Zapatero gana todos los debates: quien paga, manda
@Jesús Cacho - 18/05/2009
“Lo que tiene Hitler es que miente con tanto descaro que incluso es falso lo contrario de lo que dice…” La frase pertenece a Joachim Fest, el que fuera redactor jefe de la radiotelevisión alemana NDR y editor del Frankfurter Allgemeine Zeitung hasta 1993, autor de un hermoso libro de memorias (Yo No. El rechazo del nazismo como actitud moral. Editorial Taurus) en el que recoge la negativa radical de una familia católica alemana –la suya- a someterse al régimen nazi desde la profunda convicción moral de su padre, un hombre que pagó un alto precio por su conducta ejemplar.
Salvadas todas las distancias, cuasi infinitas tanto en lo moral como en lo temporal, algo parecido podría decirse de José Luis Rodríguez Zapatero. El hombre improvisa con tanta audacia y liberalidad que es muy probable que también sea falso lo contrario de lo que dice. A diferencia de la mayoría de líderes populistas –con innata vocación a la demagogia casi todos- que en el mundo han sido, nuestro presidente Rodríguez parece creerse todo lo que dice, verdadero o falso, y creérselo con un entusiasmo que no da pie a la menor sombra de duda.
Ayer, metido en faena electoral, habló en Albacete de “un nuevo modelo de crecimiento” que, al parecer, quiere firmar con sindicatos y empresarios, lo cual es una de esas gansadas que ninguna persona seria y de un cierto nivel intelectual osaría decir en público sin explicar detalladamente a continuación qué entiende por “nuevo modelo de crecimiento”, en qué consiste el invento y de qué medios se va a valer para lograrlo. Da lo mismo. Y lo más probable es que la prensa de papel venga hoy abriendo en primera con la gansada de marras, la ocurrencia de cada día elevada a la condición de verdad lógica y casi irrefutable por mor del sometimiento de los grandes medios de comunicación españoles al Gobierno Zapatero.
Es el meollo de muchas de las cosas en apariencia inexplicables que hoy suceden en el ruedo ibérico. Con unos grupos mediáticos que en su mayoría están quebrados y al albur de la buena voluntad del Ejecutivo para seguir viviendo, no hay libertad de prensa que valga ni opción posible para la crítica política. Quien paga, manda. Aquí no hay Joachim Fests dispuestos a resistir las presiones del poder y salir a la calle a cuerpo libre para contar lo que pasa. Hace mucho frío fuera del abrigo de Moncloa y de los bancos que seguirán renovando los créditos vencidos a petición de Moncloa.
Lo anterior explica lo ocurrido en el reciente debate sobre el estado de la Nación. Admitiendo que la tópica pregunta sobre quién ganó o perdió tiene una utilidad más bien escasa, resulta que Zapatero ha ganado a Rajoy por goleada si a lo publicado hemos de atenernos. Pero los medios en internet no dijeron eso la tarde-noche del debate y el día siguiente, sino todo lo contrario. Con más de 12.000 respuestas, la encuesta de este diario arrojaba un 79%-21% a favor del líder de la oposición. Con mayor participación aún, los votos a favor de Rajoy doblaban los de ZP en elmundo.es. El diario de Unidad Editorial, sin embargo, levantó la consulta a primera hora de la mañana, y un día después se sacó de la manga una encuesta telefónica donde ambos aspirantes milagrosamente empataban. Ayer mismo, su director pedía al Gobierno ayudas públicas para la prensa.
Por el camino argentino o, peor aún, el cubano.
Que la izquierda no estaba contenta con el resultado del debate lo demostró también la encuesta de elpaís.com, donde ZP vencía (52%) a Rajoy por un elocuente estrecho margen (37%), con un 11% de abstención. Lo anterior podría resumirse en un comentario banal si no fuera por la terrible radiografía que ofrece de los medios de comunicación españoles: en tanto en cuanto subsista su sometimiento y entrega al Gobierno, Zapatero ganará todos los debates habidos y por haber, como hace escasas fechas se encargó de corroborar con su habitual desvergüenza el CIS, institución dependiente del Gobierno. Este es el preocupante panorama que se abre ante los españoles con capacidad de pensar por sí mismos, no adscritos a bandería alguna: la libertad de prensa corre el riesgo de quedar reducida en España a una simple formulación vacía de contenido.
Después de haber concedido a sus amigos una nueva cadena de televisión en abierto (La Sexta) y de haber permitido a los tradicionales aliados del PSOE (Prisa) convertir una televisión de pago en un canal en abierto (La Cuatro) porque “había que aumentar el pluralismo”, ahora resulta que el Gobierno urge a las cadenas a fusionarse a toda velocidad porque están al borde de la quiebra, se supone que también para “aumentar el pluralismo”. Y para que puedan hacerlo con ciertas garantías de éxito, se les mete en el bolsillo el dinero de la publicidad que va a dejar de recaudar TVE. Antes de fin de mes habrá anuncio oficial de acuerdo Sexta-Cuatro, boda de final incierto a menos que Telefónica tire de chequera y compre Digital Plus a los de Prisa. En ello anda ocupada estos días La Moncloa.
Y más de lo mismo para la prensa de papel. Sobre la mesa de la vicepresidenta De La Vega se halla en estudio una batería de ayudas que abarcan desde la rebaja del IVA hasta la subvención directa siguiendo el modelo francés, pasando por subscripciones gratuitas a colegios y universidades. Caminamos aceleradamente hacia el modelo argentino o, tal vez peor, al cubano. Ocurrió a primeros de año. Una importante empresa española insertó una página de publicidad en una revista semanal argentina muy crítica con el Gobierno de losKirchner. El mismo día de su llegada al quiosco, el poderoso Julio de Vido, ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, llamó al presidente de la firma española hecho una fiera. Aquello era una ofensa intolerable al Gobierno argentino, que tendría consecuencias. Un alto ejecutivo español voló de inmediato a Buenos Aires para pedir perdón. Y levantar la publicidad, claro está. En ese camino estamos.