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LA MENTIRA DE LOS POLITICOS

La palabra MENTIRA según la enciclopedia Wikipedia es lo siguiente:

"Una mentira es una declaración realizada por alguien que cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, ocultando siempre la realidad en forma parcial o total".
En política desde lo mas alto de nuestras instituciones hasta lo mas bajos… Desde la Casa Real, Gobiernos, Senado, CC.AA, Diputaciones,… Desde los Alcaldes, Concejales,… Desde los Secretarios Generales hasta los militantes con responsabilidad de los partidos políticos,… Todos esconden, deforman, contornan, difaman sistemáticamente la verdad 

¡Todos mienten con poco o muchos conocimientos de sus palabras; Son ciegos ofuscados por el poder, por su status, por el halagó del entorno son consentidos de ser importantes y amantes de los aplausos. La mentira es parte de la vida cotidiana de los políticos, la mentira pertenece a su sombra, para ellos la mentira es indispensable a su supervivencia.


Según observadores políticos un político vago tendrá éxito, un político fastidioso también, pero un político que no sabe mentir esta condenado al fracaso! 

Las pequeñas “menteligias “dan acceso a las grandes mentiras para después llegar y culminar a las mentiras electorales. 


Los nuevos o novatos políticos empiezan los discursos tradicionales con las siguientes frases; 

- No tengo más ambición que de servir a mis ciudadanos? 

– No soy un político tradicional ¿

- Soy un político diferente ¿-etc... etc... 

En el ranking de las mentiras políticas esta la del político que predica la “unidad del partido “ hay una regla que no esta escrita en la cual el partido debe parecer unido en cualquier circunstancia! Por eso ese “parecer “necesita un numero incalculable de mentiras; lo que cuenta es la apariencia de lealtad y de franqueza.


En política la mentira y el engaño son los lideres de la doctrina del partido, los que por fidelidad a los principios mas sagrados dicen lo que piensan, son tratados como parias por su propio partido, dicho de otro modo los que actúan con franqueza cometen un acto innoble, y los que se callan o esconde sus intenciones son gratificados en ser personas respetables y leales. 

La mentira ha engangrenado la clase política en su recoveco y creo que es importante buscar los orígenes de este mal: La respuesta es sencilla: 

si los políticos recurren a la mentira es que están convencidos de su rentabilidad.


Los políticos que son los más hábiles con la falacia o falsedad son los que más tiempos duran y con más éxito.


Alguien me dirá “ es que no hay político honesto? 

“ Aquí no se trata de honestidad, hay políticos con buenas intenciones, adicto y muy entregado a su labor y partido. 


Hay un escritor Frances (Pierre Lenain) que dice:

 “ Político honesto puede ser que los hayas pero políticos que no mientan: imposible! “ 

Es una verdad muy dura y que radica en la rentabilidad de la mentira; ¿y porque es rentable ?:

 Porque el pueblo lo recompensa con los votos.

 El mejor político mentiroso es el que gana, 

¿Por ignorancia de los ciudadanos al engaño del político? O por que no tiene otro modo de castigo.

Los ciudadanos saben perfectamente que el político miente; pero no saben contemplar la mentira en toda su amplitud y consecuencia. 

Aparece un político nuevo, una nueva figura, con don de palabras, con propuestas diferentes y convincentes y el ciudadano cae otra vez en la trampa…

Esa esperanza, ese voto se explica por el desconocimiento real de la mentira en política, ya que cualquier persona coherente que siga de “cerca “este político o partido perderá rápidamente las ilusiones 


Los políticos quieren y viven por el voto, dependen solamente de nosotros de hacérselo pagar y cuando mas caro mejor.






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Que no nos "mareen".
Vamos "al grano".
LO PRIMERO ES LO PRIMERO.
-
"El que CALLA, OTORGA".
CALLAR ANTE MAS DEL 10% DE PARO, ES OTORGAR LA RAZON AL GOBIERNO.
(VredondoF)

varios

NOTA DE VRedondoF :Por su interes publico una aportacion de "vamosdecraneosinodeculo" al foro de El Confidencial a proposito del articulo de Carlos Sanchez ¿Politicos a la carcel ?(nº 46 3/07/2011)
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De la tranparencia de la acción pública

Para resolver la ocultación de la información pública no hace falta inventar la rueda, que ya está inventada, sino copiar a los inventores.

Y da la casualidad de que en Europa ya hay legislación sobre esto.

Y da la casualidad de que el PSOE ganó las elecciones en 2004 con un programa electoral que incluía adoptar esas prácticas europeas:

"La Comisión Europea y diversos países de la Unión han adoptado normas destinadas a regular el acceso de los ciudadanos a los informes y archivos de las Administraciones como contribución decisiva a [los principios] de libertad, de democracia, de respeto de los derechos y libertades fundamentales y del Estado de Derecho"

"Los socialistas creemos que una democracia sólo puede fundamentarse en la transparencia en la acción pública, y por tanto en el libre acceso a la información por parte de los ciudadanos"

"Impulsaremos una Ley sobre el derecho al libre acceso a la Información que garantice que todos los poderes, autoridades públicas y entidades sostenidas con fondos públicos faciliten el libre acceso a toda información o documento oficial, con [excepción de] protección de datos o secretos oficiales"

"Facilitaremos el acceso a través de la red a la información y a los servicios públicos"

"Garantizaremos el acceso on-line de los ciudadanos a la evaluación del ingreso y gasto público a través de internet"


[Ver la página 41 y ss. del programa electoral de 2004]

Todavía tiene tiempo de meternos en Europa.

Pero yo tengo la impresión de que muchos líderes y dirigentes españoles creen que les va mejor si España no está en Europa.

¿Es hora de que dimita Pedro Solbes?

¿Es hora de que dimita Pedro Solbes?

@Carlos Sánchez - 30/07/2008


Conocí a Pedro Solbes al poco tiempo de su nombramiento como secretario de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas, allá por el año 1986. Sustituyó en el cargo a Manuel Marín, hombre por entonces de partido, quien tras firmarse la Adhesión marchó como comisario a Bruselas para hacer las ‘américas`, y que cuando regresó 18 años más tarde vio que el mundo se le había hecho, como al poeta, ancho y ajeno. Tan ancho y tan ajeno que ahora no quiere saber nada de política, después de haber recorrido medio mundo defendiendo los intereses de la UE. Su sucesor, por el contrario, ha hecho justamente el camino inverso.

Cuando Solbes sustituyó a Marín se presentaba ante la opinión pública como técnico sin afiliación alguna, incluso muchos lo situaban por entonces en la zona de influencia de UCD. Gracias a ello, podía hablar con mayor libertad de los problemas de fondo de la economía española. Y eso puede explicar que periódicamente reuniera en el palacio de la Trinidad, donde tenía el despacho, a un pequeño grupo de periodistas con quien departía sobre lo divino y lo humano. Sin ataduras y sin ropajes ideológicos que hubieran coartado su libertad. Aquellas largas conversaciones que se extendían hasta media tarde daban para mucho. Incluso para hablar sobre los antiguos inquilinos del Palacio de la Trinidad, un caserón con ínfulas palaciegas situado a un costado de la calle Francisco Silvela, y que durante algún tiempo estuvo asignado a la Secretaría General del Movimiento en los tipos de José Solís Ruiz. Solbes reclinado sobre un robusto butacón contaba chascarrillos sobre las andanzas privadas de los antiguos inquilinos del palacete rompiendo su proverbial hermetismo, pero se sentía tan libre que para los periodistas era una gozada escucharlo. Nunca más he vuelto oír de sus labios confidencia alguna.

Contaba por entonces los problemas de la economía española con naturalidad y mucho afán pedagógico, sin pensar que su posición podía acarrear disgustos al Gobierno de Felipe González. De ahí le viene esa imagen de ‘maestro ciruelo’, capaz de contar con sencillez las cuestiones económicas más complejas. El tiempo le ha dado la razón. Muchos de sus análisis han sido certeros.

El ‘sacrificio’

Aunque era un técnico, sin embargo, le gustaba la política, y de hecho renunció a un alto puesto en las Cámaras de Comercio (desde luego mejor remunerado) por continuar en la Administración. Su ‘número dos', el economista Fernando Gómez Avilés, aceptó el cargo. Su ‘sacrificio’ fue recompensado años más tarde. Tras la imprevista salida de Alfonso Guerra del gabinete, año 1991, Solbes fue ascendido como ministro de Agricultura, puesto en el que se estrenó con una declaración explosiva. Venía a decir que en el campo español sobraban cientos de miles de puestos de trabajo, lo que enfureció a los sindicatos agrarios. Pero Solbes, sin embargo, llevaba la razón, y desde entonces es una realidad que el agro pierde empleo cada trimestre.

Esa franqueza en sus exposiciones y su interés por buscar espacios de rigor en la política económica (principalmente en la presupuestaria) le llevó en 1993 a sustituir a Carlos Solchaga. Tenía a su favor su independencia de criterio, ya que no representaba a ninguna de las facciones en liza. Ni era ‘renovador’ ni era ‘guerrista’. Era simplemente Pedro, un compañero de viaje sin carné que tenía la ventaja de conocer al dedillo la Administración. No en vano, desde hace un cuarto de siglo no se baja del coche oficial. A Solbes se le pidió (tras la dolorosa recesión del bienio 1992-93) no tanto que hiciera las cosas bien, sino que no las hiciera mal. Es decir, que no reprodujera los errores de política económica de Solchaga. Y en eso Solbes es un maestro.

Se le puede criticar por lo que no hace o por su desidia para tomar medidas, pero es difícil cuestionar lo que promueve o firma, claro esta siempre que lo publicado en el BOE salga de su pluma, lo que desde luego no siempre ocurre. Esa misma posición indolente para dar batallas políticas es lo que le ha convertido en un político siempre a la defensiva, incapaz de pasar al ataque, lo cual no es, desde luego, la mejor carta de presentación para enfrentarse a una coyuntura económica tan compleja como la actual.

Un equipo económico gris

Es evidente que Solbes no es el culpable de la triple crisis que se ha instalado sobre la economía española (la falta de liquidez, el encarecimiento del crudo y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria), pero a estas alturas de la historia parece fuera de toda duda de que su recámara de ideas está agotada. Básicamente por varias razones. En primer lugar por que se ha rodeado de un equipo económico gris incapaz de entender lo que está pasando, y que observa la realidad como si estuviéramos ante un simple temporal que amainará tarde o temprano sin mover una ceja.

Solbes, igualmente, ha renunciado de nuevo a coordinar la política económica del Gobierno, lo cual es especialmente preocupante. Ha dejado que el ministro Miguel Sebastián aparezca ante los ojos de la opinión pública como su sucesor natural, lo que le resta credibilidad y peso político dentro del Ejecutivo. Permitiendo, al mismo tiempo, que grandes áreas de política económica, como la energía, la vivienda o la innovación tecnológica, campen a sus anchas, como si no tuvieran nada que ver con el nuevo modelo productivo que tanto necesita este país.

Solbes, igualmente, ha sido incapaz de poner orden en el guirigay autonómico, asumiendo que un asunto tan trascendente como es la financiación se discuta en medio de una formidable crisis económica. ¿Alguien cree que no hubiera sido más racional discutir el nuevo modelo dentro de un par de años?, cuando el panorama económico estuviera más despejado. Él lo sabe, y no lo ha hecho por falta de peso político, lo cual es especialmente relevante tratándose de un vicepresidente segundo. No estaría de más que recuperara algo del coraje que mantuvieron dentro de su partido Miguel Boyer o Carlos Solchaga para sacar adelante sus tesis.

Solbes, de la misma manera, y esto es lo más preocupante, ha permitido que el PSOE haga un flaco favor a la izquierda dando alas a esa nueva ideología que consiste en identificar la socialdemocracia con el acto de pagar el seguro de desempleo. No con su capacidad para crear puestos de trabajo.

Sentarse sobre el alféizar de la ventana para ir contando uno a uno a los parados (aunque cobren el subsidio) no parece ser muy de izquierdas. Todo lo contrario. Alguien debe recordar a Solbes -y no digamos al presidente Zapatero- que gracias al impulso reformador de la socialdemocracia, por poner el caso más reciente, Alemania ha sido capaz de sacudirse la crisis. Ningún canciller ha ido tan lejos en las reformas como Gerhard Schröder, lo cual le costó el puesto, pero al menos ha dejado a su país en una mejor posición para hacer frente a los nuevos retos de la economía. Y que decir de los países nórdicos, donde tras la crisis del modelo a primeros de los años 90, la clase política se puso a trabajar para crear una nuevas bases productivas. La socialdemocracia sueca no se cruzó de brazos ni se dedicó a contar parados, sino que propuso reformas, aunque algunas tuvieran un cierto coste social. En Portugal e Italia, la socialdemocracia hizo justamente lo contrario, y así van las cosas. ¿Será España la próxima? Solbes tiene la palabra.

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Andrés Aberasturi - Imposible creerles

Andrés Aberasturi - Imposible creerles


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Hay días en los que uno no amanece para metáforas; si eso nos pasa a usted a o mí, la cosa carece de importancia, pero si le ocurre al presidente del Gobierno, todo el país reverbera y se convierte en una enorme caja de resonancia. ¿Cuántas veces se habrá arrepentido ZP en estas últimas horas de la historia del capitán del barco? Pues una o ninguna, porque yo empiezo a tener serias dudas de que él mismo y su entorno mas próximo vean otra cosa distinta de la que quieren ver.

Resulta fascinante el camino del Gobierno en los cien días que lleva re-instalado en el poder en el tema de la crisis. Coger las hemerotecas y repasar las declaraciones, debería ser un ejercicio obligatorio en las facultades de Periodismo, Derecho, Economía y hasta Filosofía y Filología para aprender hasta qué punto se puede negar la realidad, cómo se maneja -perversamente- el mismísimo lenguaje y de qué manera se van plegando velas en un barco sometido a tempestades pero guiado por un capitán que, como en el cuento, pregunta al espejo cada mañana "¿a que hoy hace muy buen tiempo?" y el espejo, o sea, ya se sabe quién, le dice que sí, que nada debe perturbar el rumbo del optimismo.

Pero van pasando los días y la realidad, que es terca como una mula y carece de carné de partido, empieza a inundar ni siquiera con prisa sino a un ritmo previsto por todos los que quería ver, los sótanos de las inmobiliarias, de las compañías aéreas, de las oficinas del paro etc. Y así llegamos hasta hoy, a trompicones, reconociendo que tal vez está cayendo un cala-bobos cuando lo que caía era un chubascazo; luego, cuando el chubasco se hizo tormenta, se reconocía un pequeño chubasco pero pasajero y al final, cuando la crisis llega ya al primer piso, nos tranquiliza la vicepresidenta: "hemos hecho frente a la situación con un plan de estímulo económico", "hemos seguido extendiendo derechos sociales, avanzando en la construcción de un país diverso", "en la idea de un país eficiente", "hemos trabajado intensamente, con confianza"... Y concluye con algo verdaderamente sorprendente: "Reconocemos la situación en toda su dimensión, la afrontamos con decisión, pero en vez de sucumbir al desánimo, queremos expresar confianza"

Si es que es imposible creerles por mucha buena voluntad que se ponga: ni han reconocido la situación en toda su dimensión nunca, ni la han afrontado con decisión, ni la confianza en abstracto -esa cosa- es capaz de sanear ninguna economía. Dicen que se avecinan medidas y se anuncian cuidados paliativos. Bien. Sabemos que no hay soluciones completas y lo aceptamos. Pero que no se les ocurra comprar a las inmobiliarias en suspensión de pagos el suelo que han acumulado o los aviones Spanair. Con mi dinero, no. Si al señor Martín de "Martinsa" (alarde de imaginación y ego) su particular pelotazo le ha estallado en la cara, pues ya sabe, a quedarse sin un euro, pagar las deudas y que se punte al paro si ha cotizado. Pero sacar las castañas del fuego a unos de los culpables de la hoguera, ni de broma.

Andrés Aberasturi.

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Fernando Jáuregui - Los famosos cien días

Fernando Jáuregui - Los famosos cien días


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Aguardar a que un gobierno cumpla sus primeros cien días de mandato antes de proceder a una crítica sistemática de lo que ha hecho o ha dejado de hacer no deja de ser un convencionalismo, una de esas formas de la vieja política que se empeña, sin fundamento, en aparentar caballerosidad. En mi opinión, esas argucias carecen ya de sentido y, de hecho, la labor de este "nuevo" gobierno surgido de las urnas el pasado 9 de marzo lleva ya mucho tiempo siendo evaluada, criticada y hasta, en algún punto, elogiada. Máxime cuando, en realidad, este gobierno es continuación del anterior, un simple maquillaje con respecto a lo que antes había.

Pero el gobierno ha sabido aprovechar sabiamente el aniversario para, en tiempos de crisis, sacar pecho y provocar el entusiasmo de la militancia. Para ello, Zapatero ha convocado un acto para el próximo martes, destinado a infundir e infundirse confianza con esto de sus "primeros" cien días de mandato renovado. Tengo en mis manos el dossier elaborado por los servicios monclovitas con motivo de estos cien días, que es más cuantitativo -detallando cada acción, cada decisión, del Ejecutivo_que cualitativo. Porque, naturalmente, el contenido de las decisiones gubernamentales en estos últimos tres meses y pico es discutido y discutible, aunque el volumen de lo actuado haya sido bastante grande.

No me encuentro, desde luego, entre los del "piove, porco governo". Ya sé que Zapatero, Solbes y demás no tienen la culpa de la crisis económica que se nos ha echado encima de las cabezas y se nos ha colado de rondón en los bolsillos. Otros dirigentes europeos han experimentado la sacudida de pérdida de popularidad que supone que los ciudadanos se sientan más pobres que hace seis meses, pero posiblemente más ricos que dentro de otro medio año. Pero hay que reconocer que ZP, con todo su optimismo a cuestas, Solbes, con su prudencia patricia, y Miguel Sebastián, con sus ocurrencias, no han sabido granjearse la confianza de los españoles en que sabrán sacarnos de esta. Más bien ha sucedido al contrario: que da la impresión de que ciertas de esas ocurrencias, la calma senatorial y el "a pesar de todo, todo va bien", han hecho sacudir peligrosamente el barco.

Es, a mi juicio, lo peor de estos cien días, tan zarandeados por la inflación, el derrumbamiento del castillo de ladrillos y el comienzo de las mordeduras del paro y de la "mortandad" de muchas pequeñas empresas: que nos han quitado la ilusión. Y no va a ser en mítines con la militancia, ni en conversaciones de sofá con algunos periodistas próximos, como Zapatero va a devolvernos aquella vieja, pasada, algo ajada, sintonía con su sonrisa electrizante.

Fernando Jáuregui.

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s2t2 -Las balanzas fiscales de las Comunidades Autónomas: una concesión al nacionalismo


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[UPD-AO] Las balanzas fiscales de las Comunidades Autónomas: una concesión al...




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Publicado por VRedondoF para UPD-AO el 7/17/2008 07:04:00 PM
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Martinsa como paradigma de una vergonzosa clase empresarial entregada a ZP

Martinsa como paradigma de una vergonzosa clase empresarial entregada a ZP

@Federico Quevedo - 17/07/2008


En toda esta turbia historia de la suspensión de pagos de Martinsa-Fadesa hay cosas que son como de chiste si no fuera porque afectan a cientos de personas que van a ver como se esfuman su trabajo y sus ingresos –y no sólo empleados de la compañía, sino muchas pymes dependientes de la misma que se han quedado sin negocio y sin cobrar-, pero que ponen de manifiesto que el nuestro sigue siendo, por desgracia, un país con una calidad democrática que deja mucho que desear. Supongo que en cualquier país serio si el máximo ejecutivo de una compañía importante afirma que el presidente del Gobierno le prometió un crédito de un instituto oficial por la cara para evitar una crisis de la empresa antes de unas elecciones, y que luego ese mismo crédito le fue negado porque el citado instituto no lo vio claro, lo mínimo que se espera es que algún ámbito judicial abriera una investigación. Pero aquí no pasa nada: esto es una república bananera en la que la clase empresarial le baila el agua al Gobierno e incluso el Monarca participa de esta preocupante relación de intimidad entre algunos empresarios y el poder.

No quiero decir con esto que los empresarios no deban tener una relación fluida con el Gobierno... Es lógico que sea así porque, entre otras cosas, el Gobierno toma muchas decisiones que afectan a su negocio y los empresarios buscan siempre las mejores condiciones para llevarlo a cabo, lo cual redunda en beneficio de la sociedad. Pero una cosa es pretender del Gobierno un marco de relaciones económicas-laborales-jurídicas propicio y otra bien distinta es obtener tratos de favor a cambio de prestar ciertos servicios. Es verdad, me dirán, que el ICO no le concedió el préstamo a Martinsa, pero supongo que cuando Rodríguez le prometió a Fernando Martín ayuda no contó con las pocas ganas del presidente de este organismo de cruzar esposado los juzgados de Plaza de Castilla... ¿Cómo iba a explicar el ICO la concesión de un préstamo sin garantías a una empresa en crisis? Eso tiene nombre y apellidos en términos judiciales. Lo que están haciendo Rodríguez y Sebastián es jugar al Monopoly con el dinero de todos, con los presupuestos públicos que salen de los bolsillos de los ciudadanos de este país.

Ciudadanos que no llegan a fin de mes, que cada vez tienen más difícil pagar sus hipotecas y que, en muchos casos, tienen negocios que amenazan el cierre sin que el ICO acuda a salvarlos. ¿Por qué unos pocos sí y los demás no? ¿Quizás porque haciendo caso de las recomendaciones de David Taguas, Fernando Martín creo el G-14 que propuso al propio Taguas como presidente de Seopán? Lo de este Gobierno con determinados empresarios sobrepasa el entendimiento y roza el contubernio. Pero, sobre todo, es una muestra del talante intervencionista y leninista de Rodríguez y su equipo, principalmente ese ministro que se presenta como paladín del liberalismo pero que exuda bolchevismo por todos los poros de su cuerpo y que se llama Miguel Sebastián. Sí, el mismo que ha propuesto solucionar la crisis del ladrillo nacionalizando el suelo que ahora está en manos privadas. Marx le pondría un monumento y Lenin le convertiría en ejemplo de la revolución.

Pero lo peor no es que estos tíos sean una pandilla de intervencionistas sin escrúpulos a los que el dinero público les importa tres carajos. Lo peor es que hay una clase empresarial que consiente. Los Martín, los Rivero, los Pérez... se han convertido en la nueva clase servil de Rodríguez, y han permitido –esto es sin duda lo más grave-, que el poder político concentre en sus manos un poder económico inigualable. ¿Cómo? Fácil. Siguiendo las indicaciones de Sebastián y su equipo, las constructoras amigas se han hecho con parte del pastel energético, un sector estratégico que depende, hoy por hoy, del Boletín Oficial del Estado. Y en la medida que las constructoras tienen buena parte de sus activos empeñados en ese sector, su dependencia del BOE es igual de manifiesta. Dos por el precio de uno, y el Gobierno frotándose las manos.

Fíjense hasta que punto la correspondencia de favores es tal, que la subida de tarifas eléctricas tiene mucho que ver con los requerimientos de financiación de alguna gran constructora en dificultades. El Gobierno lo disfraza de necesidad para hacer frente al déficit de tarifa, pero ya les digo yo que eso es una mamonada que se ha inventado el Ejecutivo para ocultar su última sinvergonzonería, que no es otra que evitar que las eléctricas asuman la parte que les corresponde del coste de la crisis –y aliviar la falta de liquidez de las constructoras, en su mayor parte accionistas de las primeras-, trasladando la totalidad de ese coste a los ciudadanos.

Una vergüenza, dicho sea con todas las letras. Una vergüenza de clase empresarial sin los arrestos necesarios para hacer frente a un Gobierno dirigista e intervencionista. Una vergüenza que en este país no haya un poder judicial independiente que tome cartas en el asunto ante delitos flagrantes de prevaricación y cohecho. Una vergüenza que este país lo gobierne un presidente irresponsable que obedece a una visión cortoplazista e interesada de la realidad que más le conviene. Una vergüenza de medios de comunicación que se achantan ante el poder y que participan del engaño elevando a los altares a personajes de la escasa catadura moral de Miguel Sebastián. Una vergüenza que treinta años después esta democracia siga siendo el cortijo de unos pocos ricos que le bailan el agua a la izquierda... Pero, en fin, sigan votando a esta pandilla de desvergonzados, que ya verán ustedes donde acaba todo esto...

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Andrés Aberasturi - La reunión

Andrés Aberasturi - La reunión

15.07.08 | 08:15. Archivado en Andrés Aberasturi

MADRID, 14 (OTR/PRESS) Una vez fijada la fecha para la entrevista entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, cabría preguntarse si además de día y hora, hay también talante.

Porque en los últimos días hemos asistido a un cambio de papeles que no es fácil de entender: Rajoy ha pasado de la regañina diaria a la oferta de pacto mientras ZP ya ha avisado que hablara por hablar, no; que hay asignaturas pendientes que conviene aprobar cuanto antes.

Es decir, está pasando lo mismo que siempre, pero al revés: hasta ahora Rajoy se quejaba de que en la entrevistas con ZP no se hablaba de nada en concreto y el PSOE culpaba al PP de negarse sistemáticamente a cualquier tipo de acuerdo.

Y seguramente ni lo uno ni lo otro. Pero lo bueno del pasado es que ya no cuenta y lo malo es que si se olvida no se aprende nada y se vuelve a tropezar en la misma piedra.

Quiero decir que lo que ocurría en la legislatura pasada, nada tiene que ver con la actual situación pero pese a todo, malo sería volver a las andadas, al desencuentro, a la cerrazón.

Quiere el presidente cerrar la eterna crisis del CGPJ -y por añadidura del Constitucional- y hablar de terrorismo.

Y estaría bien que así fuera y que el PP acordara la más que necesaria actualización de esos dos pilares de la democracia y llegara ZP a un acuerdo para que el terrorismo no vuelva a ser una cuestión de partidos.

No creo que a estas alturas ninguna de las dos cosas vaya a ser un problema: sobre la renovación del CGPJ ya se está en ello y una vez descartada la posibilidad de cualquier negociación ni con ETA ni con su entorno, poco se puede decir más sobre el tema terrorista que unas declaraciones previsibles.

Pero siendo estos temas importantes, lo que le preocupa a la gente, hoy por hoy, es la crisis económica. Algo deberían hacer Gobierno y oposición para, sin engañar una vez más a nadie, sin negar una realidad evidente ni utilizarla como arma arrojadiza, escenificar -en el mejor sentido- que entre todos no sólo es posible sino necesario salir de esta situación de la mejor manera posible.

A la vuelta del verano habrá temas más que de sobra para discrepar y montar el desencuentro dialéctico con leyes tan complicadas y sensibles como la de plazos para el aborto o la del "derecho a una muerte digna". Pero esa es otra clase de política en la que las ideologías sí tienen mucho que decir.

El acuerdo en cómo salir de la crisis, no se limita al facilón "disminuyendo el gasto público" que luego rebate Blanco con soflamas demagógicas.

Hay algo más que se puede hacer y que se puede acordar y, sobre todo, hay algunas cosas que haciéndolas de acuerdo, serían más fáciles de digerir por el bien de todos.

Pero hay que ponerse manos a la obra y el recorte, hay que hablar muy seriamente con las autonomías y advertir a la gente que no son buenos tiempos.

Hay que convencer a empresarios y sindicatos y anunciar, en su momento, las medidas que sean necesarias para salir de este estado.

Ignoro si todo esto estará en la mente de los políticos y sus partidos o la reunión no va ser más que una prueba de buena voluntad. Hay tanto sobre lo que trabajar, que sería decepcionante salir de la conversación sin otra cosa que vagas generalidades.

Andrés Aberasturi.

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Consenso en el mundo económico: ZP es un desastre

Confidencial
Consenso en el mundo económico: ZP es un desastre

La encuesta de El País -y no se hablaba de otra cosa el lunes- certifica que ha calado en la ciudadanía la idea de que Zapatero no es capaz de afrontar la crisis económica y la sensación de que se ganó el 9M a través de una mentira. Ni el control mediático de La Moncloa, el más fuerte de toda la democracia, logra enjuagar la imagen de impotencia del Gobierno ante la recesión. Hasta José Blanco se queja de que la política presidencial está aislando al PSOE en el Congreso. Por si fuera poco, el dúo ZP-De la Vega aísla a los “tecnócratas” en el Gobierno, especialmente a Sebastián

El primer día laboral de la semana ha constituido en el mundo económico madrileño la resaca del doble estudio de opinión publicado por el diario El País el domingo y el lunes. Ha sido la puntilla de un rumor latente, de una convicción cada vez más generalizada: la idea de que Zapatero es un gobernante para época de vacas gordas pero no para tiempos de crisis. Cuando se trata de elevar a matrimonio la cohabitación de persona del mismo sexo bien, pero para sacarnos del crisis no. Más del 60% de la misma ciudadanía que le dio la victoria electoral hace cuatro meses, no le cree capaz de superar la crisis. Con ello cunde, además, la sensación de que la victoria electoral se consiguió gracias a la mentira de que no había crisis, si acaso, desaceleración acelerada.

Y no se trata de una venganza de El País por el trato de favor de La Moncloa a Mediapro (concesión de medalla a Miguel Barroso incluido). De hecho si se lee la propia publicación hay que concluir que PRISA ha dulcificado en titulares los datos del sondeo, y ni tan siquiera ha perdido ocasión de debilitar al Partido Popular resaltando la enrome popularidad del alcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón, el personaje del Partido Popular más odiado por los votantes del PP.

Llueve sobre mojado, porque en el mundo empresarial es un secreto a voces. La impotencia de ZP ante la crisis, e incluso la sensación de huida que proporciona con sus viajes al extranjero. Así, y aunque en toda la historia de la democracia ha habido un presidente que haya alcanzado tal control mediático como Rodríguez Zapatero, la convicción sobre su incapacidad crece, también en el propio seno del PSOE, que hace apenas 10 días le entronizara. Así, José Blanco, su mano derecha en el Partido, empieza a pedir reacciones ante la soledad del PSOE en el Parlamento. La ecuación sigue siendo la misma: PSOE+CIU, la misma que pretende Mariano Rajoy (es decir, PP+CIU). Y ZP lo tiene aún más difícil que su contrincante, porque la única condición de CIU para pactar es que Artur Mas recupere la Presidencia de la Generalitat, y Montilla no está por la labor.

Pero es el mundo económico, siempre cobarde a la hora de hablar en voz alta, quien con más intensidad murmura. No sólo los empresarios, sino los sindicatos. Así es conocido José María Fidalgo, secretario general de Comisiones Obreras, que considera a ZP un incapaz, y le ha reprochado varias de sus medidas económicas como, por ejemplo, el no a la energía nuclear. El propio Cándido Méndez se las ve y se las desea para mantener su lógica línea de apoyo al partido en el que milita y, lo más curioso de todo, el único que aplaude al Ejecutivo es el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, pues necesita el apoyo del Ejecutivo para ese dolor de cabeza llamado Aerolíneas Argentinas (ARSA), un apoyo que, además, le puede costar su cargo al frente de la patronal.

Bancos, telecos, eléctricas, petroleras, empresarios y sindicaos, a lo que hay que sumar, ahora, la mayoría de los encuestados: nadie cree en la capacidad de ZP ante una crisis económica. Por si fuera poco, en el Gobierno ya se habla de ministros “sociales” frente a “tecnócratas”. Los sociales serían el propio ZP, la vicepresidenta primera, De la Vega y el lobby feminista, representado principalmente, por Carme Chacón, Bibiana Aído y compañía, mantienen a raya a los “tecnócratas”, es decir a Pedro Solbes, Miguel Sebastián o el propio Celestino Corbacho. Especialmente Sebastián, el más capidisminuido de todos.

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Zapatero y la “sociedad amoral” de David Cameron

Zapatero y la “sociedad amoral” de David Cameron

@Jesús Cacho - 14/07/2008



Sorprendente. “El 63% considera que el Gobierno no sabe hacer frente a la crisis”, decía ayer El País en su portada. Y digo sorprendente porque no encuentro adjetivo más piadoso para calificar el hecho de que el restante 37% de los ciudadanos consultados por Metroscopia para ese diario crean que el Gobierno lo está haciendo muy bien (20%) o digan que no hay crisis (11%). El resto, hasta un 7%, navega en el limbo del “no sabe, no contesta”. Más contundente es el dato de que el 89% de los españoles (nueve de cada diez) considera que la economía española está en crisis, en contra de lo que opina, lo opinaba hasta ayer mismo, el Gobierno de la nación con su presidente al frente. Ahí le duele.

Ya parece una evidencia que la calidad (intelectual y moral) de nuestra clase dirigente ha ido a peor de forma paulatina desde los inicios de la transición. Pasemos por alto el caso de Adolfo Suárez, un falangista capaz de encabezar un cambio tan trascendental como el operado en España en los setenta, y el meteórico episodio de Calvo Sotelo. La experiencia de un tipo de tanto talento natural para la política como Felipe González, acabó en la orgía de corrupción (ahí claudicaron las esperanzas de regeneración de una democracia que nació cargada de cautelas) por todos conocida. Vino después un tipo como José María Aznar, por quien nadie daba un duro a la hora de apostar por él como eventual Presidente, que, tras una legislatura en minoría que se demostró plena de aciertos, terminó por revelarse, tras la mayoría absoluta, como el Aznar que muchos decían que era: un tipo conservador lleno de soberbia y complejos, con alma de generalito franquista, que terminó por arruinar para muchos años las posibilidades de la derecha democrática para seguir modernizando España.

Ambos dos se dedican hoy a hacer dinero de forma bastante indecorosa, al servicio de personajes cuyas virtudes caminan por sendas opuestas a sus fortunas, Murdoch en un caso, Slim en otro, un tipo que, al decir de César Alierta, “no podría entrar en ningún país con reglas de juego claras”. Tras ellos, y en caída libre, llegó al poder un licenciado en Derecho que por todo currículo había dado unas clases en la Facultad de su pueblo, amén de tener el culo pelado de calentar silente sillón en el Congreso durante 17 años. El peor presidente que los españoles podían haber elegido para enfrentarse a la crisis económica galopante que padece el país, cuya intensidad y duración apenas empezamos a conocer. Zapatero es una excentricidad propia de una sociedad rica y opulenta que, aburrida de ganar dinero, decide de pronto apostar por las emociones fuertes. Un radical capaz de ponerse al frente del batallón de derribos del sistema (Estatuto catalán, negociación con ETA, revisionismo histórico), dispuesto a cambiar como un guante, a través de una compleja operación de ingeniería social, el sistema de valores del español medio.

Un personaje absolutamente ignorante de las realidades de la Economía. Decía ayer Benigno Pendás en un excelente artículo en ABC que “Economía y progresismo son conceptos incompatibles en un país desarrollado”. ZP, en efecto, pretende hacer frente a la dureza del ajuste que nos espera -la obligación insoslayable a que se enfrentan los españoles de reconocer que son, que somos, menos ricos de lo que nos creíamos-, con más gasto social. Más igualdad, que ya dijo Churchill que si “el defecto inherente del capitalismo es el reparto desigual del beneficio, el beneficio inherente del socialismo es el reparto equitativo de la miseria”. El insensato que nos gobierna quiere apagar un fuego echando más leña al incendio, lo que retrasará el inevitable ajuste y hará más difícil y tardía la recuperación posterior. Un iluminati sin recursos para enfrentarse desde la Presidencia del Gobierno a la situación económica y social, con paro a mansalva, con la que nos vamos a encontrar a partir de septiembre.

Cierto que no se puede pedir un Nobel en Economía para dirigir un país en crisis, pero sí al menos un tipo sensato que, desde la plataforma que supone contar con una sólida formación de base, sea capaz de elegir a los mejores en su derredor, de rodearse de gente con experiencia y conocimientos suficientes como para gestionar momentos tan complicados como los actuales. Un ZP rodeado de mediocres ha conformado, por el contrario, el peor Gobierno de nuestra democracia para el momento más difícil de nuestra reciente Historia. Abocado a una profunda recesión, España cuenta con el Gobierno peor pertrechado para manejarla. Ese elemento moderador de los dislates monclovitas que ha venido siendo Pedro Solbes, aparece hoy más que nunca como una adenda prescindible, sin peso específico, un tipo superado por la importancia del reto. Una sombra.

Lo peor, con todo, es que Zapatero deshace, porque nada bueno hace, con el beneplácito y la sonrisa cómplice, cuando no el aplauso, de una sociedad civil entregada a una especie de fatalista molicie, que parece haber abdicado de su condición de columna vertebral del sistema, renunciando siquiera a alzar la voz y llamar la atención al villano por sus desafueros. Ese es el drama: que no se advierte en la sociedad española –no digamos ya en el propio PSOE- tensión social, fibra moral para oponerse a esta especie de conjura de necios que encabeza el señor presidente del Gobierno. Se ríen las gracietas, se acepta la estulticia y la impostura del personaje como algo natural, con la resignación de lo inevitable, como se acepta la realidad de la crisis y sus consecuencias.

Salvo excepciones recientes como la del Círculo de Empresarios, ninguna voz se oye capaz de agitar las conciencias. La CEOE vive entregada a resolver, con la ayuda de la propia Moncloa, los problemas por los que atraviesan los negocios de su presidente, mientras la primera fortuna del país, entre lisonja y lisonja a ZP, se ocupa de batir su propio récord de beneficios ante el entusiasmo de los medios de comunicación, que gritan alborozados por la gesta. El poder económico y financiero sigue a la sombra del político, convencido de que, en un país sin límites claros entre lo público y lo privado, el silencio cómplice sigue pagando buenos dividendos. Una sociedad civil, pues, más silente que nunca, sociedad de brazos caídos, incapaz de hacer oír su voz. Como dijo hace unos días el líder conservador británico, David Cameron, en Glasgow, “corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad amoral, donde ya nadie diga la verdad acerca de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es correcto y lo que no”.

Es cierto que algunos dirán que no conviene ser alarmistas, porque el pesimismo no conduce a nada bueno. España ha pasado por épocas tan negras, durante siglos ha superado el trauma de tantos Borbones analfabetos, tan malvados como corruptos, que con mucha más holgura superará la corta estadía en el poder de un piernas elegido democráticamente, que apenas merecerá una nota a pie de página en el libro de la Historia tras su salida del Gobierno. Pero, ojo, conviene no perder la perspectiva de tantos y tantos países que, un día prósperos y ricos y dinámicos, de pronto dejaron de serlo para convertirse en lo contrario, en ejemplo a no imitar, como resultado de la corrupción de sus instituciones, la estulticia de sus gobernantes y el silencio acomodaticio y cómplice de sus ciudadanos.

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Un discurso político para enmarcar

Un discurso político para enmarcar

B. Pana.-13/07/2008 06:00h



Un discurso político para enmarcar
David Cameron. (Efe)


Una completa sorpresa. Así describen, quienes acudieron a lo que parecía una visita política rutinaria más, el discurso que realizó el líder del Partido Conservador británico, David Cameron, ante la estupefacta audiencia de uno de los barrios más deprimidos de Glasgow a principios de la semana pasada. “Hoy voy a decir, lo que nadie se atreve a decir”. Y, a partir de ahí, se despachó con una plática elegante en la forma pero brutal en el fondo en contra de la neutralidad moral que, a su juicio, impera en la sociedad británica actual y, por qué no decirlo, en el conjunto de la sociedad occidental. Un ataque a la corrección política que merece la pena reproducir en su integridad.

“Nosotros, como sociedad, hemos sido demasiado sensibles. Para no herir los sentimientos de los ciudadanos, con objeto de evitar parecer excesivamente críticos, hemos dejado de decir lo que hay que decir. Llevamos décadas en las que se han ido paulatinamente erosionando la responsabilidad, las virtudes sociales, la autodisciplina, el respeto mutuo, las conquistas a largo a cambio de la satisfacción inmediata”, fue su arranque. “Por el contrario, preferimos la neutralidad moral, no entrar en juicios de valor acerca de lo que son comportamientos adecuados o equivocados. Malo. Bueno. Correcto. Impropio. Son palabras que nuestro sistema político y nuestro sector público apenas se atreven a utilizar”.

Los 18 puntos de ventaja que Cameron mantiene, según los sondeos, sobre Gordon Brown le han llevado a una campaña no exenta de riesgos similar a la que hiciera en su día el primer ministro John Major y que tan malos resultados le acarreara. De ahí que el candidato conservador continuara: “De acuerdo, no soy ajeno al estupor que estas palabras producen en la boca de un político. Están en su derecho de preguntar, ¿qué pasa con ustedes? Miren, déjenme que les diga una cosa: somos humanos, cometemos errores y nos achantamos con frecuencia. Nuestras relaciones se rompen, se deshacen nuestros matrimonios. Fallamos como padres y como ciudadanos igual que todos ustedes”, se justificó. “Pero si el resultado de todo esto es un silencio cómplice acerca de las cosas que realmente importan, entonces estamos fallando por partida doble. Renunciar al uso de esas palabras –malo, bueno; correcto, impropio- implica una negación de la responsabilidad personal y una caída en el relativismo moral”.

A partir de ese punto, entró en el tema nuclear de su discurso, que gira en torno a idea de “sociedad rota” y a la capacidad de la política para restaurarla. “Hablamos de personas que están en riesgo de obesidad en lugar decir por su nombre que comen demasiado y no hacen ejercicio. Decimos que tal o cual colectivo se aproxima al abismo de la pobreza o de la exclusión social, como si todos esos factores –obesidad, alcoholismo o drogadicción- fueran meros factores externos, como una plaga o el mal tiempo. Obviamente las circunstancias influyen. Tu lugar de nacimiento, tu vecindario, tu escuela, tu situación familiar. Pero los problemas sociales no dejan de ser consecuencia de decisiones humanas.”

La familia

“Corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad amoral, donde ya nadie diga la verdad acerca de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es correcto o resulta impropio. La consecuencia es terrible: la ausencia de límites hace que nuestros hijos piensen que pueden hacer lo que les parezca ya que ningún adulto intervendrá para ponerles freno. Ni siquiera, a menudo, los propios padres. Y eso tiene que terminar”. Una referencia directa a la ola de violencia adolescente que vive el país y que, a juicio de Cameron, requiere, para su corrección, rescatar un concepto de “cultura nacional“ que aliente el ejercicio de la responsabilidad tanto personal como colectiva.

De ahí que concluyera recordando el compromiso de los padres en esta tarea ya que “este cambio cultural tiene que comenzar en casa: los valores que hay que recuperar en esta sociedad rota y que nos van a permitir cimentar una sociedad más fuerte son valores que deben ser enseñados en casa, en la familia”.

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Ciudadanía y lengua común

Ciudadanía y lengua común

FERNANDO SAVATER 11/07/2008

Como el mío va a ser uno de los pocos artículos que se publiquen en este periódico a favor del Manifiesto por la Lengua Común, permítanme que empiece con algo de melancolía. El documento en cuestión derrocha miramientos y renuncia a cualquier denuncia o acusación: no contiene críticas contra el Gobierno, ni contra la oposición, ni contra ninguna de las Administraciones autonómicas. Como el poeta, está a punto de perder su vida por delicadeza. Tampoco incurre en un alarmismo exagerado (se limita a señalar lo que es una preocupación generalizada en nuestra sociedad, como demuestran las firmas obtenidas de personalidades ilustres de las letras, las ciencias, el arte, el comercio o el deporte, muchas de las cuales no han firmado ningún manifiesto en su vida), y se centra en recomendar medidas preventivas antes de que lo peor sea además irremediable. Ni que decir tiene que reconoce todas las lenguas oficiales como igualmente españolas (lo que sin duda puede haber molestado a algunos) y formando parte del patrimonio cultural y social que compartimos, merecedoras de estímulo y salvaguardia. En el Manifiesto no sólo se defiende el derecho de quien lo desee a ser educado en castellano, sino también el derecho semejante a ser educado en catalán en Cataluña, en euskera en el País Vasco, en gallego en Galicia, etc. Éste es el Manifiesto que ha sido denunciado como xenófobo, imperialista, contrario al pluralismo cultural y hasta partidario del exterminio de los hablantes de lenguas minoritarias. Un político catalán lo calificó como "un insulto a la inteligencia": bueno, entonces usted no tiene por qué considerarse ofendido, buen hombre. Y lo mismo vale para los demás. Por decirlo churchilianamente: nunca quien no agredió a nadie fue agredido por tantos.
El Manifiesto ha sido tergiversado, como la Educación para la Ciudadanía

El Manifiesto no pide inmersión en castellano de los que tienen otras lenguas

Es curioso: a los que hemos luchado durante bastantes años a favor de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, las tergiversaciones polémicas que se utilizan contra el Manifiesto nos recuerdan irresistiblemente las que oímos tantas veces contra esa necesaria materia académica. Destinos paralelos: en un caso, se ofendió involuntariamente las prerrogativas que considera intocables la Iglesia católica, y en el otro, las que se atribuye la jerarquía nacionalista, dos poderes fácticos de fundamentación mitológica que consideran persecución totalitaria cualquier merma de sus privilegios autoconcedidos. Interesante semejanza, que merece ser examinada más despacio.

Primera similitud: para criticar con mayor comodidad, se inventan el contenido de la asignatura y el contenido del Manifiesto. Según unos manipuladores, la Educación para la Ciudadanía se dedica a hacer proselitismo homosexual y a recomendar que nadie se case si no es con persona de su mismo sexo. Como no faltan manuales delirantes propuestos para la materia, otros se dedican a entresacar proclamas a favor de Fidel, Chávez y la abolición inmediata del capitalismo. Intentar que se recuerde en sus justos términos el temario oficial es tiempo perdido. De modo semejante, algunos decretan que el Manifiesto sale en defensa de la lengua castellana, empeño risible porque nuestro idioma goza de excelente salud, es hablado por 400 millones de personas y de nada hay que protegerlo. Según otros -pertenecientes a la lunatic fringe de varias autonomías bilingües-, el Manifiesto persigue abolir nuestro pluralismo lingüístico y cultural, exterminar al diferente, etc. Rogar que se lea el Manifiesto para comprobar que lo que se trata de defender son los derechos de los castellanohablantes sin mermar el bilingüismo o que estamos tan convencidos de la pujanza universal del castellano que por eso nos parece crucial reforzarlo como lengua común de España es tarea ociosa: la caricatura resulta polémicamente más rentable.

Segunda similitud: tanto la asignatura como el Manifiesto son inútiles, superfluos y refuerzan al poder establecido. Unos nos dicen que todo el mundo sale ciudadano de la escuela por la convivencia con los demás y sobre todo por la enseñanza de los padres. ¿Para qué adoctrinarles con teorías políticamente correctas que les hagan dóciles al relativismo moral dominante? Los otros aseguran con total convicción que no existe problema lingüístico en ninguna parte, salvo en la imaginación de la extrema derecha. No es verdad que haya comunidades donde no se pueda escolarizar a los niños con plena naturalidad en castellano, ni es cierto que en ellas los impresos oficiales sólo se faciliten en la lengua autonómica, ni es verdad que la señalización de vías públicas tampoco sea bilingüe, ni que el conocimiento de la lengua co-oficial tenga un valor desmesurado en concursos y oposiciones, etc. Esas denuncias son invenciones en la mayoría de los casos, o simples anécdotas irrelevantes cuando resultan probadas. Los que de veras sufren son quienes intentan manejar una lengua distinta del castellano: ¿hay algo más difícil y peor visto que hablar catalán en Cataluña, euskera en el País Vasco o gallego en Galicia? Todo son problemas y cortapisas para los héroes que a tanto se atreven... El Manifiesto es una apología de la represión y de la prepotencia vigente, puaf.

Tercera similitud: ¡vuelve el franquismo! Educación para la Ciudadanía es un revival de la Formación del Espíritu Nacional (que nada tiene que ver con las sanas lecciones de identidad que se dan en las autonomías nacionalistas), así como el Manifiesto defiende la lengua del Imperio, según enseñó Girón de Velasco. ¿Cómo no nos habremos dado cuenta antes? Bien claro está; el último canalla que se preocupó por la unidad de España fue Franco, y sólo a él podía ocurrírsele adoctrinar en valores políticos comunes. Menos mal que aún quedan vigías para dar la voz de alarma y señalar que por allí resopla el fascismo. Debemos estarles eternamente agradecidos... y obedecerles sin rechistar.

En fin, dejémoslo estar. Los defensores de la inmersión lingüística ven en ella la única forma de evitar guetos y de garantizar la convivencia cultural. Si nosotros fuésemos nacionalistas españoles, aceptaríamos el razonamiento pero aplicado a toda España: inmersión lingüística general en castellano para la educación pública, a fin de evitar que Cataluña, Euskadi, Galicia o Baleares se conviertan en guetos dentro del país. Es la doctrina vigente en Francia, que no es el peor Estado europeo ni en cultura ni en democracia. Sin embargo, no es eso lo que reivindicamos. El Manifiesto no pide inmersión en castellano de los que tienen otras lenguas maternas, sino que no se imponga otra lengua a los que prefieren el castellano. En general, la lengua común no requiere en las comunidades bilingües trato privilegiado, sólo que no se la persiga ni obstaculice como hoy se hace. Con eso basta.

Por lo demás, admito que se nos discuta, pero no acepto que se nos descalifique con infundios sectarios como han hecho reciente y reiteradamente el Partido Socialista y el Gobierno. La decencia política no se funda en el optimismo, como cree Zapatero, sino en la veracidad. Decidido: en cuanto nos repongamos de este Manifiesto, hay que preparar otro contra el uso impune de la mentira por los políticos.

Fernando Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense.


http://www.elpais.com/articulo/opinion/Ciudadania/lengua/comun/elpepiopi/20080711elpepiopi_4/Tes
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Algo habrá que hacer

Andrés Aberasturi - Algo habrá que hacer

12.07.08

MADRID, 11 (OTR/PRESS)

"Este incremento de la inflación no es una noticia positiva", dijo muy seriamente el ministro Solbes al comentar el hecho de haber llegado a un aumento del IPC anual del 5%. A un ministro así, una de dos: o le cesas directamente o le propones como especie a proteger porque hace falta ser mucho Solbes para iniciar con esta frase una comparecencia poco habitual antes del Consejo de Ministros.

Pero menos es nada; hasta hace bien poco los que no teníamos nada claro el futuro económico de España éramos antipatriotas y la palabra crisis era una blasfemia cívica.

Al menos ahora el responsable de los dineros del Estado reconoce que llegar al 5% "no es una noticia positiva"; sólo faltaba que se le diera la vuelta al dato y trataran de convencernos de que llegar al 5% era lo mejor que nos podía pasar.

Naturalmente todo tiene una explicación y el ministro aclaró de inmediato que la culpa la tiene la subida del petróleo, la huelga de los transportistas y la subida de los alimentos. Pues si; no creo yo que en el IPC haya influido demasiado los libros que edita Siruela (un suponer) o el precio de los bolsos de Loewe.

Explicar lo obvio empieza ya a resultar algo particularmente pesado. Luego, ya más metido en materia, nos reconocía Solbes que habrá que revisar una vez más las previsiones de crecimiento del Gobierno y que si no estamos en recesión, casi rozamos ese larguero. Bueno, pues ya empezamos a ir por el buen camino.

Y una vez que todo eso se reconoce ¿qué? Porque insisto una vez más en que la sensación que se tiene en la calle es de que el Gobierno se ha resignado fatalmente a su destino y vive enclaustrado en los recuerdos de la legislatura pasada.

Pero hablamos de presente y de futuro, hablamos de los informes del BBVA, de las advertencias del Circulo de Empresarios, de los anuncios de la CEPYME que auguran el fin de muchas empresas pequeñas y medianas que son las que sostienen el tejido social de esta país.

Estamos hablando de nosotros, los que cada día vamos y venimos por la calle y que naturalmente nos preocupa el voto de los inmigrantes, la ley de plazos para el aborto y el derecho a la muerte digna, claro que nos preocupa todo eso; pero cuando no tenemos muy seguro ni si vamos a llegar a fin de mes, eso nos parece muy grave y muy urgente y echamos de menos que ante semejante panorama, ya reconocido más o menos oficialmente aunque con muchos paños calientes, se vayan todos de vacaciones y no se convoque una especie de gabinete de crisis o como lo quieran llamar, que no se junten todos los partidos y los sindicatos y los empresarios para ver cómo salimos de esta.

Echar la culpa al petróleo y a la huelga, está bien, resulta didáctico y estoy que seguro que muy cierto, pero ¿qué más? Una vez admitido eso, ¿qué hacemos aparte de poner el aire acondicionado a 24 grados y quitarnos la corbata?

Es que la cosa no está para bromas y si tocan vacas flacas, pues vale, pero a estas alturas alguna medida habrá para salir lo mas airoso de este trance. Yo reconozco que me tienen muy despistado: ya no sé si la cosa no es tan grave como se palpa en la calle o el Gobierno, realmente, no tiene ni idea de cómo hacer frente a la crisis.

Pero cruzarse de brazos y afirmar que los datos "no son una noticia positiva", la verdad, me parece poco.

Andrés Aberasturi.

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[UPyD en el CONGRESO] UPyD en el Congreso 2 de Julio 2008

Intervención de Rosa Díez en el pleno sobre crisis económica del 2 de julio de 2008



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Publicado por VRedondoF para UPyD en el CONGRESO el 7/06/2008 06:05:00 PM
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UPyD en el Congreso 2 de Julio 2008

Intervención de Rosa Díez en el pleno sobre crisis económica del 2 de julio de 2008
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Ensañamiento económico: cuando ZP pierde los papeles

NOTA DE VREDONDOF :
D. Eulogio Lopez , que siempre me gusto como analista , llevaba una temporada que no le "AGUANTABA" lo que escribia.
Me parece que es o debe ser SACERDOTE o sino un miembro del Opus o similar por sus ideas TAN RADICALES en temas tocantes al aborto, al divorcio y demas "IDEARIOS" de la IGLESIA ( pongo iglesia no religion).
Ultimamente la mayoria de sus articulos ( para mi ) estaban contaminados , por ello , los leia y a "otra cosa mariposa" .
Hace unos dias publico uno que tengo guardado y del que queria escribir un poco de prologo , hoy publica este otro que TAMBIEN me ha gustado , le he dado prioridad para que no se me amontones.
Tenia un rollo con el tema de mi Club de Golf que me estaba llevando mucho tiempo , ese rollo se acabo por lo tanto espero ahora poder "PROLOGAR" de vez en cuando , cada vez menos ... que esto de ser un "vaguete" me gusta.

Ensañamiento económico: cuando ZP pierde los papeles
ZP en el Congreso. Crecido y enchulado. Confundiendo las churras con las meninas (socialdemocracia no es aumento del gasto corriente sino de la inversión pública, señor presidente). En un debate económico no hay lugar para la jactancia sobre el triunfo electoral ni para mítines sobre la pérfida derecha. La derecha económica pregona la reducción de impuestos mientras la izquierda clásica defiende el aumento de la inversión pública, incluso a costa de un mayor endeudamiento y de volver al déficit público. Ambas posturas son defendibles y argumentables, pero es que ZP no ha optado por ninguna de las dos: sólo por mantener las prestaciones sociales que le aseguran un voto cautivo.

Encima, tenemos un presidente del Gobierno tan ignorante como soberbio, razón por la que predica humildad. Es el insigne represente de la España de las dos españas, del guerracivilismo, hasta en su discurso económico: “¿Quiere saber cuál es la receta de la derecha”? le espeta al líder de derechas. Por lo demás, ni una sola idea, dentro de un empecinamiento cazurro que ya sólo entienden sus más sectarios seguidores. Miguel Sebastián no entiende el no a la energía nuclear, pero es que, en esta materia, la opinión de la feminista Leyre Pajín, tan ignorante como su jefe de filas, puede más que la de Sebastián. No entienden que la promoción de las exportaciones españolas puede acabar por convertirse en el principal problema de la economía española, pero es que en este punto, pesa más la opinión de la vicepresidenta del Gobierno, más amiga de financiar sus bailes públicos en Mozambique y de obligar a las empresas a la cuota paritaria en sus Consejos que a equilibrar la balanza de pagos.

Con esos mimbres, no era de extrañar que surgiera la economía del ensañamiento con el ciudadano. La careta cayó con la última huelga de transportistas, donde a los camioneros con el agua al cuello ZP les responde con un apoyo incondicional a las grande empresas y con antidisturbios para pequeños y autónomos, a los que trató como si fueran delincuentes. A partir de ahí, vale todo. Basta con cuidar a las clases pasivas, su mercado más fiel, y a su flota mediática.

ZP es ignorante, soberbio y rencoroso. Hasta ahora su “Brunete mediática”, la más efectiva y terrible con la que ha contado ningún presidente de la Democracia española, le ha mantenido a salvo de su verdadera faz. Pero es que, hasta el momento, la ha tocado gobernar con vacas gordas, y donde no hay harina todo es mohína. Ahora, en época de vacas flacas, sencillamente, no sabe qué hacer. Y la gente empieza a notarlo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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