como un perro hace amigos.
Y cuando contemplo tanta cortesía canina me digo:
"Aquí viene, gracias al cielo, otro enemigo"
De "Cyrano de Bergerac". Michael Gordon (1.950)
Pues eso: que a mi (nuestra) alma le bastan las flores. Y que jamás escribiremos una linea sin haberla escuchado antes en nuestro corazón.
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Publicado por VRedondoF para ROSA DIEZ el 12/21/2008 12:55:00 PM