Una leyenda urbana que ha hecho fortuna: España es la octava economía del mundo
@Carlos Sánchez - 22/10/2008
No es nuevo el interés de los dirigentes sobre el tamaño del país para sacar pecho ante los ciudadanos. Ya el dictador Franco presumía a principios de los años 70 de que España se había convertido -se supone que gracias a los célebres 25 años de paz- en la décima potencial económica del mundo mundial.
Sin embargo, de todos los ex presidentes de Gobierno, Aznar ha sido quien ha puesto mayor énfasis en demostrar que España merecía estar en la élite mundial, en el sanedrín de las decisiones del planeta. El ex presidente llegó, incluso, a crear una especie de célula de expertos en la Moncloa con un único objetivo: lograr que el G-7 (sin incluir a Rusia) se ampliara a España. No lo consiguió. Y eso que puso toda la carne en el asador apoyando la política exterior de Bush, para lo cual no dudó en crear un nuevo eje trasatlántico que prescindía de la ‘vieja Europa’, la rancia expresión utilizada en su día por los neocoms estadounidenses. Aznar estaba convencido de que apoyando la estrategia internacional de EEUU, España acabaría por ocupar una silla en el G-7, pero el tiempo y los acontecimientos históricos (atentado contra las torres gemelas o invasión de Irak) se le echaron encima.
Zapatero ha mantenido sobre este asunto un actitud más prudente. Probablemente porque sabía que mientrasGeorge W. Bush fuera el inquilino de la Casa Blanca, España nunca formaría parte de un G-7 ampliado. Pero ahora, ante la inminencia de su salida, parecer recuperar el tiempo perdido, y eso explica que el presidente reivindicara ayer el derecho de España a estar entre los elegidos. Máxime cuando lo que está en juego en estos momentos es nada menos que una puesta al día de Bretón Woods, el gran pacto del capitalismo mundial.
La élite del mundo
¿Merece España estar en la élite del mundo por su tamaño? Lo primero que habría que decir es que es simplemente falso afirmar que España es la octava economía del planeta. Según los últimos datos publicados por el Banco Mundial -en términos de paridad de poder de compra, lo que permite hacer comparaciones- diez países son más grandes que España. En concreto, y por este orden, EEUU, China, Japón, Alemania, India, Reino Unido, Francia, Rusia, Italia y Brasil. Por detrás, y prácticamente con el mismo tamaño, se encuentran México y Canadá. Los datos se refieren al año 2005, y ponen de manifiesto que España representa el 2,15% de la economía mundial.
Es seguro que en los últimos años la posición relativa de España no ha mejorado respecto de sus antecesores en la lista. La economía española, según el Banco Mundial, equivale a 1,18 billones de unidades de poder de compra, muy lejos de Brasil: 1,58 billones o Italia: 1,62 billones.
Este argumento -exclusivamente numérico- sería suficiente para excluir a España del top ten, pero sería sin lugar a dudas injusto si no se tuvieran en cuenta otros determinantes. Por ejemplo, el peso de España en los organismos económicos internacionales, en este caso es el FMI, que es el relevante en este asunto. Pues bien, teniendo en cuenta el nuevo reparto de cuotas decidido en el Fondo Monetario Internacional, España ocupa el puesto 15 en derechos de voto, que se corresponden milimétricamente con sus aportaciones financieras. En concreto, después de la última reforma, representa el 1,63% del FMI, por debajo, incluso, de su peso en la economía mundial.
Nuevamente, EEUU está a la cabeza (con el 16,73% de los derechos de voto), y por delante de España se sitúan Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, China, Italia, Arabia Saudí, Canadá, Rusia, India, Holanda, Bélgica y Brasil. Es decir, que tampoco por esta vía España reuniría los requisitos para entrar en el santa santorum de la economía mundial.
Algunos podrán argumentar que la renta per cápita de los españoles (27.270 unidades de poder de compra) está entre la más elevadas del mundo. Pero de nuevo, España ha pinchado en hueso. Según los datos del Banco Mundial (y siempre en términos de poder adquisitivo real) hay hasta 25 países cuyos ciudadanos disfrutan de una renta superior a la española. A la cabeza de ellos, Luxemburgo, con sus 70.014 unidades de poder de compra.
Un cuarto argumento se puede dar para explicar la necesidad de que España se incorpore a la élite mundial: su población. Pero entonces surge otro problema, como ayer mismo reconoció Sarkozy, otro país europeo, Polonia, tiene casi tantos habitantes como España (38 millones frente a 44 millones), por lo que en caso de España fuera invitada a participar en un G-7 ampliado, Varsovia podría reclamar su derecho a participar en la reunión.
Como se ve, no es oro todo lo reluce, aunque se repita una y otra vez la cantinela, lo que desde luego no es óbice para que España reivindique su derecho a participar en la asamblea constituyente del nuevo capitalismo mundial.