Dos 'presis' para dos magnates
@Carlos Hernanz - 11/08/2007
Los ricos y poderosos no dejan de ser noticia ni en el mes de agosto. Así ha ocurrido con Carlos Slim, un moderno virrey acunado en México con poderes por toda América del Sur, que acaba de ser reconocido, para mayor satisfacción de sus siete herederos, como el hombre más rico del mundo.
El mexicano controla un vasto imperio de intereses repartidos estratégicamente en las finanzas, telecomunicaciones, tabaco, automoción, bebidas, transporte… un tejido empresarial y societario que cotiza a razón de 56.000 millones de dólares. Es decir, el equivalente al 7% del PIB de su país.
tycoon australiano, el desembarco de su emporio News Corporation en el capital de Dow Jones, la editora de medios como el prestigioso The Wall Street Journal, ha colocado a Murdoch una vez más en el escaparate de la actualidad, aunque el tratamiento no haya sido muy complaciente. Su llegada, tras desembolsar 5.000 millones de dólares, ha dejado tocada la futura credibilidad editorial del rotativo financiero, cuya trayectoria como diario de referencia puede quedar sometida a los intereses empresariales de su nuevo propietario.
Slim comenzó a amasar su ingente fortuna allá por la década de los 80. En esa época, al otro lado del Atlántico, en España, González se alzaba con el poder tras una victoria arrolladora del Partido Socialista en los comicios del 82. Una década después, el empresario mexicano de origen libanés estaba en disposición de hacerse con el control de algunos de los antiguos monopolios estatales, como el de la telefonía (Telmex). Un proceso del que fue testigo directo el presidente del gobierno español durante sus 13 años en el cargo y del que surgió una estrecha amistad, consolidada luego a lo largo del tiempo.
Aznar y los mundos de Agag
Los escarceos entre Murdoch y Aznar son mucho más recientes en el tiempo, al menos formalmente. Aunque el ex mandatario español abandonó los trastos de la política hace solo tres años, sus dos legislaturas en el poder le permitieron conocer y entablar amistad con buena parte de los pilares del sistema. Algunos de ellos incluso gracias a las buenas artes de su yerno, Alejandro Agag, a cuya boda con su hija Ana asistió, entre otros ilustres internacionales, el propio magnate australiano. Aquella ostentación de amistad quedó sustanciada, años después, en una relación laboral en toda regla.
En el caso de la pareja Slim-González, el propio Rockefeller mexicano ha asegurado en más de una ocasión que su vinculación con el político sevillano se reduce a una cuestión de amistad, pero en ningún caso profesional. El dirigente socialista ha podido actuar como asesor político y como anfitrión del hombre más rico del mundo en sus viajes a España, pero siempre bajo un velo de cierto hermetismo, sin que haya constancia alguna de la monetarización de esa relación. Toda retribución conocida ha quedado reducida a su condición de conferenciante internacional, fundamentalmente por América del Sur.
Tan parecidos y tan distintos
Por el contrario, Aznar está públicamente a sueldo de Murdoch (148.000 euros al año). El político vallisoletano renunció a su puesto y sueldo en el Consejo de Estado para poder ejercer como consejero de News Corporation. Para sus detractores, se trata de un gesto de ostentación impropio de un ex presidente del Gobierno, que el mismo Aznar ha alimentado posteriormente con otros mandatos como asesor del hedge fund Centaurus o del fondo inmobiliario yanqui JER. Sin embargo, el dirigente popular, terminada su política, ha optado por hacer dinero, y mucho, en el mundo de la empresa privada.
A pesar de las coincidencias, las opciones de Aznar y González a la hora de alinearse con sendos magnates son en el fondo diametralmente opuestas. Mientras el popular ha renunciado a la chaqueta de la política, aunque ahora ponga en valor los contactos fraguados durante sus años de presidente, el socialista no ha querido desprenderse nunca de la aureola de referente ideológico, como demuestra su reciente nombramiento como embajador extraordinario para el bicentenario de la independencia de las repúblicas hispanoamericanas. Al final, parecidos y a la vez distintos para hacer dinero fuera de la política.