Cuando veo que un profesor tiene fama porque suspende a mucha gente, siempre pienso que la culpa es suya. Y que no puede decir eso de que los chicos de hoy no son como los de antes, o de que, con lo del twitter, elfacebook y esas cosas, se me distraen. No, chaval, no. Es que tú eres muy malo.

Y no eres malo porque no sepas nada de lo que hablas, que también puede ocurrir. Eres malo porque, sabiendo, te crees que con decir cuatro generalidades y tres frases vacuas y banales (¡toma ya!), te has ganado el sueldo. Ya sé que ese sueldo no da para comprarse una casa en la Zagaleta, cerca de Marbella, donde me he enterado que hay unas cuantas disponibles y donde yo no iría a vivir por no encontrarme todos los días con tanto millonario al que no podría invitar ni a un aperitivo. (Aunque sé que pierdo una oportunidad, porque, con esto de la crisis, han bajado el precio de alguna de ellas, que ya solo me costaría 3.900.000 euros en lugar de los 4.700.000 a los que, a pesar de mis esfuerzos, no llegaba.)

He dicho muchas veces que no me gusta que los políticos, los gobernantes, los sindicalistas y todos los que se creen que son algo me digan que tienen que hacer pedagogía. En otras palabras, que ellos lo saben todo y yo no me entero. Y que el problema es que ellos no bajan un par de escalones para ponerse a mi altura.

Estos días pienso que no hace falta pedagogía. Hace falta un cocktail formado por los siguientes ingredientes:

Un señor al que la gente le crea. O sea: un tío como el relojero de mi barrio, o como el camarero de Can Xarina en Collsuspina, que si me dicen blanco estoy seguro de que es blanco. 

Un señor (el mismo) que sepa lo que pasa. Porque si es muy creíble, pero no sabe lo que pasa, malament rai, que dicen los catalanes (o sea, que la hemos fastidiado). Un señor (el mismo) que, como sabe lo que pasa, tiene un plan, y ese plan dice lo que quiere conseguir, dice lo que va a hacer para conseguirlo, y dice lo que va a costar (en dinero y en esfuerzo). 

Y si da plazos, mejor. 

Un señor (el mismo) que pide a los señores que le rodean en esto de mandar (que todos deben ser creíbles, como el relojero y el camarero), que no intenten lucirse cada día, sino que toooooodo lo que digan se ajuste al guión del que manda, para evitar que esto sea un corral de gallitos desplumados. Porque aquí habla uno. Y habla por activa, por pasiva y por perifrástica, que, como todo el mundo sabe, es una unidad verbal constituida por un verbo en forma personal y otro en forma no personal.

Ese uno, que ahora se llama D. Mariano, porque ha habido unas elecciones en las que los españoles le han elegido a él para que dirija este país durante cuatro años, tiene que hablar con las cadenas de televisión para que, cada quince días, le den media hora de prime time, que es el nombre que los que entendemos de esto le damos al mejor espacio del día.


Tengo preparados una serie de guiones, pero hoy solo voy a poner el del primer día, porque si no, voy a atosigar a la gente.


El primer día, D. Mariano debería decir:


Dónde estamos en Europa. Qué quiere decir Europa.

i.    Muchos países más o menos juntos.


ii.    Con la misma moneda, el euro.


iii.    Con políticas diferentes, porque los países son muy diferentes. (Y entonces, mirando a la cámara, D. Mariano va y dice: “fíjense ustedes en un alemán con una jarra de cerveza, gordo, sonrosado y grande, y un andaluz, pequeño, un poco esmirriado y renegrido, con una copa de manzanilla. A primera vista, no tienen nada que ver. Pues los dos son europeos”.) 

Cómo estamos organizados. Cada país, como Dios le dio a entender. Por ejemplo, nosotros, con 17 autonomías. (Y entonces, mirando a la cámara, repite: “diecisiete”. Un momento de silencio y continúa.) Europa, con un Parlamento, un Consejo Ejecutivo, un Banco Central. Qué hemos hecho en España últimamente. No diga “en tiempos del Gobierno anterior”, porque eso solo sirve para molestar a los que les gustaba el Gobierno anterior. Diga“últimamente”, que es un concepto elástico, que puede dejar contentos a todos, incluso a los que piensen que la culpa de todo es de Tejero, que quiso dar un golpe de Estado y le salió un nyap (una chapucilla, en catalán.)  Hemos desarrollado el Estado de las Autonomías. Hemos adquirido derechos o reforzado los que ya teníamos. 

Hemos vivido bastante bien -ha habido de todo-, pero con bastante ayuda de los bancos, que nos han ido prestando dinero. A veces, nos han prestado un poco demasiado y eso nos ha animado a endeudarnos más. En conjunto, vivimos algo mejor que hace algunos años, y mucho mejor que hace muchos años.  Ha habido dos problemas, que los sabíamos en teoría, pero que los ignorábamos, más o menos, en la práctica: Que cuando te prestan dinero hay que devolverlo. Que hay que pagar intereses. 

Me parece que D. Mariano debería acabar aquí la primera intervención. El objetivo es doble, pero no muy ambicioso:

Que todos recordemos lo que hemos hecho. Que recordemos también que lo que se hace, cuesta dinero siempre. Una autovía gratis -lo dijo Josep Borrell- no es gratis, porque, en los Presupuestos Generales del Estado, hay que incluir el dinero necesario para pagar esa autovía. Y, tristemente, ese dinero, normalmente, viene de los impuestos que pagamos. Y si lo hacemos pidiendo dinero prestado, hay que pagar anualmente unos intereses que, casualmente, vienen también de los impuestos que pagamos. (Esto de las cuentas es un rollo, porque siempre tiene que coincidir lo que sale con lo que entra. ¡Qué asco!)

La semana que viene diré lo que tendría que decir D. Mariano en la segunda intervención. Ya sé que el tema es urgente, pero prefiero ir a mi aire que ir a los distintos aires de los distintos entes que se llaman a sí mismos “agentessociales” como se podían haber llamado “gente que habla”.


D. Mariano: ¿por qué no empieza? Es muy fácil. Se trata de que la gente vaya entendiendo dónde estamos y dónde vamos. Porque creo que está usted en el buen camino. Pero me parece que lo explica mal. O que lo explican varios. Y cada uno le pone entusiasmo. Pero el entusiasmo no basta. Y me da miedo que una cosa que creo que está empezando bien, se estropee, porque los españoles no acabemos de entender lo que quieren hacer ustedes. Y ya sabe que si los alumnos no entienden, la culpa es del profesor.

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Desde San Quirico,@Leopoldo Abadía  
30/03/2012  06:00h

¿Tan difícil es explicar lo que pasa?

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