Gabilondo abandona Cuatro por la puerta trasera
El Confidencial @Nacho Gay
Pocos aliados le quedaban ya a Iñaki Gabilondo en Cuatro cuando el pasado viernes se anunció vía comunicado su inminente salida de la cadena. Tenía bastantes más aquel 7 de noviembre de 2005, cuando el canal iniciaba sus emisiones con su rostro como logotipo. Por entonces, a Prisa se le ocurrió la brillante idea de convertir a su histórico buque insignia en marca visible de su nuevo juguete mediático, la primera televisión en abierto dentro del imperio. Se olvidó el grupo de que la tele difiere en mucho de la radio y la prensa. Así que acabaría pagando la novatada.
Aquel primer día de emisión fueron, sí, todo laureles. La expectación empalmó los audímetros. Nadie quiso perderse el bautismo televisivo de Iñaki. Con el paso del tiempo, sin embargo, la estrategia del grupo se iría dando de bruces con la realidad del mercado, implacable al sesgo ideológico de la propuesta. Prisa quería configurar un reducto informativo de inminente carga propagandística; quería extender su brazo político hasta el ámbito de lo catódico. Pero el audímetro dictaría pronto sentencia. El informativo de Gabilondo ha permanecido siempre, incluso en sus momentos más boyantes, por debajo de la media de la cadena.
En el marco de esa situación de permanente desasosiego, se abrió una lucha sin cuartel en el medio entre teóricos y pragmáticos. Algunos, pocos, han defendido siempre la ‘utilidad’ de un espacio ‘emblema’ como el de Gabilondo. Otros, los más, han luchado sin cuartel por modificar la estructura y la esencia misma de ese noticiario e incluso han apostado en todo momento por la salida del periodista. Lo cierto es que en cualquier otra cadena de televisión comercial, lo más probable es que la cabeza de Iñaki hubiera rodado mucho antes, pero la cúpula de Prisa, con Juan Luis Cebrián a la cabeza, ha impedido que los enemigos de ‘Gabi’ lo echaran a la hoguera.
Nunca reconoció el fracaso
Hace mucho tiempo que la continuidad del periodista vasco en Cuatro pende de un hilo. Muchos habían planteado su marcha antes del comienzo de la presente temporada. Así que poco o nada tiene que ver con todo esto el anuncio de que Cuatro y Telecinco se van a fusionar. Entre otras cosas, porque Vasile no meterá mano en su filial hasta el mes de junio. Más tiene que ver, sin duda, la llegada de Juan Pedro Valentín a la casa, para sustituir a José María Izquierdo, amigo de Gabilondo, al frente de los informativos. Valentín sabía cuál era su principal escollo para completar la misión que le habían encomendado: levantar los resultados pasaba por modificar por completo el noticiario de prime time.
Con Gabilondo al frente, la verdad es que ese menester siempre ha resultado difícil. Muchos en la cadena creían, y todavía creen, que Cuatro debe hacer un informativo al estilo de La 2 Noticias: comprometido, dinámico, joven. Ése es el nicho de mercado que han diagnosticado los expertos, muy coherente con el público habitual de la cadena, cercano al target comercial, esto es, joven y urbano. Pero Gabilondo se ha negado en todo momento a introducir reformas drásticas. Los contenidos de índole política, sin duda su especialidad, consumen la mayor parte de los minutos de la escaleta. Esto, unido a la impronta y al sesgo ideológico del propio presentador, provoca que el perfil del espectador que ve a Gabilondo difiera del que consume, y para el que se fabrican, el resto de contenidos de la cadena.
Ante la negativa perpetua de Gabilondo a reestructurar su espacio, incapaz de reconocer el fracaso de su criatura, los responsables de la cadena optaron por adelantar su horario a las 20:20 h., lo que todavía ha empeorado aún más los datos de audiencia y las relaciones entre el pope y los curritos. De cualquier modo, casi todos sabían que el de Noticias Cuatro 2 no era un problema de horario. Simplemente, se trata de un producto que no se emite en la cadena adecuada.
Ahora, después de haber negociado largamente las condiciones de su marcha con la cúpula del grupo, Gabilondo trabajará en CNN+ al estilo de David Letterman. Él seguirá haciendo lo que más le gusta. Probablemente, lo único que sabe hacer. Pero su trabajo ya no incomodará a nadie. ‘Gabi’ se va de Cuatro, no le echan, pero lo hace por la puerta trasera.