Fernando Jáuregui - Los famosos cien días
MADRID, 18 (OTR/PRESS)
Aguardar a que un gobierno cumpla sus primeros cien días de mandato antes de proceder a una crítica sistemática de lo que ha hecho o ha dejado de hacer no deja de ser un convencionalismo, una de esas formas de la vieja política que se empeña, sin fundamento, en aparentar caballerosidad. En mi opinión, esas argucias carecen ya de sentido y, de hecho, la labor de este "nuevo" gobierno surgido de las urnas el pasado 9 de marzo lleva ya mucho tiempo siendo evaluada, criticada y hasta, en algún punto, elogiada. Máxime cuando, en realidad, este gobierno es continuación del anterior, un simple maquillaje con respecto a lo que antes había.
Pero el gobierno ha sabido aprovechar sabiamente el aniversario para, en tiempos de crisis, sacar pecho y provocar el entusiasmo de la militancia. Para ello, Zapatero ha convocado un acto para el próximo martes, destinado a infundir e infundirse confianza con esto de sus "primeros" cien días de mandato renovado. Tengo en mis manos el dossier elaborado por los servicios monclovitas con motivo de estos cien días, que es más cuantitativo -detallando cada acción, cada decisión, del Ejecutivo_que cualitativo. Porque, naturalmente, el contenido de las decisiones gubernamentales en estos últimos tres meses y pico es discutido y discutible, aunque el volumen de lo actuado haya sido bastante grande.
No me encuentro, desde luego, entre los del "piove, porco governo". Ya sé que Zapatero, Solbes y demás no tienen la culpa de la crisis económica que se nos ha echado encima de las cabezas y se nos ha colado de rondón en los bolsillos. Otros dirigentes europeos han experimentado la sacudida de pérdida de popularidad que supone que los ciudadanos se sientan más pobres que hace seis meses, pero posiblemente más ricos que dentro de otro medio año. Pero hay que reconocer que ZP, con todo su optimismo a cuestas, Solbes, con su prudencia patricia, y Miguel Sebastián, con sus ocurrencias, no han sabido granjearse la confianza de los españoles en que sabrán sacarnos de esta. Más bien ha sucedido al contrario: que da la impresión de que ciertas de esas ocurrencias, la calma senatorial y el "a pesar de todo, todo va bien", han hecho sacudir peligrosamente el barco.
Es, a mi juicio, lo peor de estos cien días, tan zarandeados por la inflación, el derrumbamiento del castillo de ladrillos y el comienzo de las mordeduras del paro y de la "mortandad" de muchas pequeñas empresas: que nos han quitado la ilusión. Y no va a ser en mítines con la militancia, ni en conversaciones de sofá con algunos periodistas próximos, como Zapatero va a devolvernos aquella vieja, pasada, algo ajada, sintonía con su sonrisa electrizante.
Fernando Jáuregui.