La tercera y poderosa idea del brillante ZP consiste en "diálogo social" (al parecer, el talante murió con la primera legislatura, pero siempre nos quedará el diálogo). ¿Quién puede dudar de la eficacia del diálogo social? Ahora bien, la crisis no sólo es importante, sino también urgente, y, por el momento, empresarios y trabajadores no han entrado a discutir las soluciones: han cordado que el 31 de julio -fecha límite, que conste- ya sabremos las materias sobre las que están dispuestas hablar los unos y los otros. En un par de años, está claro que el diálogo comenzará a cosechar lo sembrado. Para entonces, hasta es posible que se haya acabado la crisis, pero no por ello debemos desanimarnos. De esta forma estaremos más preparados para cuando llegue la siguiente crisis, pues es sabido que esto del capitalismo es una sucesión de ciclos.
No importa que el Banco de España diga que el sistema de pensiones no se sostiene, porque es lo que dice siempre. No, no lo hace siempre, y nunca había sido tan alarmista como ahora -lo que, de paso, ha ocasionado un conflicto interno en el propio Banco de España- pero, en cualquier caso, las palabras de Zetapé recuerdan el viejo chiste del hombre que cae al vacío desde un piso 25. Cuando va por el 15 alguien le pregunta cómo está, a lo que el aludido responde: "Por ahora, bien".
Llegamos al momento del clímax: en un rapto de brillantez, ZP asegura que el culpable de la crisis -¿no habíamos quedado en que no había crisis?- son las políticas neocon, y que la respuesta está en las políticas socialdemócratas y progresistas, sobre todo, progresistas. Este formidable análisis económico topa con dos problemas: las neocon no se han caracterizado por la economía, precisamente, y si bien sabemos en qué consiste una política económica socialdemócrata, nadie ha logrado concretar qué puñetas es una economía progresista, salvo que nos atengamos a aquella definición de progresismo, que consiste en gritar "aborto libre y gratuito" y, a partir de ahí, dedicarse a hacer dinero. Pero entonces, y que los hados me perdonen por osar corregir al líder, ya no estaríamos hablando de una política social-progresista, sino progre-liberal. Y no es lo mismo, claro está. En cualquier caso, insisto, el análisis zapatista sobre los males del mundo trasluce una impresionante capacidad de síntesis que dejaría boquiabierto a una ristra de premios nobeles puestos en fila. Y esto, diga lo que diga la reacción, que es muy reaccionaria.
Por lo demás, "la inmigración tiene que ir ligada la trabajo". Pensamiento tan solidario es el que ha provocado que, ahora que empieza a faltar trabajo, los inmigrantes no quieran volver a su país de origen ni "jartos de vino". No me extraña, yo en su lugar preferiría vivir en el paro en España que con trabajo en Senegal. En cualquier caso, hemos descubierto que una política progresista consiste en acoger al inmigrante siempre que nos ofrezca un servicio. Si no, puerta.
"La jornada de 65 horas es inaceptable", brama ZP, siempre fiel a sus ideales. La verdad es que la jornada de 65 horas no es de 65 horas, y la verdad es que lo que importa no es la duración de la jornadas, salvo casos de esclavismo, si no la retribución recibida por la jornada de trabajo y las condiciones en las que se desarrolla. Para presidir el penúltimo país con los salarios más bajos de los 15, y el país con más accidentes laborales de los 15, no está mal. Pero las 65 horas, ¡nunca jamás!
"Irlanda no va a parar a Europa", no señor. La quisicosa, absolutamente banal, de que no haya sido Irlanda, sino los irlandeses, quienes hayan decidido el no a Europa en referéndum no indica mucho. Porque como recuerda Humpty Dumpty en su conversación con Alicia:
"Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz bastante despectivo- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
- La cuestión es saber -insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda..., eso es todo."
¡Menos mal que contamos con ZP para afrontar la crisis económica!
Eulogio López