Si yo fuera Cameron, también me habría negado
El Reino Unido tiene una gran ventaja: puede elegir. Y el primer ministro David Cameron ha elegido lo que considera que es mejor para su país en la “aguada” refundación del euro este fin de semana en Bruselas. Algo más del 60% de los británicos lo apoya, lo que no es mala cosa para alguien que tiene “trabajo” gracias a sus conciudadanos.
David Cameron se presentó en Bruselas con la mitad de los acuerdos plasmados en leyes: desde que llegó al poder, ha recortado el déficit público, el gasto estructural y ha garantizado cumplir el techo de endeudamiento del 3%, tal y como si formara parte de la eurozona… pero con libras. Tras años dekeynesianismo, pensando que la solución a una crisis de deuda, era más deuda, parece que algo de sentido común vuelve a la gestión de la crisis.
Sin embargo, Cameron no ha estado de acuerdo con dos cuestiones fundamentales que los países de la Eurozona, y los aspirantes a la eurozona, tendrán que diseñar antes de marzo.
La gran diferencia entre Cameron y Rajoy es que uno es primer ministro de una potencia mundial, y el segundo, Rajoy, es presidente de un país que tiene que escoger entre seguir siendo Europa o pasar directamente al norte de África
En primer lugar, la denominada ‘tasa Tobin’, ese invento progre adoptado por algunos conservadores que pretende un impuesto a las transacciones financieras. Es decir, que lo paguen los bancos, que en realidad somos los consumidores de los países que lo adopten.
El Reino Unido se niega porque el 10% del PIB son eso: transacciones financieras. Con lo que, si se lleva a cabo en la Europa Continental -que es la apuesta deSarkozy-, pasarán dos cosas: la primera tiene que ver con la competitividad, esto es, los bancos continentalesserán menos competitivos que aquellos que tengan sede en la City; y la segunda para los usuarios, que verán cómo sus bancos son más caros. Si mi país -España- tuviera el 10% de su PIB en base al sector financiero, yo también me hubiera negado.
La segunda negativa del Reino Unido tiene que ver con la “armonización fiscal”. ¿Qué se entiende por armonización fiscal? ¿Se trata de que España tenga el mismo impuesto de sociedades que Alemania? Si es eso, España está perdida.Países desiguales no tienen que tener iguales normativas impositivas porque se crean aún mayores desigualdades.
El Reino Unido ya ha dicho “no”, y será labor de Rajoy en España, junto con Irlanda y Polonia, los que tengan que negociar para que tampoco sea aplicable a nuestros países. Necesitamos la inversión extranjera como el beber. Si sale igual de caro o de barato invertir en España que en Alemania, ¿dónde está nuestro atractivo? Pues eso, no estará.
La gran diferencia entre Cameron y Rajoy es que uno es primer ministro de una potencia mundial, y el segundo, Rajoy, es presidente de un país que tiene que escoger entre seguir siendo Europa o pasar directamente al norte de África. La opinión de muchos empresarios en este aspecto está dividida, pero el sentido común dice que es mejor aspirar a ser “cuerpo de león” que “cabeza de ratón”, sobre todo si ser “cabeza de ratón” supone una devaluación interna de un 50% más o menos, y deudas tamaño catedralicio en euros. Cameron podía elegir, y eligió. Ahora Rajoy tiene que negociar y demostrar que, siendo Europa, no queremos ser comparsa.