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LA MENTIRA DE LOS POLITICOS

La palabra MENTIRA según la enciclopedia Wikipedia es lo siguiente:

"Una mentira es una declaración realizada por alguien que cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, ocultando siempre la realidad en forma parcial o total".
En política desde lo mas alto de nuestras instituciones hasta lo mas bajos… Desde la Casa Real, Gobiernos, Senado, CC.AA, Diputaciones,… Desde los Alcaldes, Concejales,… Desde los Secretarios Generales hasta los militantes con responsabilidad de los partidos políticos,… Todos esconden, deforman, contornan, difaman sistemáticamente la verdad 

¡Todos mienten con poco o muchos conocimientos de sus palabras; Son ciegos ofuscados por el poder, por su status, por el halagó del entorno son consentidos de ser importantes y amantes de los aplausos. La mentira es parte de la vida cotidiana de los políticos, la mentira pertenece a su sombra, para ellos la mentira es indispensable a su supervivencia.


Según observadores políticos un político vago tendrá éxito, un político fastidioso también, pero un político que no sabe mentir esta condenado al fracaso! 

Las pequeñas “menteligias “dan acceso a las grandes mentiras para después llegar y culminar a las mentiras electorales. 


Los nuevos o novatos políticos empiezan los discursos tradicionales con las siguientes frases; 

- No tengo más ambición que de servir a mis ciudadanos? 

– No soy un político tradicional ¿

- Soy un político diferente ¿-etc... etc... 

En el ranking de las mentiras políticas esta la del político que predica la “unidad del partido “ hay una regla que no esta escrita en la cual el partido debe parecer unido en cualquier circunstancia! Por eso ese “parecer “necesita un numero incalculable de mentiras; lo que cuenta es la apariencia de lealtad y de franqueza.


En política la mentira y el engaño son los lideres de la doctrina del partido, los que por fidelidad a los principios mas sagrados dicen lo que piensan, son tratados como parias por su propio partido, dicho de otro modo los que actúan con franqueza cometen un acto innoble, y los que se callan o esconde sus intenciones son gratificados en ser personas respetables y leales. 

La mentira ha engangrenado la clase política en su recoveco y creo que es importante buscar los orígenes de este mal: La respuesta es sencilla: 

si los políticos recurren a la mentira es que están convencidos de su rentabilidad.


Los políticos que son los más hábiles con la falacia o falsedad son los que más tiempos duran y con más éxito.


Alguien me dirá “ es que no hay político honesto? 

“ Aquí no se trata de honestidad, hay políticos con buenas intenciones, adicto y muy entregado a su labor y partido. 


Hay un escritor Frances (Pierre Lenain) que dice:

 “ Político honesto puede ser que los hayas pero políticos que no mientan: imposible! “ 

Es una verdad muy dura y que radica en la rentabilidad de la mentira; ¿y porque es rentable ?:

 Porque el pueblo lo recompensa con los votos.

 El mejor político mentiroso es el que gana, 

¿Por ignorancia de los ciudadanos al engaño del político? O por que no tiene otro modo de castigo.

Los ciudadanos saben perfectamente que el político miente; pero no saben contemplar la mentira en toda su amplitud y consecuencia. 

Aparece un político nuevo, una nueva figura, con don de palabras, con propuestas diferentes y convincentes y el ciudadano cae otra vez en la trampa…

Esa esperanza, ese voto se explica por el desconocimiento real de la mentira en política, ya que cualquier persona coherente que siga de “cerca “este político o partido perderá rápidamente las ilusiones 


Los políticos quieren y viven por el voto, dependen solamente de nosotros de hacérselo pagar y cuando mas caro mejor.






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Que no nos "mareen".
Vamos "al grano".
LO PRIMERO ES LO PRIMERO.
-
"El que CALLA, OTORGA".
CALLAR ANTE MAS DEL 10% DE PARO, ES OTORGAR LA RAZON AL GOBIERNO.
(VredondoF)

varios

NOTA DE VRedondoF :Por su interes publico una aportacion de "vamosdecraneosinodeculo" al foro de El Confidencial a proposito del articulo de Carlos Sanchez ¿Politicos a la carcel ?(nº 46 3/07/2011)
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De la tranparencia de la acción pública

Para resolver la ocultación de la información pública no hace falta inventar la rueda, que ya está inventada, sino copiar a los inventores.

Y da la casualidad de que en Europa ya hay legislación sobre esto.

Y da la casualidad de que el PSOE ganó las elecciones en 2004 con un programa electoral que incluía adoptar esas prácticas europeas:

"La Comisión Europea y diversos países de la Unión han adoptado normas destinadas a regular el acceso de los ciudadanos a los informes y archivos de las Administraciones como contribución decisiva a [los principios] de libertad, de democracia, de respeto de los derechos y libertades fundamentales y del Estado de Derecho"

"Los socialistas creemos que una democracia sólo puede fundamentarse en la transparencia en la acción pública, y por tanto en el libre acceso a la información por parte de los ciudadanos"

"Impulsaremos una Ley sobre el derecho al libre acceso a la Información que garantice que todos los poderes, autoridades públicas y entidades sostenidas con fondos públicos faciliten el libre acceso a toda información o documento oficial, con [excepción de] protección de datos o secretos oficiales"

"Facilitaremos el acceso a través de la red a la información y a los servicios públicos"

"Garantizaremos el acceso on-line de los ciudadanos a la evaluación del ingreso y gasto público a través de internet"


[Ver la página 41 y ss. del programa electoral de 2004]

Todavía tiene tiempo de meternos en Europa.

Pero yo tengo la impresión de que muchos líderes y dirigentes españoles creen que les va mejor si España no está en Europa.

[UPD-CyNP] Recogida firmas en la calle a favor del manifiesto por la lengua c...

   
Recogida firmas en la calle a favor del manifiesto por la lengua común
 
  Hola:

Como sabéis este lunes se presentó en Madrid un Manifiesto por la Lengua Común <http://www.upyd.es/index.jsp?seccion=5&noticia=7454> impulsado por un grupo de destacados intelectuales, algunos de ellos miembros de nuestro partido. En estos días, gracias a la campaña que se ha iniciado desde el diario El Mundo y desde nuestra propia página web <https://www.upyd.es/modulo-web/index.php?section=recogida_firmas>, numerosos ciudadanos están suscribiendo el  Manifiesto y ya se cuentan por
miles las firmas conseguidas.

No obstante creemos que esta campaña de difusión y recogida de firmas debe extenderse tanto como sea posible y por eso hemos propuestos a los diferentes Comités electorales que salgan a la calle para llegar a ese público que tal vez no accede a los anteriores medios. La recogida de firmas se realizará durante tres sábados a partir del sábado 28 de junio, procurando que sea en sitios concurridos y emblemáticos de nuestras ciudades. Y todos los sábados en el mismo lugar. Tenemos que llenar las ciudades de España de afiliados de UPyD recogiendo firmas a favor del manifiesto por la lengua común. Es importante vuestra participación en estos actos, por lo que os ruego que os pongais en contacto con vuestros Comités a fin de poder organizar los equipos en cada espacio público. También podeis imprimiros los papeles (o solicitarnos copias a nosotros)  y recoger las firmas en vuestro entorno habitual.

Sea cual sea el método que elijáis podéis presentaros como representantes de UPyD y llevar pegatinas o cualquier otro distintivo con el logo del partido, pero teniendo claro que nosotros apoyamos y pedimos que se suscriba el manifiesto, aunque la iniciativa de su elaboración no ha sido del Partido sino de un grupo de intelectuales.

Una vez completados los cuadernillos con las firmas de los ciudadanos los metéis en un sobre y los enviáis a UNIÓN PROGRESO Y DEMOCRACIA, Apartado de correos 36127, 28080 Madrid.

Por último aclarar que todas las firmas, independientemente de por qué medio se hayan conseguido (El Mundo, la web del Partido, libertadigital, estos cuadernillos) deberán contrastarse y sumarse, así que si alguien ya ha firmado por algún otro medio no debe repetir su firma en los cuadernillos. Para cualquier aclaración llamad al 902 200 866

Ánimo, gracias por vuestra colaboración y un saludo,

Rodolfo Angelina Gil
Coordinador de UPyD en Castilla y León
En cumplimiento de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre de protección de datos de carácter personal, se pone en conocimiento del destinatario del presente correo electrónico, que los datos incluidos en este mensaje, están dirigidos exclusivamente al citado destinatario cuyo nombre aparece en el encabezamiento, por lo que si usted no es la persona interesada rogamos nos comunique el error de envío y se abstenga de realizar copias del mensaje o de los datos contenidos en el mismo o remitirlo o entregarlo a otra persona, procediendo a borrarlo de inmediato. Asimismo le informamos que sus datos de correo han quedado incluidos en nuestra base de datos a fin de dirigirle, por este medio, comunicaciones informativas y que usted dispone de los derechos de acceso, rectificación, cancelación y especificación de los mismos, derechos que podrá hacer efectivos dirigiéndose a Unión, Progreso y Democracia, bien por correo postal al Apdo. de Correos 36127, 28080 Madrid o mediante un correo electrónico a lopd@upyd.es.
 



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Publicado por VRedondoF para UPD-CyNP el 6/27/2008 01:27:00 PM
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Galgos o podencos -José María Cuevas

Galgos o podencos

José María Cuevas* - 26/06/2008)


El titular trae a nuestro recuerdo una conocida fábula, fábula que, en muchas ocasiones, se hace realidad en perjuicio de los ciudadanos o sociedades. Esta es la realidad que vivimos y soportamos, en la sociedad española, desde hace varios meses. Porque el debate que muchos presenciamos estupefactos, no se refiere a análisis rigurosos de la situación social y económica que vivimos y sus previsiones de evolución. Sino a meros verbalismos que buscan matizar u ocultar la realidad que, desgraciadamente, tarda poco en hacerse evidente, con números y datos negativos.

Esto no es nuevo. En los últimos años se ha aplicado similar técnica para justificar medidas políticas o jurídicas que después aparecen como inconveniente. O para justificar precisamente ausencia de medidas necesarias. Hoy se practica otro verbalismo. Es el verbalismo del ‘proceso de desaceleración’, más o menos lento, de nuestra evolución social y económica.

Se nos quiere imponer el debate verbal de si entramos en crisis económica y social o simplemente debemos hacer frente a un ‘proceso de desaceleración’, con más o menos dificultades, pero en todo caso sin exigencia de asumir medidas políticas, sociales o económicas de excesivo coste, sobre todo político. Por ello, seguramente estamos en la peor de las situaciones. No se toman medidas adecuadas porque no se hacen análisis, valoraciones o previsiones adecuadas.

De aquí que sea muy necesario recordar e insistir en los datos negativos de mayor preocupación, como son:

1. El crecimiento de nuestra riqueza que, según muchos analistas y expertos nacionales e internacionales, se aproximará a cero al fin de este año y puede que durante el próximo.

2. Paralelamente el crecimiento del empleo que se ralentizó en el primer trimestre del año, de forma más intensiva que en trimestres anteriores.

3. La reducción del consumo como consecuencia de la menor creación de empleo y de la pérdida de poder adquisitivo por el gran aumento de los precios.

4. La lenta pero inexorable evaporación del superávit público.

5. La gran crisis del sector de la vivienda y de los sectores conexos.

6. El alto endeudamiento de familias y empresas y la insuficiente financiación interior y exterior.

7. La pérdida de competitividad de nuestros productos y servicios con el consiguiente crecimiento de nuestro déficit del comercio exterior y pérdida de cuotas de mercado internacional.

Podría seguir, pero prefiero respirar aire puro, pensando que también la economía y las empresas españolas han presentado aspectos importantes de fortaleza y dinamismo que, con medidas adecuadas a la realidad pueden superar esta situación, como superar otras incluso más negativas.

Lo primero que debemos hacer es recordar la fábula inicial, para olvidarla inmediatamente.

Lo segundo es reconocer sinceramente la realidad. Yo tengo una gran esperanza en la participación de los agentes económicos y sociales en el proceso de diálogo social con el Gobierno. Confío que esta vez también servirá para informar mejor a la sociedad sobre los anteriores problemas.

Lo tercero es reconocer que la política presupuestaria, fiscal, social y laboral, aplicada en los últimos años, no es adecuada para la situación actual. Lo cuarto es admitir que sí debemos impulsar el cambio de modelo económico para mejorar el crecimiento y se necesitan grandes dosis de libertad y flexibilidad en la regulación de muchos sectores económicos y sobre todo en la regulación laboral de las empresas.

*José María Cuevas, ex presidente de la CEOE.

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Aznar, la reina María Cristina y don Baldomero Espartero

Aznar, la reina María Cristina y don Baldomero Espartero

@Jesús Cacho - 23/06/2008



El pasado es José María Aznar. Decía ayer la siempre lúcida Lucía Méndez en El Mundo que Aznar “viajó a Valencia a bordo de un lujosísimo jet privado, puesto a su disposición por un millonario guatemalteco”, lo cual que empiezo a sospechar que este hombre debe tener problemas a la hora de recordar la lista completa de sus empleadores, todos riquísimos y poderosísimos, desde Murdoch hasta Agostinelli (el Grupo Rhône citado en este diario el viernes), pasando por el fondo de inversión Centaurus (islas Caimán), el grupo inmobiliario J. E. Robert Companies, Gazprom y los negocios de Putin, Libia y los de Gaddafi, Briatore and Co., y algún otro cuya cuenta he perdido. En fin, que el hombrecito no para. Habrá que llamar a la familia Bush y pedirle que se apiade de él, que le deje tranquilo el Grupo Carlyle, que entre el gimnasio, las bodas y los negocios al carismático líder no le queda tiempo ni para ir al peluquero, menos aún para dedicarse a la política.

Porque, en sus ratos libres, nuestro franquito todavía sigue empeñado en dar doctrina. Subirse al púlpito, con la camisa desabrochada hasta el cuarto botón, como le ha enseñado su amigo el hortera Flavio -¡qué fotos las de HOLA, qué número para abanicarse en el Congreso, qué espectáculo!- para tratar de dar la puntilla a la derecha democrática desde posiciones de puro franquismo. Eso sí, ni asomo de autocrítica, ni sombra de duda, al menos aparente, en un político que ostenta el récord de haber pasado de la mayoría absoluta a la oposición sin solución de continuidad. Aznar recuerda al general Espartero, cuyas dotes de gobernante –no digamos ya las humanas- estaban muy por debajo de sus ambiciones. Ni el mundo de los negocios ni el de la política mira ya con buenos ojos a este comisionista al por mayor. Por eso creo que debería emular a Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, marido morganático que fue de la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, ex de aquel gran déspota llamado Fernando VII, una de las mayores desgracias que asolaron España en el siglo XIX.

Porque cuando Fernando Muñoz –otro espadón que, además de darle 7 hijos a la Regente, logró labrarse una fortunita, ya saben, los ferrocarriles de la época, el sudor de su frente y demás-, operaba como hombre de negocios, utilizaba su segundo nombre y apellido, resultando así ser Agustín Sánchez para las cosas de Doña Peseta, mientras que cuando se colgaba del brazo de la Reina era el Ilmo. Sr. D. Fernando Muñoz, duque de Riánsares y marqués de San Agustín. Algo de eso debería hacer el Presidente de Honor. Lo tiene fácil: para las cosas del catecismo ultra y tal, José María Aznar. Está claro. Y para las del euro, Pepe López. De nada, Jose. Con tan simple ardid, el personaje podría resultar algo más creíble cuando se sube a la tribuna de oradores, con ese magnífico porte suyo de guitarrista de tablao flamenco que ahora luce.

El presente se llama Mariano Rajoy, un hombre que continúa la revolución nada silenciosa iniciada la noche del 9-M, cuando quienes pensaban heredar los restos del naufragio se fueron a la cama tan contentos, convencidos de que al día siguiente anunciaría su retirada. El Congreso de Valencia parece, por eso, un trámite engorroso en esa línea, sin prisa pero sin pausa, de renovación iniciada entonces. El partido de la derecha ha perdido grasa franquista, ha soltado lastre. La última buena noticia ha sido el abandono de Astarloa. Obvio resulta decir que de no haber contado con Aznar en la tribuna, Rajoy hubiera tenido que inventarlo. Su discurso –propio de un Espartero arrogante, impertinente y lleno de veneno- contribuyó decisivamente a centrar la figura del gallego. Para rematar la faena, el golpe de efecto de colocar a Marimar Blanco en la nueva Ejecutiva, en la que, cierto, Don Baldomero ha colocado también a sus Jacintas (Ana Botella y Lucía Figar). El aznarismo ha muerto, con Jaime Mayor aplaudiendo en primera fila. “Me gusta ver a los impertinentes burlados y a los malvados confundidos”, escribió Voltaire a Madame du Deffand.

El PP se va aproximando a ese partido de derecha moderna frente al que a partir de ahora se van a estrellar, como abejorros contra los parabrisas de los coches en las tardes de verano, algunos de los tópicos más queridos de los manejados por la izquierda contra la derecha desde la muerte de Franco. Como decía Escudier en el Confi de este fin de semana, ni la ministra Aído puede dar clases a Cospedal sobre las nuevas formas de familia, ni De la Vega puede tildar de machista a Sáenz de Santamaría. Provisto de la auctoritas de la que hasta ahora carecía, porque este hombre ha vivido de prestado, Rajoy no va a tener, sin embargo, ni un día de descanso para disfrutar de su aparente éxito. Para quienes seguimos teniendo fresco el recuerdo de los cuatro últimos años perdidos en gran medida por su culpa, por su incapacidad para acometer los cambios que los sectores más centrados del partido le estaban reclamando tras el desastre del 14-M, Rajoy tendrá que demostrar que ha cambiado y mucho.

El de Pontevedra no puede seguir siendo el líder dubitativo y medroso que ha sido, capaz, cual misterioso Guadiana, de desaparecer de la actualidad durante semanas sin motivo aparente. La profundidad de la crisis que vivimos no se lo va a permitir, no le va a dar respiro. Es hora de mostrarse a la altura de las circunstancias, a la altura de la importancia de la crisis que vivimos, seguramente la más grave que ha sufrido España en los últimos 50 años. Sorprende, por eso, la suprema tontería pronunciada el sábado por Emilio Botín en la Junta del Santander, diciendo que “es como la fiebre de los niños, que empieza muy fuerte y luego se baja”. Doctor Aspirino. Muy al contrario, se viene sangre, sudor y lágrimas, y mucho sufrimiento, toneladas de sufrimiento para millones de españoles. Del nervio mostrado por Rajoy en el manejo de la crisis desde la oposición, saldrá un PP capaz de vencer en 2012.

El futuro es un PP al que hay que dar un voto de confianza. Es cierto que Rajoy ha ganado una batalla, pero sería pueril afirmar que ha ganado la guerra. Demasiados enemigos dentro y fuera. Parece evidente que ese 16% de voto en blanco no va a arriar bandera, no se va a resignar, aunque dudo mucho que se atreva a dar el paso al frente capaz de aclarar de una vez el panorama de un partido condenado al ejercicio de funambulismo permanente que supone tratar de cobijar en su seno desde el centro hasta la extrema derecha. Todo dependerá de la capacidad de liderazgo real que, liberado de corsés ultramontanos, sea capaz de desplegar un hombre obligado, a partir de hoy, a confrontar las bellas palabras de su discurso valenciano con la dura realidad de una oposición sin contemplaciones ante el Gobierno más feble que ha conocido nuestra democracia.

En los días de sufrimiento que se avecinan, al PP no le valdrá con el sesteo y los buenos modales para volver al poder: tendrá que convencer con un discurso de oposición necesariamente duro, e ilusionar con un proyecto regenerador que tenga como gran objetivo la consolidación de las posiciones de progreso alcanzadas, el planteamiento de los grandes retos que impone competir en un mundo globalizado y, last but not least, la regeneración radical de nuestras malparadas instituciones democráticas. Solo entonces una mayoría de españoles querrá tener a Mariano Rajoy como presidente, y nadie se sentirá tentado “a votar PSOE para que no gane el PP”.

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Crisis: ¡Menos mal que tenemos a ZP!

Crisis: ¡Menos mal que tenemos a ZP!
Mientras contemos con Rodríguez Zapatero en la Presidencia del Gobierno, los españoles podemos dormir tranquilos. No se pierdan la entrevista del inquilino de La Moncloa con su emisora favorita, Radio Nacional de España: no tiene desperdicio, todo es aprovechable para definir a nuestro líder. En primer lugar, no hay crisis, tampoco desaceleración. Sólo sufrimos "dificultades y problemas", conceptos genéricos que abundan en el devenir social. A continuación niega Zetapé que esté cruzado de brazos. Por el contrario, advierte que ya ha lanzado 20 medidas económicas. Es cierto que ni don Pedro Solbes sería capaz de enumerar una decena de la veintena, pero lo que es obligado resaltar es este aspecto cuantitativo al que tan adicto resulta nuestro prócer. Es como cuando advierte que la familia va bien porque han aumentado las subvenciones a la misma, curioso termómetro que ha provocado un vuelco en el método de análisis sociológico: la familia marcha bien cuando recibe subvenciones del Estado, y esto, independientemente de que se multipliquen las rupturas, las familias desestructuradas o los hijos sin padre (o sin madre). Pues eso, que ya ha tomado 20 medidas y aún pretenden promulgar muchas más. ¡Pues bueno es él!

La tercera y poderosa idea del brillante ZP consiste en "diálogo social" (al parecer, el talante murió con la primera legislatura, pero siempre nos quedará el diálogo). ¿Quién puede dudar de la eficacia del diálogo social? Ahora bien, la crisis no sólo es importante, sino también urgente, y, por el momento, empresarios y trabajadores no han entrado a discutir las soluciones: han cordado que el 31 de julio -fecha límite, que conste- ya sabremos las materias sobre las que están dispuestas hablar los unos y los otros. En un par de años, está claro que el diálogo comenzará a cosechar lo sembrado. Para entonces, hasta es posible que se haya acabado la crisis, pero no por ello debemos desanimarnos. De esta forma estaremos más preparados para cuando llegue la siguiente crisis, pues es sabido que esto del capitalismo es una sucesión de ciclos.

No importa que el Banco de España diga que el sistema de pensiones no se sostiene, porque es lo que dice siempre. No, no lo hace siempre, y nunca había sido tan alarmista como ahora -lo que, de paso, ha ocasionado un conflicto interno en el propio Banco de España- pero, en cualquier caso, las palabras de Zetapé recuerdan el viejo chiste del hombre que cae al vacío desde un piso 25. Cuando va por el 15 alguien le pregunta cómo está, a lo que el aludido responde: "Por ahora, bien".

Llegamos al momento del clímax: en un rapto de brillantez, ZP asegura que el culpable de la crisis -¿no habíamos quedado en que no había crisis?- son las políticas neocon, y que la respuesta está en las políticas socialdemócratas y progresistas, sobre todo, progresistas. Este formidable análisis económico topa con dos problemas: las neocon no se han caracterizado por la economía, precisamente, y si bien sabemos en qué consiste una política económica socialdemócrata, nadie ha logrado concretar qué puñetas es una economía progresista, salvo que nos atengamos a aquella definición de progresismo, que consiste en gritar "aborto libre y gratuito" y, a partir de ahí, dedicarse a hacer dinero. Pero entonces, y que los hados me perdonen por osar corregir al líder, ya no estaríamos hablando de una política social-progresista, sino progre-liberal. Y no es lo mismo, claro está. En cualquier caso, insisto, el análisis zapatista sobre los males del mundo trasluce una impresionante capacidad de síntesis que dejaría boquiabierto a una ristra de premios nobeles puestos en fila. Y esto, diga lo que diga la reacción, que es muy reaccionaria.

Por lo demás, "la inmigración tiene que ir ligada la trabajo". Pensamiento tan solidario es el que ha provocado que, ahora que empieza a faltar trabajo, los inmigrantes no quieran volver a su país de origen ni "jartos de vino". No me extraña, yo en su lugar preferiría vivir en el paro en España que con trabajo en Senegal. En cualquier caso, hemos descubierto que una política progresista consiste en acoger al inmigrante siempre que nos ofrezca un servicio. Si no, puerta.

"La jornada de 65 horas es inaceptable", brama ZP, siempre fiel a sus ideales. La verdad es que la jornada de 65 horas no es de 65 horas, y la verdad es que lo que importa no es la duración de la jornadas, salvo casos de esclavismo, si no la retribución recibida por la jornada de trabajo y las condiciones en las que se desarrolla. Para presidir el penúltimo país con los salarios más bajos de los 15, y el país con más accidentes laborales de los 15, no está mal. Pero las 65 horas, ¡nunca jamás!

"Irlanda no va a parar a Europa", no señor. La quisicosa, absolutamente banal, de que no haya sido Irlanda, sino los irlandeses, quienes hayan decidido el no a Europa en referéndum no indica mucho. Porque como recuerda Humpty Dumpty en su conversación con Alicia:

"Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz bastante despectivo- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.

- La cuestión es saber -insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

- La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda..., eso es todo."

¡Menos mal que contamos con ZP para afrontar la crisis económica!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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En Europa se vuelve al “todo para el pueblo pero sin el pueblo”

En Europa se vuelve al "todo para el pueblo pero sin el pueblo"
Buen artículo, como todos los suyos, el de José Javier Esparza en El Manifiesto, para poner el dedo en la llaga en el déficit democrático europeo tras el fracaso de Irlanda. Entre la clase política europea se ha impuesto el "todo para el pueblo pero sin el pueblo", que los del tal pueblo siempre son muy pelmas. Es el mismo razonamiento del Pepón de Giovanni Guareschi, el entrañable alcalde comunista que se preguntaba por qué el voto de Giuseppe, borracho ocho días a la semana, tenía que valer lo mismo que el suyo, lector diario de L'Unità. Tiene toda la razón Esparza: si sólo han votado los irlandeses, y de hecho no han votado ni la mitad de los convocados, no lo es menos que sólo el Gobierno de Irlanda decidió someter a referéndum un Tratado de Lisboa que constituía el atajo de Sarkozy tras el fracaso del aún más peligroso Tratado Constitucional del masoncete Giscard d'Estaing. Así que, si no se somete a votación una Constitución, ya me dirán qué vamos a votar.

De hecho, lo más significativo del referéndum irlandés no es que unos pocos millones de isleños hayan puesto en solfa a 500 millones de europeos, sino que sólo un país, uno solo, haya convocado a la ciudadanía y lo que es peor que, en ese país, sólo 4 de cada diez ciudadanos con derecho a votar hayan decidido hacerlo. El político europeo de hoy desprecia al pueblo, y resucita el viejo aforismo ilustrado de todo por ellos pero sin que ellos intervengan. Ahora bien, el pueblo también desprecia al político. De ahí a la desobediencia civil, o sencillamente al fraude social, sólo hay un paso. ¿Cómo va a haber Estado de Derecho si el ciudadano no cree en los derechos del Estado, porque contempla a ese Estado encarnado en una panda de aprovechados?

Ahora bien, una unidad supranacional no puede forjarse sin una constitución y una constitución, o conjunto de derechos y deberes de los ciudadanos, no puede aprobarse de forma mediática, con el visto bueno de la clase política, que es juez y parte en el proceso. Una constitución, o un remedo de la misma, es algo demasiado importante para dejarla en manos de la clase política. Un tratado de derechos es moral social, y cuando se trata de cuestiones morales, hay que consultar al pueblo.

Quienes se quejan de que unos pocos irlandeses decidan por 500 millones y, con ello, deciden obviar los referenda, deberían pensar que, tanto el Tratado Constitucional como el atajo de Lisboa, no puede ser decidido por 27 presidentes -bastante menos que el número de votantes irlandeses-, número que tiende a reducirse a dos personajes, consultivos y decisorios: el presidente francés y la canciller alemana.

Para no devanarnos mucho los sesos, lo mejor es no inventar sino aplicar lo inventado. Los Estados Unidos de Europa deberían imitar a los Estados Unidos de América, que se lanzaron a algo parecido -no igual, pero parecido. Hace 200 años. Caminaron por una doble vereda para contentar a las dos fuerzas en liza, la estatal y la federal: el sufragio universal para elegir al presidente y los votos por Estados para elegir al capitolio. Es más, dentro de esta esfera legislativa pergeñaron un congreso que vota por estados según población y un Senado que vota dos representantes por Estado, independientemente de que se trate de la poderosa y poblada California o de la desértica Montana.

Europa no será Europa mientras los 500 millones de europeos no puedan elegir estas dos cosas: a su Gobierno continental de forma directa -he dicho Gobierno, no esa coña llamada Comisión Europea, que hace lo que le ordena el Consejo Europeo- y a una cámara o núcleo que represente a los ciudadanos de los Estados miembros.

A este esquema de legitimidad representativa, ¿se niega el pueblo? Por supuesto que no. Se niega quien ha hecho de la política, no un servicio público, sino una profesión no mal remunerada, porque su poder y su salario dependen del mantenimiento del viejo esquema del Estado-nación. También se niegan los nacionalistas, con la boina calada ante una proyecto pan continental. En una Europa de esa características, no desaparecían los Estados-nación sino gradualmente, pero sí desaparecerían los nacionalismos y la casta política que impera en los 27 países miembros, cuyo poder depende del mantenimiento del actual estatus y su déficit democrático.

Ahora bien, una unidad supranacional no sólo tiene que ser democrática  sino que necesita, como toda nación, un alma, que es algo parecido a una razón para existir... y que no tiene nada que ver con el "alma europea" a la que se refiere el mortecino Moratinos. Los sistemas políticos pueden inventarse, pero no se inventa el alma de los pueblos, que es una creación de la historia. Por eso, el grito de uno de los grandes intelectuales del siglo XXI, un tal Karol Wojtyla fue el de "Europa sé tú misma". ¿Y qué es Europa? Responde Hilaire Belloc: Europa es la fe y la fe es Europa. A la UE política la hará la "ideología" cristiana o no lo hará nadie. La ideología cristiana, la que no sólo ha creado Europa sino todo Occidente se resume en un axioma y un apéndice. Axioma: el hombre es sagrado -porque es hijo de Dios-. Por tanto -apéndice-: la ideología cristiana se resume en que el hombre antecede a la humanidad, el individuo a la conectividad, y, por ello, no contra ello, las relaciones sociales deben guiarse por el bien común... siempre que no contradigan el dogma de la primacía de la persona. El hombre está por delante del sistema y de la estabilidad del sistema.

Por eso, la filosofía del sistema democrático es el cristianismo. El Gobierno debe estar en manos de los mejores, es decir, de los hijos de Dios, el título nobiliario más egregio de todos, al que se accede por la fe. Esta es la razón por la que lo propio del cristiano es ser demócrata y la filosofía de la democracia sea el Cristianismo. La democracia le gusta a la gente que le gusta la gente.

En cualquier caso, un modelo a seguir para la construcción europea son los Estados Unidos de América, otro, más propio, la Europa medieval, el Sacro Imperio. A mí éste me gusta mucho más, entre otras cosas porque no lo hicieron masones, como los norteamericanos Washington, Franklin, Jefferson y compañía.

Por tanto, sin cristianismo y sin democracia no habrá Europa. De hecho, tras los fracasos giscardianos y sarkozinianos, me temo que hay que volver a los orígenes, a la Confederación Europea del Carbón y del Acero (la CECA), a la unión aduanera y los conciertos económicos, que es lo más primario, lo más vulgar... pero lo cuantificable. Y en el entretanto, esperemos a una nueva generación de políticos más generosa y a una nueva generación de ciudadanos más entusiasta. Hay que reforzar la libre circulación de personas y una mayor igualdad de oportunidades entre ciudadanos y empresas en todos los países miembros. También habrá que abolir la política agraria común, que cercena cualquier idea de igualdad ante la ley. Pero conste que la economía siempre será el mal menor para mantener encendida la antorcha europea mientras recuperamos los ideales de antaño. Pura transitoriedad.

Y por cierto, si creyeran en Europa, tras el referéndum irlandés los que deberían haber dimitido son Nicolás Sarkozy y Ángela Merkel, los dos mandamases de un proyecto paneuropeo que ha fracasado. Dimisión en sus cargos de París y de Londres, que es desde donde dirigen un proyecto europeo que los europeos rechazan.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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Descrédito del poder público

Descrédito del poder público


Manuel Muela* - 13/06/2008


La huelga de transportistas, que es motivo de sorpresa e indignación de propios y extraños, parece estar colmando el vaso de la paciencia de los ciudadanos que observan, cada vez con mayor frecuencia, los fallos de gestión de los poderes públicos en las más diversas materias, bien estafas a ahorradores bien deterioro de la seguridad ciudadana y descontrol de la inmigración o bien fracaso estrepitoso en materia de vivienda, por citar solo algunas referencias de cuestiones muy sensibles para la gran mayoría de la población. Sin perjuicio de análisis más detallados, no resulta aventurada la hipótesis de responsabilizar de éstas situaciones al deterioro permanente de todo lo público, debido en gran medida a la insistencia en el discurso de su ineficacia desde posiciones doctrinales imperantes los últimos veinte años, lo que en España se ha visto acentuado, además, por el rápido adelgazamiento del poder central en beneficio de los nuevos poderes regionales que, salvo excepciones, no han digerido el aluvión de competencias recibidas.

Los diferentes problemas que inquietan sobremanera a los españoles, ponen sobre la mesa una cuestión poco debatida y que es urgente abordar: la capacidad gestora de los poderes públicos tanto centrales como regionales para hacer frente a las necesidades, problemas y exigencias de una sociedad desarrollada. Las dudas y la alarma que suscitan las circunstancias actuales y otras del pasado, nos indican que el discurso de la eficacia no ha calado todavía entre nuestros políticos que, al fin y a la postre, son los responsables de la gestión de las administraciones públicas.

En España el Estado central se ha afanado durante años por descargarse de responsabilidades, bien traspasándolas a la sociedad y a las empresas, para estimular la modernización y la competencia, bien transfiriéndolas a las Comunidades Autónomas con una interpretación muy generosa y abierta de la propia Constitución. Hemos vivido la época de la liberalización y de la privatización, cuyos objetivos, según sus defensores, eran la mejora de las condiciones de vida y la racionalización económica. Pero, salvo las mejoras en las cuentas públicas, ya amenazadas, la cosecha en materia de eficacia es bastante magra por el momento.

Los esfuerzos fiscales de los ciudadanos y las ayudas de la UE han sido determinantes en la tarea de modernización de España. En cambio, la maquinaria pública, que ha continuado recibiendo recursos humanos y materiales en cantidades desconocidas en nuestra historia – en veinte años se han creado más de 900.000 empleos públicos y los presupuestos no han dejado de crecer - camina muy lenta y, con bastante frecuencia, ofrece la imagen de estar desbordada por los acontecimientos, como sucede ahora con la huelga del transporte. Eso crea la inseguridad y el desapego de la población, lo que no deja de ser negativo para el interés general.

El hecho de que vivamos en un ambiente de sublimación de lo privado no significa que lo público, y en concreto la gestión pública, carezca de importancia. Para una sociedad que pretende la eficacia y el bienestar no es indiferente la actuación de los responsables públicos, porque, aparte otras consideraciones, recaudan sustanciosos impuestos para cumplir dignamente con las funciones que tradicionalmente se atribuyen al Estado: la seguridad, la justicia, la salud, la educación…

Si se acepta como normal que cualquier empresa procura dotarse de los gestores más cualificados para desarrollar su negocio, no se comprende la facilidad con que se asume que lo público puede funcionar con pautas distintas. Es posible que en esa diferencia de percepción radiquen una gran parte de los problemas que aquejan a la labor pública. Por ello sería saludable debatir la conveniencia de un cambio de actitud ante quienes eligen la profesión política, porque algunos o bastantes de ellos pueden llegar a desempeñar responsabilidades superiores a las de cualquier ejecutivo de una gran empresa. El Consejo de Ministros actual es ejemplo de ello.

Las circunstancias españolas nos presentan un panorama de múltiples administraciones, centrales y regionales, que demasiadas veces se desconocen o colisionan, o desaparecen cuando los problemas les desbordan. Han convertido el Poder Público en un Campo de Agramante, y los contribuyentes pagan esa costosa factura. La sensación de abandono y orfandad no invitan al optimismo y el peligro de todo ello es que el vacío y la ineficacia sean el caldo de cultivo para la inestabilidad y el conflicto social.

*Manuel Muela es economista.

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NOTA DE Vredondof

NOTA DE Vredondof : por todos los lados , leo y escucho las razones por las que el petroleo sube , en cualquier caso LA SITUACION PARA TODO EL MUNDO se esta haciendo insostenible , para la economia familiar , para viajar ( adios a la la industria del automovil , adios a la industria del Turismo y etcs de adioses) , para la industria y montones de etcs.

Esto es lo mas preocupante , mas que el calentamiento global y ya no digamos sobre la repercusion que tiene en los alimentos y como consecuencia las "HAMBRUNAS" que se prevee vengan.

La verdad es que escribo poco ... MUY POCO , pero es que no tengo tiempo , bastante hago con LEER lo que leo y recopilarlo .... pero cuando leo ESTAS NOTICIAS , me entran ganas de escribir y se me aclaran MUCHAS DUDAS.
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Un ministro israelí dice que el ataque contra Irán es "inevitable" ante el fracaso de las sanciones
JERUSALEN, 6 (Reuters/EP)
El ministro israelí de Transporte, Shaul Mofaz, consideró hoy que el ataque israelí contra las instalaciones nucleares iraníes es "inevitable" dado el aparente fracaso de las sanciones para evitar que Irán se dote de armas nucleares.
"Si Irán sigue con su programa de desarrollar armamento nuclear, nosotros le atacaremos. Las sanciones son ineficaces", afirmó Mofaz, muy cercano al primer ministro, Ehud Olmert, en declaraciones al diario de mayor tirada del país, 'Yedioth Ahronoth'.
"Atacar a Irán, para frenar sus planes nucleares, será inevitable", afirmó el ex jefe del Ejército y también ex ministro de Defensa. Esta es la amenaza más explícita hasta ahora contra Irán por parte de un miembro del Gobierno israelí.
Por otra parte, Mofaz, que es viceprimer ministro y forma parte del gabinete de seguridad israelí, también afirmó en la entrevista que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que ha llamado a "borrar a Israel del mapa", "desaparecerá antes de que lo haga Israel".
Las declaraciones de Mofaz se producen mientras él y varios miembros del partido Kadima de Olmert se preparan para una posible pugna por la dirección del partido si éste se ve obligado a dimitir tras verse inmerso en un escándalo de corrupción. Mofaz, nacido en Irán, ha sido el principal rival de Olmert dentro del partido, especialmente tras las elecciones de 2006 en las que el primer ministro fue obligado a ceder la cartera de Defensa a los Laboristas.


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LA SINGULARIDAD DE NAVARRA. ¿IGUALDAD O PRIVILEGIO?

LA SINGULARIDAD DE NAVARRA. ¿IGUALDAD O PRIVILEGIO?

MIKEL BUESA, Catedrático de Economía Aplicada Instituto de Análisis Industrial y Financiero Universidad Complutense de Madrid

7 de mayo de 2008

Desde su reformulación en 1990, el régimen de Convenio Económico, en virtud del cual la Administraciones navarra contribuye al sostenimiento financiero del Estado mediante el pago de una Aportación, se ha convertido en un sistema de privilegio que pone en manos del Gobierno Foral cuantiosos recursos que pueden considerarse como una transferencia hacia el Navarra desde el resto de España. El mecanismo que conduce a ese resultado es sencillo: la Aportación se fija mediante unas reglas pactadas políticamente entre los Gobiernos del Estado y la Comunidad Foral que conducen a una sistemática subvaloración del coste de las competencias estatales no asumidas por ésta. El diseño general de tales reglas fue definido en la Ley 28/1990 siguiendo el precedente vasco, aunque su especificación para cada uno de los períodos quinquenales a los que se refieren las diferentes leyes de modificación del Convenio, se ha negociado separadamente con resultados netamente favorables para el Gobierno Navarro, otra vez siguiendo la estela dejada por el caso vasco. Como resultado de todo ello la Aportación de Navarra al Estado se ha convertido en un auténtico privilegio que diferencia a los navarros del resto de los españoles.

En el caso aquí estudiado —que corresponde a la última Ley del Convenio, referida al quinquenio 2005–2009— la determinación de la Aportación en el año base —es decir, 2005— recoge una subvaloración de la cantidad a pagar por la Administración navarra que supera los 640 millones de €. Dos son los elementos principales que conducen a este resultado. Por una parte, la atribución al Estado de un déficit presupuestario inexistente y, por otra, el empleo de un índice de imputación del 1,60 por 100 en la estimación de este coste, que supera al que razonablemente debería utilizarse si tal índice reflejara la verdadera dimensión relativa de la economía de Navarra dentro de España —es decir, el 1,56 por 100—.

El privilegio navarro alcanza así una cifra de 644 millones de € que equivale al 4,2 por 100 del PIB regional. En términos per capita, el Gobierno de Navarra dispone de 1.102 € por cada habitante, lo que les concede una notable holgura financiera para dedicar recursos a una política fiscal relajada que hace que los impuestos pagados por los navarros sean sustancialmente inferiores a los que gravan a los demás ciudadanos de España.
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La publicidad institucional o cómo comprar adhesiones con dinero público

La publicidad institucional o cómo comprar adhesiones con dinero público

@Jesús Cacho - 04/06/2008




De acuerdo con un llamado 'Informe de Publicidad y Comunicación Institucional 2007', aprobado por el Consejo de Ministros el pasado viernes, el Gobierno de la nación gastó el año pasado la friolera de 269,5 millones de euros (un 25% más que en 2006) en publicidad y comunicación institucional, cifra que equivale a casi 45.000 millones de las antiguas pesetas, una suma muy importante que pasó a engrosar directamente las cuentas de resultados de los grupos de comunicación, españoles en su mayoría. El problema es que no de todos, y desde luego no en la proporción adecuada a su circulación o nivel de audiencia. En el caso de la empresa que edita este diario, los ingresos que Titania Compañía Editorial recibió de esas campañas de publicidad del Estado fue cero patatero.

Lo cual plantea algunas interesantes reflexiones casi de obligado cumplimiento cuando de una democracia, o eso dicen, se trata, cogitaciones que tienen que ver con dos ámbitos fundamentales de análisis: el referido a los criterios utilizados a la hora del uso –a menudo abuso- del dinero público por parte de la Administración, por un lado, y la relación de profunda desconfianza, cuando no abierta enemistad, que esa Administración ahora en manos del Gobierno socialista mantiene con las nuevas tecnologías, en general, y con Internet, en particular. Ya saben, lo que no puedo controlar, lo combato y, en el mejor de los casos, lo ignoro o lo aíslo como si de la peste se tratara.

De acuerdo con la correspondiente nota oficial, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio fue el que más invirtió, hasta un total de 79 millones de euros en 26 campañas. Los receptores de aquella lluvia de dinero fueron la televisión (el 40% de la inversión total), la prensa escrita (30%), y la radio (12%). Queda sin especificar el destino del 18% (o 48,5 millones de euros) de aquella inversión, porcentaje en el cual deberían encontrarse los medios en Internet y, obviamente, El Confidencial. De acuerdo con los últimos datos de OJD (1,2 millones de usuarios únicos y cerca de 6 millones de visitas mes), este diario figura entre los más importantes publicados en español en la Red, lo cual hace todavía más llamativo, por escandaloso, el ninguneo consciente que, con el dinero del contribuyente, el Ejecutivo practica con los 40 periodistas que integran ya la nómina de El Confi.

No caeremos en la tentación de ponernos estupendos con declaraciones grandilocuentes, aunque la ocasión lo merezca, porque esta película ya la hemos visto muchas veces y estamos, en suma, ante una manifestación más de los males de una democracia sin demócratas, servida por un Gobierno que cree lícito utilizar el dinero público para masajear a los medios que le son adictos, con independencia de su circulación o del impacto que tengan en la opinión pública. Se trata de ayudar a los amigos. Vale el viejo refrán, tan castizo él, según el cual "a los amigos, todo; a los enemigos, nada, y a los indiferentes, la legislación vigente".

Por desgracia para nuestra cuenta de resultados (y suerte para nuestros lectores) El Confidencial podría ser encuadrado dentro de esa grupo de los "indiferentes", es decir, los medios no alineados con ninguno de los dos grandes partidos en liza. En este diario no se pide el carné ideológico a ningún periodista, ni se guarda fidelidad a ningún partido. Este es un medio plural. Como España, como la vida misma. Y eso no se lleva en este país nuestro, donde rige la máxima de "cada oveja, con su pareja". Tampoco se lleva que hagamos periodismo en Internet, esa maravillosa ventana de libertad, ese invento revolucionario que tan difícil ha puesto a Gobiernos y a grupos de presión mantener el control de lo que se publica.

La desconfianza hacia Internet entre los altos cargos de la Administración socialista es manifiesta. El Confidencial, al contrario que una inmensa mayoría de medios en la Red, es un diario que busca, elabora y contrasta su propia información, y lo hace de acuerdo con los cánones clásicos del periodismo de calidad, lo cual lleva con frecuencia a sus redactores a tener que contrastar sus noticias con fuentes oficiales. La respuesta de la Administración, ya sea Moncloa o cualquiera de los Ministerios, daría para llenar una biblioteca de anécdotas a caballo entre el esperpento y la risa. Ocurre simplemente que el Gobierno, a quien se le suele llenar la boca hablando de Internet y las nuevas tecnologías, desconfía de aquello que no controla. Y, si puede, le niega el pan y la sal. Democracia a la española.

El Ejecutivo aprobó el viernes el Plan de Publicidad y Comunicación Institucional para el año 2008, plan que tiene por objeto "aumentar la transparencia (sic), mejorar la planificación y garantizar la utilidad de la comunicación de la Administración Central", con una inversión prevista de 187 millones de euros, distribuidos en 161 campañas a lo largo del año. "Con respecto a las herramientas de comunicación a emplear", señala el texto oficial, "destaca una vez más el empleo de la prensa escrita en más del 74% de las campañas, seguida de Internet (60%), radio (54%) y televisión (41%). Destaca, por tanto, el gran aumento de la utilización de Internet...". De acuerdo. Vamos a ver si el Gobierno cumpla por fin con los principios de transparencia y equidad que recoge la Ley de Publicidad y Comunicación Institucional. Le estamos esperando.

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Cómo conseguir 10 minutos de fama

Cómo conseguir 10 minutos de fama

José Luis Gavilanes Laso, hasta ayer leonés anónimo y eximio autor de "Vergílio Ferreira, espaço simbólico e metafísico", hoy celebrado analista de actualidad. Durante 10 minutos. Los que se invierten en abrir esta página, leer lo que pone en ella, cerrarla y decirse a uno mismo - "pero este tío es bobo o qué". Mañana nadie se acordará de él. Volverá a su feliz anonimato provinciano y a dedicarse con fruición a los enredos de la universidad pública y a las cosas de Vergílio Ferreira, que ni sé quien es ni, la verdad, me interesa lo más mínimo.



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José Luis Gavilanes Laso (León, 1944) hubo de abandonar los estudios de bachillerato a los 14 años para entrar a trabajar como empleado en unos conocidos almacenes de la capital leonesa. En 1968 fue detenido y encarcelado por su oposición a la dictadura franquista. En 1970 abandonó el trabajo como vendedor de electrodomésticos para matricularse en la Universidad de Salamanca. Se licenció en Filosofía y Letras, Sección de Románicas, en 1976, y acto seguido fue contratado como profesor ayudante de clases prácticas por dicha universidad. Obtiene el título de doctor en 1988 y posteriormente gana por oposición una plaza de Profesor Titular de Lengua y Literatura Portuguesas en la citada institución, dedicándose hasta hoy a labores docentes y de investigación.

Dentro de su actividad profesional, además de numerosos trabajos en revistas especializadas y volúmenes colectivos, ha publicado: Vergílio Ferreira, espaço simbólico e metafísico (Publicações Dom Quixote, Lisboa, 1989), Aparición (Ed. Cátedra, Madrid, 1984) y en colaboración la Historia de la Literatura Portuguesa (Ed. Cátedra, Madrid, 2000). Durante varios años fue colaborador con "Carta de Espanha" en la revista Coloquio & Letras, de la prestigiosa Fundação Calouste Gulbenkian.

Como divulgador del pasado leones, ha publicado varios trabajos en Tierras de León y en el suplemento Filandón, del Diario de León, entre los que destacan aquellos relacionados con los deportados leoneses en los campos de exterminio nazis. Ha colaborado tambien en los periódicos ABC, El Adelanto (Salamanca), Diario de Notícias (Lisboa), Diario de León y de las revistas Triunfo y La aventura de la Historia.

 
 
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E-mail: edilesa@edilesa.es

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El pico de Federico

TRIBUNA
JOSÉ LUIS GAVILANES LASO  
HAY un gallo de pelea, en España, y muy locuaz, de grande y dorado pico, que se llama Federico, y temprano canturrea en corral episcopal. Tras leer El capital , siendo aún Federiquillo, se hizo rojo contumaz de la hoz y del martillo, y a la China se marchó sin pasaporte oficial. Impregnose de amarillo por mejor asimilar de Mao la revolución, que había que propagar a bombo, caja y platillo como nueva religión, o a bombazo y a gatillo, si así era de rigor. En Oriente prosiguió poco tiempo en el error, pues encontró la verdad cuando se desorientó de una forma casual. Como a San Pablo ocurrió, previo a entrar en santidad, que camino hacia Damasco, ya cerca de la ciudad, del caballo se cayó y al darse contra un peñasco abjuró de sopetón del falso credo judaico para entrar en puridad; a Federico ocurrió algo casi similar. Pues fue a pegarse un morrón en la cabeza al viajar desde Shanghai a Hong Kong, en moto con sidecar, volviendo a la cristiandad por la hostia que se dio. Aunque encontró la verdad, como era de esperar por efecto del morrón, aquel uso racional tan ágil de su pollez lo ha acabado de perder y no lo ha vuelto a encontrar, ocupando su lugar: odio, invectiva y rencor contra gallipavo aquel que sostenga otra opinión o no cante como él. Y nadie sabe por qué, pues sólo lo sabe Dios. ¡A la mierda! el Libro Rojo, un coñazo de impostura, hoy asunto de despojo fermentando en la basura. ¡Venga el Nuevo testamento, el gobierno de los curas, abajo los dictadores, no todas las dictaduras, que aquellas de guante blanco meten al malo en cintura!

De amarillo accidental y bermejo ocasional, si a la izquierda dio la espalda, de color siguió tal cual, con bandera roja y gualda de español fundamental. Todo aquel que no la quiera por quererla tricolor, que no se llame español, llámese ruso, mogol o de otra patria cualquiera, pero, de la suya, no. Es curioso y es chocante que gallo quiquiriquí, de mala «hache», no obstante como supra ya advertí y exadicto comunista de la escuela de Pekín, se haya vuelto evangelista, cobre sueldo de la Iglesia, que bien contante y sonante, y la nómina en latín, es dinero vergonzante por ser de trabajo ruin.

Aunque el nombre Federico, en el idioma teutón, es un «príncipe de paz», guerrea sin compasión, a su antojo, voluntad y muy poca discreción, por ser ave liberal. Y clava con mucho ardor a su izquierda el espolón por un desvío nasal, pues en esa dirección es que le huele fatal. Mas, si percibe un olor que también le huela mal, a la diestra Federico con violencia le echa el pico como a alondra el gavilán, picoteando al zullón hasta echarlo del corral. Por no cantar como él, este gallo campeador oriundo de Teruel, pica que pica a Piqué, al alcalde Gallardón, y hasta el diario ABC tampoco se libra de él, si no hay satisfacción. Pica y pica, y ya es el colmo, al mismísimo del Olmo, el patriarca de la antena, y hasta a Iñaqui Gabilondo, colega de otra cadena conocida como SER, que le han dado de comer muy ricas sopas con ondas, y ahora zahiere y condena sin cejar de arremeter desde su micro-patena. Cuando zurra la badana, blande pico y espolón, y antes de que asome el sol canta todas las mañanas con aire de desafío, molto presto en mi bemol: Qui il gallo sono io , la canción napolitana dicha en lenguaje español: «Aquí el que canta soy yo».Y este gallo, a lo play-boy, almuecín de la mañana, a todo enmienda la plana, no escapándose Rajoy, gallego de vengo y voy, pero salvando a Zaplana, che de cuna valenciana, que, si bien se aparte hoy, nadie duda que mañana será el que carde la lana dentro de la oposición. A menos que Gallardón no le haga blanda cama, con buena manta y colchón.

Al alba de los maitines de la radio-comunión, llama «maricomplejines» a quien renuncie a la acción o no secunde sus fines, si ordena concentración o en la calle exhibición de banderas y pasquines. Picajoso y picatero, a quien pica sin piedad, a despecho y por capricho, es a un pobre zapatero abreviado en ZP, al que pone como un Cristo por haber echado a un mico bigotudo del poder, esposado a una Botella, a George Bush y Tony Blair. Y también si hay que picar, como leña se da al mono, le dio pico a Pepe Bono, cuando era mandamás de la cúpula marcial, por no dejarse atizar con la bandera de España, al grito de ¡dadle caña!, en la Puerta de Alcalá. ¿A qué viene tanto armar del manchego si, en verdad, ese golpe nunca entraña ofensa a la dignidad? ¡Dichoso aquel que tuviera un chichón en la sesera por la leche que le dieran con la enseña nacional! Volvería a la verdad, cual Federico en Oriente, si se hubiera torpemente desatado del ronzal.

Tampoco la monarquía, su corte y feligresía se libran de tu espolón, puyazo y antipatía, cantando con alegría, bandurrias y acordeón, esta singular jotica de ofrenda a La Pilarica, dedicada al rey Borbón: « Ay, Juan Carlos, si no abdicas y partes con viento fresco en tu velero Bribón, por bien de la institución seguiré pica que pica en honor de mi nación, de tu suegra Federica, por llamarse como yo, y de tu hermosa nietica porque se llama Leonor».

En hablando del pasado de nuestra gloriosa España, Federico imparte saña con el pico muy afilado, horadando en las entrañas de quien salió derrotado de aquella incivil campaña. ¿Quién fue el tipo que predijo esta blasfemia tamaña: «Yo quitaré el crucifijo de las escuelas de España», siendo el hombre más «negao» por haber «sembrao» cacao, cardos, zarzas y cizaña? Azaña. ¿Y quién miserable y ruin se llevó el oro de España a la Rusia de Lenín? Negrín ¿Y el demagogo más fiero que sentía gran desprecio por el mundo del dinero y por contra más aprecio hacia el pobre jornalero? Pues un Largo Caballero. ¿Y de todos el más necio? ¡Quién iba a ser, Indalecio! ¿Quién le dio lustre al gatillo, en tierra de Paracuellos, llenando de sangre aquello bajo la hoz y el martillo? Carrillo. ¿Y quién, inmediatamente, les echó de España a todos, siendo, no obstante, indulgente y dulce como el membrillo? El Caudillo. ¡Bendita tu rebelión, gloria a ti, Generalísimo!, por salvar a la nación de las garras del marxismo, anarquía y desunión. Viendo a la patria maltrecha, perdida sin remisión, la orientaste cara al sol bajo un yugo y unas flechas sin miedo a la insolación. En deseos yo me ardo llegue inminente la fecha de elevar a los altares a Su Excelencia de El Pardo y juntito, a su derecha, doña Carmen, con un nardo, ataviada de collares, sonriente y satisfecha cual Gioconda de Leonardo».

Federico, Federico, oye rico, templa el pico, descansa un poco, no más, que ese pico, Federico, se te puede lastimar. Por picar en Cataluña, te quebraron la pezuña, que por ello cojo vas. Y si picas sin parar, ese pico, Federico, pronto muy romo será. De tal modo que, mañico, puedes quedarte sin pico, y ya no podrás echar a la siniestra el hocico, ni tampoco a la derecha, si ella a tu gusto no está. Desbrava los espolones, deja de tanto picar, ni cantes al gallear de otros sus restricciones y nada de tus excesos, más propios de contriciones, maldiciente caporal. No siendo así, Federico, sin continencia a largar veneno por ese pico todo el día sin cesar, poniendo acaso en peligro la concordia nacional, te digo, cantamañanas, si crees en Dios, Federico, él te habrá de castigar, con la Cope, sacro aprisco y tu corte terrenal.

Agudo picador de rompe y rasga, agraz cultivador de la matraca, del insulto y del denuesto, preclaro voceador de ofensa experto, temprano agitador aún somnoliento; y activo capiscol en sacro huerto, de darte un repelón no me arrepiento. Con varapalo y puñal, mas siendo leve la pulla que no me gusta sangrar pues la herida me repugna, ni cosa que más me irrite que la «fiesta nacional» , te lo digo de verdad, esa verdad que no es tuya, la tuya, guárdatela, nos la oficies con casulla, coro, campana, aleluya y anuencia episcopal.
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Los impuestos y la teoría de Abundio: el caso español

Los impuestos y la teoría de Abundio: el caso español

@Carlos Sánchez - 04/06/2008





A Abundio, como se sabe, la voz popular le atribuye la hazaña de vender el coche para comprar gasolina. Una segunda variante, con sede en Navarra, relaciona a nuestro personaje con aquel labriego que cuando iba a vendimiar se llevaba uvas de postre. Abundio es, por lo tanto, y de esto parece haber pocas dudas, un héroe del pueblo a quien se le suele relacionar con un comportamiento un tanto bobalicón y nada malicioso. No estamos ante un taimado y ladino personaje. Abundio es, simplemente, tonto, como el Simón de la canción de Radio Futura.

En la larga vida de la hacienda pública española ha habido innumerables casos que recuerdan a Abundio. Desde las galeras que hacía la ruta de las indias cargadas con oro español pero que descargaban su valiosa mercancía en tierras genovesas, hasta los legendarios banqueros que retrató el gran Ramón Carande, y que atendían al nombre de Fugger o Wesler. Sin olvidar la primera industrialización española de principios del siglo XIX, que enriqueció a la banca francesa o belga, pero que arruinó a las arcas públicas con contratos leoninos imposibles de cumplir. Eso sí, con el plácet de la Corona.

Dios me libre de llamar 'abundios' a las autoridades económicas españolas, pero no me dirán ustedes que otro gallo cantaría si en lugar de bajar los impuestos o cotizaciones sociales durante los años de esplendor económico se hubieran comportado de forma más prudente y hubieran dejado las cosas como estaban. Frente al optimismo gubernamental que habla de que la economía española tiene margen de maniobra para capear el temporal, lo cierto es que ese margen se ha estrechado precisamente por la insensata política fiscal llevada a cabo en los últimos años, y que entre otras cosas impide que ahora se rebaje la carga fiscal del Estado en aras de estimular el crecimiento económico.

En su lugar, lo que ha ocurrido en los últimos años es que se han hecho políticas fiscales procíclicas que han cebado la demanda interna, hasta el punto de que han alimentado la espiral inflacionista, lo que explica en parte el diferencial de precios que mantiene con la zona del euro desde su ingreso en la moneda única, hace ahora 10 años. ¿Que no quieres té? Pues toma dos tazas, que dice el saber popular.

Recortes fiscales injustificados

Ni las condiciones monetarias (enorme liquidez) ni el contexto macroeconómico de los últimos años 90 y los primeros años de este siglo (fuerte crecimiento en EEUU al calor de la revolución tecnológica) aconsejaban aquellas rebajas impositivas, lo que hace pensar que buena parte de lo que ocurre ahora tiene que ver con unos recortes fiscales de difícil justificación. El Partido Popular bajó hasta dos veces el Impuesto sobre la Renta y el PSOE una, lo que explica que el IRPF en lugar de ser la columna vertebral del sistema tributaria se haya convertido en un tributo menos relevante. Y ello sin contar la rebaja de las cotizaciones sociales que alegremente se han destinado a subvencionar parte del empleo que ahora se está destruyendo, lo cual es un auténtico dislate.

Los números cantan. En 1996, el Impuesto sobre la Renta recaudó 34.345 millones de euros, mientras que en 2006 los ingresos totales ascendieron a 67.576 millones de euros. Quiere decir esto que la recaudación se ha multiplicado por dos en el último decenio. ¿Mucho o poco? Depende. Si la evolución se compara con lo que ha recaudado el Impuesto de Sociedades resulta que al Estado se le ha debido quedar cara de Abundio. La recaudación del impuesto que grava los beneficios empresariales se ha multiplicado por cinco en apenas diez años (de 8.917 millones a 39.418 millones), pero es que el IVA se ha multiplicado por dos veces y media (de 24.151 millones a 60.421 millones), lo que quiere decir que el IRPF ha sido el tributo más afectado por los recortes impositivos. Factores como la inmigración, el euro, la caída de los tipos de interés o la llegada de fondos de cohesión en cantidades ingentes, han tenido, desde luego, un mayor efecto sobre el milagro español que los recortes de impuestos, como han puesto de manifiesto infinidad de estudios.

Como todo el mundo sabe, un país no es mejor ni peor por tener impuestos más altos o más bajos. La calidad de una nación se mide por variables como la libertad económica, la capacidad de redistribución de la riqueza, la cohesión social o la eficiencia del sistema tributario, por lo que los impuestos cumplen un papel relativo. El objetivo no es recaudar más, sino recaudar mejor. Y por eso, son un instrumento de política económica de primera mano, ya que permiten influir en los ciclos de forma certera. Y lo que ha pasado en los últimos años es que esa munición se ha malgastado inútilmente con políticas procíclicas que han alimentado la caldera hasta lograr que la economía española creciera por encima de su potencial, lo cual no parece muy razonable si se quiere mantener saneado el cuadro macroeconómico.

¿Se imaginan ustedes lo que se podría hacer en la situación actual con los miles de millones de euros gastados inútilmente en los últimos años? Se podría bajar de una tacada el IRPF, el Impuesto de Sociedades y las cotizaciones sociales, lo cual permitiría gobernar el ciclo económico con políticas de estímulo de la demanda. El ensanchamiento de la oferta económica con políticas liberalizadoras haría el resto. Y aquí paz y después gloria. Ni al mismísimo Abundio se le ocurriría hablar del nombre de la cosa. Si crisis, desaceleración o recesión.

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Zapatero y la crisis económica: generoso en Roma, indolente en España

Zapatero y la crisis económica: generoso en Roma, indolente en España

@Antonio Casado - 04/06/2008



Debe ser un tic aldeano, pero uno no acaba de encontrar la rima entre los agujeros de la economía española y la generosidad global del Presidente. Para evitar que la cumbre de la FAO se quede en un festival de palabras -esa fue la explicación-, España pone 500 millones de euros sobre la mesa. Destinados a remediar el hambre en el mundo. Amén.

Noble causa y loable argumentación expuesta en Roma por Zapatero: "España tiene un firme compromiso en la lucha contra la pobreza y el hambre", "Espero que la crisis alimentaria sea un aldabonazo en las conciencias de los más egoístas", "Pido que estemos a la altura de las circunstancias", y cosas así. Nada que objetar si no estuviéramos obligados a comparar esa firme actitud, tan resuelta y de tanta claridad expositiva al motivarla, con la indolencia del Gobierno frente a nuestra propia crisis, que no es alimentaria pero va camino de amargarnos la vida a corto plazo. Indolencia para explicarla y para afrontarla, mientras la inapelable certeza aritmética de las malas noticias, en forma de indicadores económicos, vuelven a pulverizar las previsiones oficiales.

Si descontamos el camuflaje semántico y el voluntarismo que despacha el señor Rodríguez Zapatero cuando se refiere a la "desaceleración económica", nos saldrá al paso un panorama desalentador. Por un lado, crecimiento a la baja e inflación al alza con caída del consumo privado, que es un escenario aberrante. Y, por otro, el consabido impacto social que, a consecuencia de lo anterior, deducimos de una cifra de parados que se acerca peligrosamente a los dos millones y medio, tras los 15.058 registrados en mayo.

Carece de sentido reciclar el pasado inmediato por el gusto de referirse a Zapatero como el gran simulador de la crisis que se avecinaba en vísperas electorales. Despachar el asunto llamando mentiroso al presidente del Gobierno, como harán mis previsibles foreros, es adjudicarle unas dotes proféticas que nunca tuvo. Dicho sea en sentido técnico, no religioso. Es decir, la profecía del analista, el estudioso o, simplemente, el mejor informado. Esa es la gracia de difícil asignación al presidente del Gobierno y, por lo visto, también al vicepresidente, Pedro Solbes, obligado a rectificar hacia peor las sucesivas previsiones que ha ido formulando en los dos o tres últimos trimestres.

Pero la incompetencia no consuela más que la mentira. Ante la avalancha de malas noticias económico-sociales, el personal anda desorientado por la falta de explicaciones realistas de lo que está ocurriendo y lo que puede ocurrir el umbral de la destrucción de empleo. Ahí estamos. Y ese es el verdadero heraldo del malestar social, aunque todavía falte un largo trecho para los dos trimestres de crecimiento negativo, que es el chivato de la crisis económica, según los técnicos.

Sin embargo, Zapatero hizo ayer un alarde de realismo en Roma, al reclamar una movilización mundial para luchar contra la crisis alimentaria. Entre otras cosas, impulsando la capacidad productiva de los países más amenazados por la hambruna. Se entiende bien ¿Podría explicarnos cuál es la receta aplicable a su propio país para capear una situación económica más grave que ayer pero menos que mañana, a juzgar por la tendencia?

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Rosa Díez, abucheada en el Congreso por diputados socialistas por defender el castellano

Rosa Díez, abucheada en el Congreso por diputados socialistas por defender el castellano

05.06.08 | 08:20. Archivado en Parlamento

(PD).- "¿Qué piensan hacer para frenar la discriminación que sufren miles de familias por no poder matricular a sus hijos en un modelo de enseñanza en castellano?". La diputada de UPyD ha planteado esta pregunta en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Rosa Díez fue recibida con abucheos e interrumpida por los murmullos de diputados de todas las bancadas, especialmente los socialistas.

La respuesta del Ejecutivo, por boca de la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, ha sido contundente: "No pretenda erigirse como máxima interprete de la Constitución en materia de lenguas, por encima incluso del Tribunal Constitucional".

En su exposición, Rosa Díez ha recordado a la ministra que la libertad es poder elegir la lengua en la que educas a tus hijos y que la cooficialidad significa que la administración garantizará el trato igual de todos los ciudadanos al margen de la lengua en la que quiera expresarse.

En este sentido, Díez ha denunciado la "discriminación" que se practica en algunas comunidades autónomas y lo ha calificado como "un atentado contra la libertad y contra la igualdad" de los ciudadanos.

Castellano, la lengua oficial

La titular de Administraciones Públicas ha dicho que no caben interpretaciones por parte de los poderes públicos, al recordar que la Constitución, los estatutos de autonomía y las leyes aprobadas por el Congreso "establecen claramente las líneas del modelo lingüístico".

Ha recordado que el castellano es la lengua oficial del Estado, como también lo son las demás lenguas en sus respectivas comunidades autónomas, tal y como aparece en el artículo 3 de la Constitución, ha apostillado.

Tras precisar que si hay problemas concretos que corregir se corregirán en base al ordenamiento jurídico, ha enfatizado que desde los poderes públicos no se dedican a restaurar "ningún significado constitucional, sino a hacer efectivo el derecho lingüístico, aplicando la ley y lo que decide el TC"

"Sólo podrán educar a sus hijos en castellano los que tengan dinero para llevarlos a centros privados"

05.06.08 | 13:25. Archivado en Partidos

Francisco Galván.- Este miércoles en el Congreso se vivió un momento bochornoso cuando los abucheos por una parte de los diputados imposibilitó que la diputada Rosa Díez acabara de formular su pregunta al Gobierno. La diputada de UPyD tiene claro que fueron diputados socialistas los que la increparon y afirma que "hay quien no sabe ni quiere escuchar lo que no les gusta oír".

¿Pudo ver usted quién le abucheaba ayer en el Congreso?

No por supuesto que no, los que abuchean se enmascaran en la masa. Pero eran diputados socialistas, por supuesto.

¿Había diputados del PP entre los que le molestaron en su intervención?

No, estaban en las gradas socialistas, eran diputados socialistas.

Se pudo ver cómo se quedó usted sin tiempo para replicar. ¿No debería el presidente del Congreso haber parado el tiempo?

El tiempo de las preguntas está muy tasado y se acabó el tiempo. Yo, desde luego, no voy a plantear ese debate; se acabó el tiempo y ya. La cuestión es que hay quien no sabe escuchar y no quiere escuchar lo que no les gusta oír. Y aquí quien actuó mal fueron los que abuchearon.

Preguntó usted al Gobierno por la discriminación del castellano en algunas Comunidades Autónomas. ¿Qué le quedó por decir por falta de tiempo?

Yo intervine para plantear la discriminación que sufren algunos ciudadanos que quieren matricular a sus hijos en la lengua castellana, quienes quieren acceder a un puesto en la administración o quieren utilizar la lengua castellana en el espacio público.

No es la lengua la que está discriminada sino los ciudadanos que quieren utilizar ese derecho los que están discriminados. Y eso es lo que denuncié; lo denuncié en poco tiempo pero si hubiera tenido treinta segundos habría concluido explicando que la lucha contra la no discriminación es una obligación constitucional. Lo mismo que en España en estos años se ha avanzado mucho en esa lucha contra la no discriminación por motivos religiosos, sexuales o ideológicos.

La discriminación por motivos lingüísticos avanza ante la pasividad del Gobierno y ,si esto sigue así, sólo podrán educar a sus hijos en castellano los que tengan dinero para llevarlos a centros privados ya que el Ejecutivo mira para otra parte ante lo que es un atentado a la libertad e igualdad de todos los españoles.

¿Qué medidas cree usted que se deberían hacer para atajar este problema?

Lo hemos explicado en muchas ocasiones, el Gobierno tiene que intervenir para garantizar la libertad y la igualdad. Y el problema es que como no reconocen que se están vulnerando esos derechos y principios pues no hacen nada. La ley tiene que estar al servicio de los ciudadanos y no al contrario, para que los ciudadanos sean respetados en sus derechos básicos y fundamentales.

Parece que si se celebrasen unas elecciones hoy ustedes subirían el doble. ¿Tienen ya organizado el partido para las próximas elecciones Autonómicas y Europeas?

El partido lo teníamos preparado antes de las elecciones, porque presentamos 700 candidatos en toda España. Ahora estamos en un proceso de crecimiento y consolidación a la vez. Preparando Municipales, Europeas, Autonómicas Gallegas y Vascas. Lo más difícil ya lo hicimos y ahora seguimos trabajando.

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[ROSA DIEZ] "Sólo podrán educar a sus hijos en castellano los que tengan dine...

"Sólo podrán educar a sus hijos en castellano los que tengan dinero para llevarlos a centros privados"

05.06.08 | 13:25. Archivado en Partidos

Francisco Galván.- Este miércoles en el Congreso se vivió un momento bochornoso cuando los abucheos por una parte de los diputados imposibilitó que la diputada Rosa Díez acabara de formular su pregunta al Gobierno. La diputada de UPyD tiene claro que fueron diputados socialistas los que la increparon y afirma que "hay quien no sabe ni quiere escuchar lo que no les gusta oír".

¿Pudo ver usted quién le abucheaba ayer en el Congreso?

No por supuesto que no, los que abuchean se enmascaran en la masa. Pero eran diputados socialistas, por supuesto.

¿Había diputados del PP entre los que le molestaron en su intervención?

No, estaban en las gradas socialistas, eran diputados socialistas.

Se pudo ver cómo se quedó usted sin tiempo para replicar. ¿No debería el presidente del Congreso haber parado el tiempo?

El tiempo de las preguntas está muy tasado y se acabó el tiempo. Yo, desde luego, no voy a plantear ese debate; se acabó el tiempo y ya. La cuestión es que hay quien no sabe escuchar y no quiere escuchar lo que no les gusta oír. Y aquí quien actuó mal fueron los que abuchearon.

Preguntó usted al Gobierno por la discriminación del castellano en algunas Comunidades Autónomas. ¿Qué le quedó por decir por falta de tiempo?

Yo intervine para plantear la discriminación que sufren algunos ciudadanos que quieren matricular a sus hijos en la lengua castellana, quienes quieren acceder a un puesto en la administración o quieren utilizar la lengua castellana en el espacio público.

No es la lengua la que está discriminada sino los ciudadanos que quieren utilizar ese derecho los que están discriminados. Y eso es lo que denuncié; lo denuncié en poco tiempo pero si hubiera tenido treinta segundos habría concluido explicando que la lucha contra la no discriminación es una obligación constitucional. Lo mismo que en España en estos años se ha avanzado mucho en esa lucha contra la no discriminación por motivos religiosos, sexuales o ideológicos.

La discriminación por motivos lingüísticos avanza ante la pasividad del Gobierno y ,si esto sigue así, sólo podrán educar a sus hijos en castellano los que tengan dinero para llevarlos a centros privados ya que el Ejecutivo mira para otra parte ante lo que es un atentado a la libertad e igualdad de todos los españoles.

¿Qué medidas cree usted que se deberían hacer para atajar este problema?

Lo hemos explicado en muchas ocasiones, el Gobierno tiene que intervenir para garantizar la libertad y la igualdad. Y el problema es que como no reconocen que se están vulnerando esos derechos y principios pues no hacen nada. La ley tiene que estar al servicio de los ciudadanos y no al contrario, para que los ciudadanos sean respetados en sus derechos básicos y fundamentales.

Parece que si se celebrasen unas elecciones hoy ustedes subirían el doble. ¿Tienen ya organizado el partido para las próximas elecciones Autonómicas y Europeas?

El partido lo teníamos preparado antes de las elecciones, porque presentamos 700 candidatos en toda España. Ahora estamos en un proceso de crecimiento y consolidación a la vez. Preparando Municipales, Europeas, Autonómicas Gallegas y Vascas. Lo más difícil ya lo hicimos y ahora seguimos trabajando.



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Publicado por VRedondoF para ROSA DIEZ el 6/05/2008 04:18:00 PM
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Jiménez contra Fernández y la legión de tontos útiles

Jiménez contra Fernández y la legión de tontos útiles

“Por ejemplo, va al Grupo Popular y les hace un análisis y algún pío diputado que anda por ahí regalando estampitas aparece con gonorrea, es un decir”. Son palabras de Federico Jiménez, en la Cadena COPE, con esa brillantez suya para tirar la piedra y esconder la mano, para insultar sin identificar al insultado pero dejando claro de quién se trata.

Pues bien, sepan que el ‘meapilas’ es Jorge Fernández, uno de los escasísimos diputados del PP católico que, por ejemplo, acude a misa diaria, lo cual, como todos ustedes saben y el catecismo nos enseña, es gravísimo. Conste que Fernández no me habla desde que le afeé la conducta evasiva del PP, y la suya propia, cuando la votación sobre la ley de Investigación Biomédica, la barbaridad nazi más salvaje de toda la barbaridades perpetradas por el Gobierno Zapatero durante la pasada legislatura. Ahora bien, que el majadero de Jiménez se dedique a insultar a cristianos desde la emisora confesional es algo que hierve la sangre, mientras un grupo de majaderos católicos aplauden las gracias de este portento de las ondas, de este escándalo con patas. Son la legión de tontos útiles, convencidos, como Arzalluz con los filoetarras, de que “unos menean el nogal y otros recogemos las nueces”, como si la re-evangelización de esta España pagana dependiera de expulsar ZP de La Moncloa.

Pero, ¿por qué Jiménez arremete contra Fernández? Por su salario (1,8 millones de euros más la subida, si finalmente le renuevan) naturalmente. Sabe Jiménez, que como todo ateo es un vaticanólogo experto, siempre pendiente de las camarillas clericales, que Fernández es amigo de monseñor Antonio Cañizares, un obispo nada sospechoso de ínfulas nacionalistas, que se ha plantado y ha dicho que el escándalo Losantos debe terminar y que no había que renovarle. Jiménez no se atreve a criticar directamente a Cañizares, porque sabe que eso despertaría hasta a los tonti-católicos anteriormente mencionados. Cañizares es un hombre de Cristo, de cuya rectitud de intención nadie duda, y al que la verdad le agrada más que la estrategia y al que la coherencia le seduce más que el éxito. Por eso, Jiménez, siempre cobarde, bravucón con el PP que no le gusta pero servil hasta la baba con, por ejemplo, los poderes económicos (recuerden la sintomática frase del portavoz del BBVA, Javier Ayuso, entidad que ha batido marcas en el soborno a empresas periodísticas: “Nosotros a Federico le compramos en Libertad Digital, porque nos sale más barato que comprarle en la COPE”) arremete contra la vida privada, la dignidad y hasta la integridad sexual -muy aburrida, dicho sea de paso- de Fernández.

Esto demuestra que convertir a Jiménez en un mártir de la libertad de prensa, sólo porque otra víbora cornuda, como el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, le haya llevado a los tribunales, es un sarcasmo-sarcástico. Y ya saben la diferencia entre el sarcasmo y lo sarcástico, según el adolescente Chesterton: “Sarcasmo es la sonrisa que yo pondría si cayera en este charco; sarcástica es la sonrisa que podríamos todos si quien cayera en el charco fuera el director del colegio”.

Dicho esto, siempre he sostenido que lo peor de mantener al brillantísimo Jiménez en la COPE -además de servir de coartada a la salvaje cristofobia que estamos viviendo en España- era que terminaría por dividir a los obispos, y eso son palabras mayores. Porque los peligros que acechan a la Iglesia están tanto dentro como fuera de ella, y el peor de los escenarios es ése que alguien resumió en las siguientes palabras: “Obispo contra obispo”.

Despidan ustedes a Jiménez y empecemos de nuevo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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s2t2 -Conferencia de Rosa Díez en el Club Siglo XXI: "De la calle al parlamento: una piragua entre dos portaviones"

Conferencia de Rosa Díez en el Club Siglo XXI: "De la calle al parlamento: una piragua entre dos portaviones"


Conferencia completa

9 de mayo de 2008

Tomo el título de esta conferencia, "Una piragua entre dos portaaviones", del texto de felicitación que me envió al día siguiente de las elecciones Pedro Ruíz. En él decía que habíamos conseguido lo que parecía imposible: que la pequeña piragua pasara entre los dos portaaviones que nos tenían sitiados. Me pareció una imagen de lo más descriptiva de lo que había ocurrido. Y desde entonces se la he tomado prestada.

Trescientos tres mil quinientos treinta y cinco ciudadanos de toda España decidieron el día nueve de marzo del año 2008 depositar su confianza en las candidaturas de un partido político nuevo cuyo nombre exacto apenas recordaban muchos de ellos, lo que no es de extrañar dado que incluso la prensa que cubría nuestros actos nos llamaba de diversas maneras: Unidad y Progreso, UPD., Unión para el Progreso…; y, casi siempre, el partido de Rosa Díez… y Fernando Savater. Nos han llegado cantidad de testimonios de las dificultades con que se han encontrado los ciudadanos que querían votarnos en los colegios electorales de toda España; de cómo han tenido que buscar la papeleta de Unión Progreso y Democracia; de cómo se han tenido que "currar" la decisión de apoyarnos. Sirva como ejemplo ésta crónica publicada en La Razón:
"Otra cosa es la experiencia que vivieron los que querían encontrar la papeleta de UPyD, en partido de Rosa Díez que, visto el desconcierto reinante, debería haber bautizado a su formación como "El partido de Rosa". "Al final voy a terminar votando al PSOE, ya lo verás… Es que… ¡No conozco el logotipo, ni me acuerdo de cómo se llama el partido!", comentaba un hombre de mediana edad al que el mensaje de la ex socialista le ha calado, pero las siglas con las que se presenta, no. "¡Ahí están!"

Sucedió más de una vez, y más de dos, hasta que un interventor socialista, ante la marabunta de desconcertados, las señaló:"Ahí están, entre las del PP y las nuestras!". La frase sonó casi a profecía, cuando no a temor, ante la posibilidad de que les arañase algún voto que doliese igual que si fuese un zarpazo".

Añadamos a las "dificultades" que señala el periodista que firma la crónica –nombre largo, difícil de retener—, el hecho de que con sólo seis meses de vida, sin presupuesto para invertir en publicidad, resultó completamente imposible posicionar la sigla UPyD. Y añádase e ello el hecho –poco conocido-- de que en España el setenta por ciento de los ciudadanos que se acercan a las urnas lleva el sobre con la papeleta de voto desde casa. Quien no puede enviar un mailing con el voto a los domicilios de los ciudadanos parte con una desventaja competitiva que hace prácticamente imposible obtener representación parlamentaria. Pero luego les hablaré del mailing y de las componendas a que da lugar.

¿Cómo es posible que en estas circunstancias, con tantas dificultades objetivas, logísticas, sin otros recursos que las aportaciones de simpatizantes y afiliados, en una campaña extremadamente polarizada entre el PSOE y PP, con una Ley electoral que prima el bipartidismo y a los partidos nacionalistas, con una participación que rondó el ochenta por ciento, hayamos colado la piragua entre los dos portaaviones que nos tenían sitiados? Yo creo que ha sido posible porque era necesario; o, dicho de otra manera: ha sido posible porque era mayor la necesidad que las dificultades. La verdad es que los ciudadanos han logrado el milagro que ninguno de los representantes del establishment estaban dispuestos a permitir que ocurriera. Como dijimos desde el principio, el éxito de nuestra propuesta política dependía única y exclusivamente de que fuera cierto nuestro pálpito: la gente necesitaba, quería, una nueva fuerza política que tuviera el valor de decir la verdad. Y las urnas han demostrado que así es: que existe una demanda creciente de ciudadanos que no están dispuestos a conformarse con lo que hay; que no se sienten de ningún frente; que exigen ser tratados con respeto por los representantes de los poderes públicos; ciudadanos que están dispuestos a participar y a lograr que las cosas cambien.

Más de trescientos mil ciudadanos, personas con nombre y apellidos, con su vida, con su familia, con sus amigos… han decidido otorgarnos su confianza. Son conciudadanos nuestros que tienen sus sueños, sus esperanzas, sus ilusiones; que cada día se levantan para ir a trabajar, a estudiar… Que llevan a sus niños al colegio, que salen de paseo al parque, que van al taller, a la oficina, al hospital, a su instituto… Más de trescientos mil de nuestros conciudadanos nos han convertido en su cara, en su voz, en sus ojos. Nos han convertido en sus interlocutores, en sus mediadores ente ellos y los poderosos, entre ellos y los que deciden sobre el futuro de su país, sobre el futuro de sus hijos, sobre su propio futuro. Nos han encargado que les representemos, que sigamos teniendo el valor de decir la verdad. Que argumentemos, que defendamos la causa justa, que defendamos lo que nos une, que rompamos la dinámica de los frentes, que no nos resignemos, que tengamos ambición de país.

Más de trescientos mil de nuestros conciudadanos se declararon el día nueve de marzo del bando de los optimistas. De ese bando que no rompe ni separa, sino que une y construye. De ese bando que no es frente, sino unión. Del bando de los que no se resignan. Del bando de los que trabajan para hacer posible lo que es necesario.

Sabemos que esto no ha hecho sino empezar. No paramos de recibir muestras de alegría de toda España. Todos los compañeros que han trabajado en Burgos, en Salamanca, en Baleares, en Albacete, en Sevilla, en Melilla, en Barcelona, en Madrid, en Guadalajara, en Murcia, en Alicante, en Asturias, en Galicia, en Navarra, en el País Vasco, en Cantabria, en Canarias…todos me recuerdan que estamos en el principio del cambio, en el principio de la regeneración democrática. Todos están pensando ya en las municipales, en las europeas, en las autonómicas. Todos sabemos que la base ya está puesta, que hemos hecho lo más difícil: nacer. Un compañero me mandaba un mail de felicitación y hacía el símil: "hemos parido un niño con la mili hecha"… No sé si es exactamente así; pero lo cierto es que hemos participado en una carrera de velocidad y hemos llegado a tiempo a la meta; y hemos puntuado. Ahora toca seguir trabajando para –siguiendo el símil militar--, ganar los galones por mérito y no por antigüedad.

Sé que la tarea que tenemos por delante no va a ser fácil. Los mismos que no daban un duro por nosotros cuando se fundó el partido –el Director de El País vaticinó que "después del día nueve, si las cosas ocurren como creo, no tendrá ningún interés hacerle (a Rosa Díez) una entrevista", siguieron insistiendo-- superada la perplejidad—al día siguiente de las elecciones: Soledad Gallego Rey describía nuestra entrada en el Congreso de los Diputados como una "proeza" para después afirmar que "esto" no duraría. Otros, desde la otra orilla, insistieron en la inutilidad de nuestra opción; eran los que se empeñaban en desanimar a los ciudadanos afirmando que lo que nosotros defendíamos "ya lo defiende el PP". Tal y como están las cosas no hace que falta que insista demasiado en negar tal afirmación.

Ya sé que hay quien cree que todo está bien como está, todo bien repartidito entre dos. Quienes se sienten cómodos con este sistema de partidos agotado, se pusieron a especular sobre los resultados al día siguiente de las elecciones. Los unos --que no pueden evitar reconocer que hemos conseguido nuestro escaño en la circunscripción en la que lo ha perdido el PSOE-- se empeñan en buscar los votos de UPyD en "los barrios ricos…" Vaya, que ya no es a quien "le quitamos los votos", --tabarra de toda la campaña—sino la identificación del barrio en el que viven nuestros votantes, para saber si son de una "izquierda" suficientemente "homologable" —gran pregunta que demuestra la calidad democrática de quien la hace—. Y los otros, en el colmo del complejo; se preguntan qué hubiera ocurrido "si no se hubiera presentado UPyD". A veces pienso que, los unos y los otros, prohibirían si pudieran la aparición de nuevas fuerzas políticas y decretarían el bipartidismo obligatorio. Claro, si sólo se presenta uno o si los ciudadanos sólo votaran donde a cada cual le parece que tiene asegurada la mayoría, pues mejor que mejor; y si no hay elecciones, ni te cuento… Se les olvida que la democracia no es votar sino elegir; donde no se puede elegir, no hay libertad. ¡Señor, qué tropa!

Unión Progreso y Democracia nace cuando y porque llegamos a la convicción de que en España hace falta un nuevo partido que defienda el Estado. Un partido progresista, laico, transversal e inequívocamente nacional. Un partido que recoge en sus planteamientos lo mejor de las dos corrientes políticas que han sido el germen de la Europa social y democrática: la socialdemocracia y el liberalismo político. Un partido comprometido con la regeneración democrática y con la defensa de la libertad. Un partido comprometido con la defensa de la unidad de la nación española como instrumento imprescindible para garantizar la igualdad. Un partido de españoles sin complejos. UPyD nace porque llegamos a la convicción de que ni el PSOE ni el PP –el primero porque ha dejado de ser un partido que vertebra España y el segundo porque está cargado de complejos e hipotecas territoriales—van a ser capaces de acometer las profundas reformas que nuestro país necesita para asegurar la igualdad, la cohesión y el progreso a las nuevas generaciones.

Para entender lo que somos --antes de que les hable de lo que vamos a hacer—conviene recordar siquiera brevemente, nuestros "antecedentes". El embrión de ese partido nuevo ha sido incubado en Basta Ya, ese movimiento cívico que nació en el País Vasco hace más de ocho años para defender las instituciones y las leyes democráticas, para hacer pedagogía política y para enfrentarse a ETA y al nacionalismo obligatorio. También entonces un grupo de ciudadanos de diferentes extracciones ideológicas decidimos que había llegado la hora de hacer algo más que salir juntos a llorar tras los asesinatos; decidimos que había llegado la hora de defender lo que nos une, de sentirnos en las calles mayoría. Y que, puesto que los partidos políticos –ni el PSOE ni el PP—estaban dispuestos a hacerlo, habíamos de ser otros quienes les tomáramos de la solapa y llamáramos a los ciudadanos a defender la democracia. Quiero recordarles que los partidos políticos no acogieron con ninguna simpatía aquella iniciativa; por supuesto que no me refiero a los nacionalistas, que éstos siempre nos consideraron sus enemigos. Me refiero a los de ámbito nacional, que veían con malos ojos que nos inmiscuyéramos en lo que consideraban "su terreno". Porque Basta Ya era un movimiento cívico que planteaba reivindicaciones políticas, no sólo morales o éticas. Para eso ya había otros movimientos cívicos. Nosotros nacimos y salimos a la calle para defender las instituciones y las leyes comunes: la Constitución y El Estatuto. Y para oponernos al Plan Ibarretxe, un proyecto que dividía a los ciudadanos entre vascos de primera y segunda categoría. Les aseguro que si no hubiéramos existido ese plan se hubiera terminado negociando como si de una modificación del Estatuto se tratara; y el pacto por las Libertades y contra el Terrorismo no se hubiera firmado nunca.

Les cuento todo esto para que comprendan que los promotores de este nuevo partido político estamos acostumbrados a remar contra corriente. Hemos aprendido a trabajar en transversal y no renunciamos nunca a conseguir lo que creemos que es justo. Somos muy pertinaces y hemos demostrado que podemos llegar a ser muy pesados. Si hace unos años llegamos a la conclusión de que era hora de pasar desde las tribunas de los periódicos y/o de los discursos y conferencias a la calle, hace unos meses llegamos a la conclusión de que había que pasar de la calle al Parlamento, como dice el título del libro de mi compañero y amigo Carlos Martínez Gorriarán. Y aquí estamos.

Unión Progreso y Democracia cuenta ya con más de ocho mil afiliados (unos tres mil nuevos desde el pasado nueve de marzo) en toda España. La gran mayoría de ellos nunca estuvieron afiliados a ningún partido político; y hay entre ellos muchos jóvenes, muchos más que los que estamos acostumbrados a ver en las formaciones políticas españolas. Todos ellos han decidido vencer las inercias y dar un paso al frente para formar este partido nuevo y trabajar juntos por la causa común de regenerar la democracia.

Nuestras listas electorales representaron bien la realidad del partido. La mayor parte de los candidatos nunca lo fueron de otro partido político. Más del noventa por ciento son profesionales que no necesitan dedicarse a la política para mejorar su posición personal y/o profesional en la vida. La transversalidad del partido que se pone de manifiesto en nuestro programa ha tenido su reflejo también en las candidaturas; cabe poner como ejemplo la lista de Vizcaya: el número uno Fernando Maura, ex parlamentario en las filas del PP; la segunda, Kati Gutiérrez, ex parlamentaria en las filas de Izquierda Unida. Y el número uno al Senado, Tomás Tueros, histórico dirigente de CCOO y afiliado del PCE y después del PSE-PSOE.

Hemos asumido la responsabilidad de representar a una inmensa mayoría de ciudadanos que están hartos de enfrentamientos permanentes y estériles, que se sienten huérfanos de la política, que buscan algo nuevo, a alguien que los represente, a alguien en quien puedan confiar sin abandonar el espíritu crítico, a alguien que les ofrezca la posibilidad de ir a votar –como me han dicho reiteradamente a lo largo de estos meses-- a favor, con ganas, como fuimos muchas personas de mi generación en los primeros años de nuestra democracia.

Hemos asumido el reto de defender una Tercera España, esa de la que hablaban hace más de setenta años un socialista como Besteiro y un liberal como Marañón, españoles cabales, políticos íntegros, ejemplos ambos de que es preciso trabar acuerdos que superen las siglas para que un país progrese. Nacemos para contribuir a defender lo que nos une por encima de la sigla, de la ideología, del pensamiento caínista y sectario. Nacemos para desideologizar la defensa de lo obvio.

Para nosotros España es algo más que la suma de diecisiete Comunidades y dos Ciudades Autónomas. España, con logo o sin logo, en campaña o sin ella, es una nación de ciudadanos libres e iguales cuyos derechos están garantizados y delimitados en los artículos fundamentales de la Constitución del 78. Defendemos la unidad de la Nación española no como un valor sentimental, sino como el instrumento imprescindible para garantizar la igualdad y la libertad de todos los españoles, cualquiera que sea su lugar de origen o residencia. Frente a lecturas ahistóricas u olvidadizas, yo reivindico el espíritu de la Transición, ese compromiso que hizo posible la recuperación de la democracia. Y reivindico y honro la generosidad de quienes habiendo vivido la guerra --y sobre todo de quienes sufrieron la posguerra--, fueron capaces de trabar aquel acuerdo.

Somos un partido de ámbito inequívocamente nacional, español. De hecho, somos el único partido político –parece mentira pero es verdad—que se presenta en toda España con la misma sigla y que defiende la misma posición política en todos los territorios. Estamos tan libres de prejuicios como de complejos; y desde esa perspectiva vamos a proponer sin ningún tipo de hipoteca los cambios legislativos y constitucionales necesarios para promover políticas que incrementen la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos. Defenderemos nuestras propuestas sin pensar en obtener rentabilidad electoral a corto plazo. Y apoyaremos todas aquellas de otros grupos políticos que ayuden a conseguir los objetivos que nosotros defendemos; no analizaremos ninguna propuesta en función de quien la plantee, sino en función de su contenido y de sus consecuencias para los ciudadanos. A eso le llamamos tener una posición institucional y no sectaria de la política.

Nuestras propuestas:

Tres son los ejes de la acción política de nuestro partido: Plantear los cambios legislativos y constitucionales precisos para igualar los techos estatutarios y cerrar el modelo, revisar la distribución de competencias y garantizar la separación y autonomía de poderes; reformar la Ley Electoral, sustituyéndola por una legislación más justa e igualitaria; y regenerar la democracia, impulsando leyes que devuelvan a los ciudadanos el control sobre la política.

Es imprescindible que en esta legislatura se inicie un debate serio sobre la necesidad de abordar profundas reformas constitucionales. Creemos que para que se cumplan efectivamente los preceptos básicos de la Constitución, aquellos que garantizan Derechos Fundamentales como la igualdad, la cohesión, la libertad y la separación de poderes -preceptos que no son negociables en ninguna constitución democrática del mundo- es necesario revisar la actual distribución de competencias, atendiendo al criterio de eficacia, igualdad, cohesión y libertad. Tras treinta años de desarrollo constitucional, y a la vista de las consecuencias que la distribución actual de competencias y las leyes que de ella se han derivado, es preciso un gran Pacto de Estado para cerrar el modelo autonómico, igualando los techos competenciales y plasmando en el texto de la Constitución la nueva distribución de competencias. La propuesta de reforma constitucional que anuncia el Gobierno es reiterada, tímida e insuficiente y no aborda ninguna de las importantes cuestiones pendientes.

Nosotros proponemos que se modifique el artículo 150.2 CE incluyendo las materias exclusivas del Estado, entre las que debieran estar como mínimo la representación internacional, la Educación y la Legislación Básica que afecte a Sanidad, Medio Ambiente y Urbanismo. Además proponemos que se establezca una mayoría cualificada de dos tercios en cada Cámara para la aprobación de las reformas de todos los Estatutos.

Proponemos que se revise el Sistema de Financiación de las Comunidades Autónomas para que las peculiaridades "históricas" no avalen privilegios. Eso significa, ni más ni menos, que hemos de impulsar la revisión del cálculo del Cupo Vasco y la Aportación Navarra. No se trata de "abolir" los fueros o "borrar" los derechos Históricos. A mí particularmente me parece que esas son expresiones que se compadecen mal con una Constitución moderna como la nuestra, que garantiza los derechos de la ciudadanía, entre otras cosas porque los territorios no tienen derechos. Pero no me interesa entrar, de momento, en el debate nominalista, por muy arcaicos que esos términos me resulten. Porque lo que produce la mayor desigualdad de unos ciudadanos frente a otros es el cálculo, la aportación de esas dos comunidades a los Presupuestos Generales para que el Estado desarrolle las políticas que son de sus competencias. Navarra aporta cada año 640 millones de euros por debajo de lo que le corresponde; y el País Vasco 2060. Pues ese cálculo es el que hay que corregir. Y lo digo hoy aquí en Madrid porque primero lo hemos explicado, durante toda la campaña, en Pamplona y en las tres capitales del País Vasco. Es lo que debe hacer un partido con vocación de vertebrar el Estado: defender la misma posición política en cualquier parte del territorio nacional.

La revisión de la financiación de las Comunidades Autónomas va a ser uno de los debates inaplazables de la legislatura. Ni el PSOE ni el PP (y por supuesto, ningún partido nacionalista) van a querer entrar en la cuestión de los "privilegios" históricos. Pero es tan inaplazable como el cambio del sistema de financiación de las comunidades llamadas de Régimen Común. Y aquí vamos a poder ver hasta qué punto los dos grandes partidos de ámbito nacional—aunque sólo sea nominalmente—se comportan como tal o, por el contrario y como ya se viene apuntando, se empiezan a trabar acuerdos entre Comunidades ricas frente a Comunidades pobres, al margen de cual de los dos partidos gobiernen en cada una de ellas. El relativismo político y el abandono de los principios, para ganar elecciones o mantener el poder en aquellos lugares en los que se ocupa, empiezan a vislumbrarse a la hora de abordar este debate de forma extremadamente preocupante. Si el segundo gran partido copia la estrategia del PSOE –el abandono de la responsabilidad de vertebrar al Estado y garantizar la cohesión—como fórmula para alcanzar el poder, estaremos ante una situación de quiebra del sistema. Porque ese modelo de una confederación imperfecta diseñado para España con el Estatuto de Autonomía de Cataluña es inviable en términos de equidad. Y, por tanto, insostenible.

Los ciudadanos no se levantan cada día pensando que hay que cambiar la Constitución; pero sí muestran su descontento por las consecuencias de un marco indefinido, sometido a continua subasta entre los que ganan las elecciones sin la mayoría suficiente y las demandas de los partidos nacionalistas que ponen precio a sus apoyos al Ejecutivo. Ningún país puede evitar que llegue al poder un gobernante sin escrúpulos o sin sentido de Estado; pero las leyes han de proteger a los ciudadanos ante la eventualidad de esa circunstancia. Por eso proponemos una revisión de la Constitución para que la cohesión social y la igualdad no puedan estar sometidas al chantaje o al coyunturalismo. Nos gusta la autonomía; la del Gobierno de España también.

Pondré un ejemplo de algunas reformas urgentes que en España no se han abordado por desidia o por complejo: la Educación. No creo que exista nadie en nuestro país que, sinceramente, se atreva a defender la calidad de nuestro sistema educativo. Estamos a la cola de Europa en niveles de calidad y a la cabeza en los ratios de fracaso escolar. Es verdad que hemos de exigir a los gobernantes que se destinen más recursos para las reformas, para las lenguas extranjeras, para el aprendizaje de las nuevas tecnologías, para la formación del profesorado, para la investigación… Pero eso sólo, por necesario que sea, no serán sino paños calientes; mientras España tenga diecisiete leyes educativas de facto, mientras no exista control institucional previo sobre los libros escolares (sobre el contenido, no sólo sobre los enunciados), mientras ninguna autoridad sometida a control democrático pueda intervenir en lo que se estudia y lo que se deja de estudiar, seguiremos retrocediendo respecto de los países de nuestro entorno; y respecto de nuestra propia historia. No se trata de quitar competencias a nadie: se trata de instaurar un sistema que garantice que la formación de los jóvenes españoles responda a los mismos ratios de calidad y contenido en lo sustancial, sea cual fuere el lugar de España en que se cursen los estudios. Tiene poco sentido que mientras en Europa se camina hacia la homologación de titulaciones con el llamado Plan Bolonia (del que al parecer el Presidente no ha oído hablar a tenor de la respuesta que me dio en el Debate de Investidura) un joven español encuentre serias dificultades para trasladar su currículum al pasar de una universidad sita en una Comunidad Autónoma con dos lenguas oficiales a otra; o viceversa.

En coherencia con ese criterio, Unión Progreso y democracia propone, entre otras reformas, las siguientes:

1. La devolución al Estado de la competencia en Educación para garantizar la existencia de un sistema educativo nacional unitario, compatible con la estructuración de España en comunidades autónomas, seis de ellas con lengua cooficial. Las comunidades autónomas seguirán desempeñando tareas de gestión y desarrollarán algunas competencias propias en este terreno, pero siempre de acuerdo con el principio de un currículo básico igual en todas las comunidades autónomas, y con independencia de la lengua cooficial o extranjera en que éste se imparta.

2. El reconocimiento constitucional, mediante la correspondiente reforma constitucional, del derecho a la escolarización en las correspondientes lenguas maternas oficiales en las comunidades bilingües, y el desarrollo de sistemas educativos bilingües a lo largo de toda la escolarización obligatoria, garantizando el derecho de los padres y luego de los alumnos, a escoger la lengua de referencia que prefieran a lo largo de la escolarización. En cualquier caso, se debe garantizar que ambas lenguas oficiales sean adecuadamente enseñadas y aprendidas.

3. La aprobación parlamentaria de un Pacto de Estado por la Educación, suscrito por los principales partidos parlamentarios con el apoyo de los estamentos y entidades educativas (sindicatos, asociaciones profesionales y de padres, etcétera), que garantice la estabilidad básica de la legislación educativa durante un tiempo razonable (al menos 20 años); los partidos se comprometerán a renunciar a convertir los problemas educativos en un campo de batalla para dirimir sus intereses.

4 – Desarrollo legal de la autoridad del profesorado, que deberá ser investido de la condición de representante de los poderes públicos, y en consecuencia especialmente protegido legalmente de las agresiones a su persona y de las intromisiones ilegítimas en sus competencias profesionales.

5 – Apoyo a la educación laica, como única que garantiza el respeto a todas las creencias compatibles con los valores de la democracia y el aprendizaje de la tolerancia. En este sentido, apoyamos el desarrollo de la Educación para la Ciudadanía, cuyo programa y contenidos deberán ser consensuados dentro del Pacto de Estado por la Educación. La educación religiosa optativa se desarrollará, en todo caso, fuera del horario escolar y carecerá de evaluación curricular. El apoyo público a esta enseñanza, con la debida supervisión de sus contenidos para garantizar que no se convierte en adoctrinamiento antidemocrático o fundamentalista, será resuelta mediante los correspondientes acuerdos o convenios entre el Estado y las entidades representativas de las diversas confesiones religiosas.

En la España que yo quiero el gobierno defenderá sin complejos el derecho a aprender y usar el castellano como la lengua común de todos los españoles. Es uno de los principales factores de competitividad como país les podemos brindar a nuestros jóvenes: una lengua que hablan más de cuatrocientos millones de ciudadanos en el mundo. Negar a miles de familias de toda España el derecho a educar a sus hijos en la lengua castellana es un elemento de discriminación que va contra el derecho constitucional a la igualdad y que afecta de manera especial a aquellos ciudadanos con rentas más bajas, a las escalas sociales más débiles que son las que más necesitan de la protección del Estado. Lo que hoy está ocurriendo en Cataluña, el País Vasco, Baleares, Galicia –que amenaza con extenderse a Valencia--, es un atropello en toda regla. No se persigue a las lenguas: se persigue a los ciudadanos que exigen poder educar a sus hijos en la lengua castellana y poderla utilizar también en sus relaciones con la administración. La discriminación por razones lingüísticas que sufren miles de familias en España es contraria al derecho constitucional de igualdad y de libertad. No existe libertad si no se puede elegir el idioma oficial en que es educado tu hijo. Ese derecho a elegir libremente hoy se persigue en algunas regiones de España ante la pasividad del Gobierno de la Nación.

Queremos un país en el que los votos de los ciudadanos tengan el mismo peso electoral, sea cual fuere el lugar de España en que vivan y la opción electoral que elijan. Por eso hemos propuesto ya la reforma de la Ley Electoral vigente desde el inicio de la Transición. No se trata de perjudicar a los nacionalistas; se trata de que los ciudadanos sean tratados con equidad por la ley. Porque con el sistema actual el ciudadano que vota a un partido que sólo se presenta en una región de España está sobrerrepresentado frente a quien vota a un partido de ámbito nacional. La consecuencia de una Ley elaborada en la Transición--, que tenía como objetivo consolidar a los partidos políticos nacionales existentes tras la dictadura--, ha sido la consolidación de un bipartidismo imperfecto, en el que los árbitros son partidos nacionalistas que, con muy pocos votos, son capaces de cuestionar la definición del modelo de estado. Es verdad que esa ley tiene los mismos años que la democracia; y que nunca habíamos llegado a una situación como esta, en la que los partidos nacionalistas se convierten en los árbitros para el diseño de la política nacional. Pero es que, como decía antes, nadie está a salvo de que llegue al poder un gobernante sin límites. Por eso hay que hacer leyes que eviten, en la medida de lo posible, los dislates del Ejecutivo.

Todos los gobiernos que han precedido a éste han establecido acuerdos con los nacionalistas; algunos incluso han ido más lejos de lo que desde la perspectiva de Estado, se debiera haber ido. Recuerden ustedes aquellas alabanzas de Arzalluz a Aznar, de quien decía que "le había sacado más en dos años que a González en doce". Pero, más o menos, todo fue razonable hasta que llegó este Presidente. No podemos impedir que un gobernante prefiera pactar cuestiones de estado con partidos que reniegan del Estado español; pero si podemos –y debemos—cambiar la Ley Electoral para que esta garantice la igualdad del voto de cada ciudadano. Porque con la Ley actual se vulnera el espíritu del artículo 23 de la Constitución que establece que todos los ciudadanos tienen el derecho de elegir y ser elegidos en igualdad de condiciones. Vamos, que a mi me preocupa más que mi voto valga seis veces menos que el de mi vecino que vota PNV que el hecho de que, con menos votos, el PNV éste tenga seis escaños y UPyD uno. Es el derecho activo el primero que hay que proteger.

Por eso nuestra primera iniciativa parlamentaria ha sido la propuesta de modificación la Ley Orgánica del Régimen Electoral General de 1985 (LOREG). Nuestra propuesta eleva a cuatrocientos el número de diputados, establece la Comunidad Autónoma como circunscripción electoral y distribuye el sistema de elección 200 diputados elegidos en listas electorales de base territorial autonómica y otros 200 en circunscripción nacional. El resultado es más proporcional y por tanto, más igualitario. Garantiza además la estabilidad del sistema (nada que ver con el modelo italiano, por ejemplo). Pero, con todo, lo más importante es plantear el debate allá donde se aprueban y cambian las leyes.

Propondremos otras reformas constitucionales que afectarán a otro gran capítulo del modelo de Estado: la Justicia. No es de recibo que el máximo órgano de los jueces esté formado con criterios partidarios, conformado por jueces que son nombrados para ejercer de "delegados" de los partidos políticos dentro del mismo. Ni es de recibo en un país moderno y democrático que el Fiscal General del Estado, por mor de su dependencia partidaria, tenga en su poder la capacidad de anular de facto la vigencia de una Ley como la de Partidos Políticos o de paralizar el trabajo de los fiscales. No puede ser que el control del poder político sobre el sistema judicial sea de tal nivel que la misma Fiscalía General del Estado, en la misma legislatura, con las mismas leyes (con el mismo Fiscal General) pueda denominar a la Ley de Partidos Políticos un "Guantánamo electoral" para no aplicarla, o ponerse manos a la obra y aplicando la misma ley meter en cintura a los terroristas a los que otrora dejó llegar a las instituciones. Todo por seguir el "juego" ("cuando lo aconseje la jugada", que diría el Ministro de Justicia) a las apetencias oportunistas del Gobierno. Pues como a la vista está que no puedes fiarlo todo a la independencia de las personas, a su sentido de responsabilidad, hemos de cambiar las leyes para garantizar la independencia entre los poderes. Y también para proteger a los jueces y fiscales que quieran ejercer esa autonomía.

Otra de nuestras preocupaciones es la necesidad de recuperar el consenso en todas aquellas cuestiones que requieren de un Pacto de Estado. Los españoles, particularmente los vascos, hemos perdido durante la última legislatura cuotas de libertad y de seguridad. Esto no es algo opinable sino, desgraciadamente, fácil de constatar: ETA ha vuelto a entrar en las instituciones democráticas del País Vasco, ha vuelto a llenar las calles de actos de terrorismo callejero, ha incrementado la extorsión a los empresarios… Todo como consecuencia de una apuesta política personal, inútil e irresponsable de Zapatero que decidió revisar el pacto más exitoso en política antiterrorista para someter la nueva política al control de los partidos que nunca quisieron la derrota de ETA.

Unión Progreso y Democracia defenderá sin ningún tipo de complejo y de forma inflexible un nuevo Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, un Pacto de Estado que tenga como objetivo la derrota de ETA y que para conseguir ese objetivo ponga en marcha todos los instrumentos del estado de Derecho, ni uno más pero ni uno menos. La derrota de ETA es algo más que la detención y puesta a disposición judicial de sus comandos, por muy necesario que eso sea. Derrotar a ETA requiere la deslegitimación radical de toda su historia, de todos sus objetivos. La derrota de ETA conlleva un compromiso de Estado de que los terroristas no conseguirán ninguna de las reivindicaciones políticas en cuyo nombre instauraron víctimas. Ni mientras maten ni para que dejen de matar. Por eso, porque hay que derrotarles socialmente, a ellos y a sus cómplices, cualquiera que sea el grado de complicidad, ya sea activa o de comprensión. El pacto ha de estar abierto a todas las fuerzas políticas, pero suscrito imprescindiblemente entre las que pueden formar el Gobierno de España. Sólo un Pacto de Estado le dará estabilidad temporal a la política que allí se acuerde. Y sólo entonces ETA perderá la esperanza. Es verdad que puede llegar un gobernante que esté dispuesto a romper el pacto, como ha ocurrido en la legislatura pasada; pero también para alejar esos riesgos es necesario un nuevo partido que defienda al Estado.

Durante los cuatro últimos años hemos vivido algunos de los momentos más tristes de nuestra historia en la lucha contra ETA. Muchas veces hemos sufrido los ataques de la organización terrorista y hemos compartido el dolor de sus víctimas. Pero nunca hasta hoy una política gubernamental había fiado el éxito de su estrategia persiguiendo la división de los ciudadanos en esta materia; nunca se había hecho política antiterrorista contra la mitad de la ciudadanía. Ha sido durante la legislatura pasada cuando ETA se ha sentido reconocida internacionalmente porque el PSOE y el Gobierno se empeñaron en llevar el "proceso" al Parlamento Europeo. Ha sido durante esa legislatura cuando ETA ha conseguido lo que llevaba más de treinta años persiguiendo a través de sus crímenes: reconocimiento político por parte de la democracia. Porque según declaró el Presidente del Gobierno: "hemos hablado de política con ETA aunque no le hemos dado nada…" ¿Qué más le puede dar un gobierno democrático a una organización terrorista? El Gobierno le ha dado a ETA todo lo que estaba en su mano. Lo que no le ha dado (Navarra, la independencia, etc.) no se lo puede dar porque lo tenemos nosotros, el conjunto de los ciudadanos.

No podía salir bien una apuesta política que dependía del soporte de partidos que nunca quisieron la derrota de ETA, que siempre se presentaban como intermediarios pero en realidad querían ser comisionistas. No podía salir bien una política que les devolvió la impunidad a los terroristas, que les convirtió en "hombres de paz", que convirtió a las víctimas en "el pasado", que trató a los que se oponían al proceso como enemigos de la paz. No podía salir una apuesta política que requería del silencio de la sociedad, de la pasividad de los movimientos cívicos y de la complicidad de los malos. Y no salió bien.

Derrotar a ETA requiere, también, una justicia independiente que no esté sometida a los criterios de oportunidad de ningún gobierno. Por eso, porque no nos conformaremos con menos que la derrota de ETA, hemos exigido al Gobierno que ponga en marcha todos los instrumentos del estado de Derecho para expulsar de las instituciones democráticas a los terroristas que un sistema judicial sometido a los intereses políticos y de oportunidad dejó entrar. No estamos ante un debate ético, sino ante la necesidad de expulsar de las corporaciones locales del País Vasco y de Navarra a los terroristas que están ocupando el espacio de los demócratas. Hemos propuesto que el Gobierno utilice el artículo 61 de la Ley de Bases de Régimen Local y mediante Real Decreto, previo acuerdo del Senado, disuelva los órganos de las corporaciones locales en las que están enquistados los terroristas. Lo pueden hacer; el gobierno socialista ya utilizó esa potestad para disolver en la pasada legislatura el Ayuntamiento de Marbella, en defensa del interés general. Nada es de mayor interés para la ciudadanía y la democracia que expulsar de los ayuntamientos vascos y navarros a los terroristas que utilizan su presencia en ellos –además del dinero de nuestros impuestos, unos cinco millones de euros al año—para tenernos más a tiro.

Regenerar la democracia es uno de los objetivos fundamentales del nacimiento de Unión Progreso y Democracia. Creemos que el sistema actual de partidos está caduco, agotado. Los ciudadanos ven a los partidos políticos como una especie de cártel, de club de intereses en el que los dirigentes discuten entre ellos de sus cosas, lejos la mayor parte de las veces de las cosas que afectan al conjunto de los ciudadanos. Ese desafecto entre la ciudadanía y la política es creciente y de no atajarlo, lejos de ser un problema coyuntural, acabará debilitando el propio sistema democrático. Recuerdo que sobre este tema, --la necesidad de democratizar los partidos políticos y de devolver a los ciudadanos el control sobre la política—versó mi primera intervención en este Club allá por febrero del año 2000. Entonces me presentó Fernando Savater, que hoy me acompaña vigilando el buen rumbo de la piragua. Pues bien: en el año 2008 regenerar la democracia sigue siendo una de nuestras asignaturas pendientes. Por eso proponemos una serie de reformas legislativas:

a) regular por ley la limitación de mandatos;
b) elección directa de los cargos unipersonales, empezando por los alcaldes;
c) elección de los candidatos por el sistema de primarias;
d) listas abiertas y no bloqueadas.

Cada una de estas propuestas por sí sola no resuelve los problemas de lejanía y desafecto de los ciudadanos respecto de la política. Y todas ellas requieren de una democratización de los propios partidos políticos. Pero este es un debate que hemos de ser capaces de abordar urgentemente. Porque si los ciudadanos "pasan" de política, la política queda en manos de aquellos que no la necesitan para seguir dirigiendo el mundo; y eso termina afectando la calidad de nuestra democracia. Por eso insisto: hay que cambiar los partidos para cambiar la política; y hay que cambiar la política para cambiar la sociedad. Eso es la regeneración democrática.

Hay otras muchas cuestiones que necesitan ser abordadas con urgencia en nuestro país tras un periodo en el que se han roto todos los consensos básicos. Porque no sólo el modelo territorial del Estado, la política de Educación, la reforma del sistema electoral, o el reforzamiento de la autonomía del sistema judicial respecto del ejecutivo han de formar parte de los nuevos Pactos de Estado. La política de Inmigración, la política Exterior o la Política Social han de estar también blindadas por grandes acuerdos nacionales.

En materia de política social existe aún en vigor el Pacto de Toledo, un acuerdo que mereció un amplísimo consenso social y político y que tiene como objetivo garantizar la viabilidad del sistema. También para evitar—y denunciar cuando sea preciso—veleidades electorales que pueden poner en riesgo el propio sistema de pensiones –el único capital que tienen millones de ciudadanos españoles-- hace falta un nuevo partido que defienda al Estado; un partido que haga política pensando en las próximas generaciones y que renuncie a someter sus propuestas a la urgencia de ganar las próximas elecciones.

Lo mismo cabría decir en Política Exterior. Diseñar la Política Exterior o Europea de España pensando en hacer justo lo contrario de lo que hizo el anterior (y si me apuran el anterior del anterior, aunque sea del mismo partido) no es propio de países o gobernantes serios. Si algo da estabilidad a las inversiones, al desarrollo, a la competitividad de un país y de sus empresas en la esfera internacional, es la confianza en que los gobernantes—sean del signo político que sean-- no someterán su política a vaivenes de oportunidad. Justo lo contrario de lo que ha ocurrido en España en la pasada legislatura. Nuestro peso en el mundo ha mermado progresivamente; nuestra soledad ha crecido con la misma intensidad. Nos hemos convertido en un país perfectamente prescindible; y eso es algo que no nos podemos permitir.

Finalmente, un breve apunte sobre economía. Ni estamos en la "champions" ni hemos entrado aún en un proceso de regresión; pero sí tenemos motivos para estar preocupados. Existe una crisis económica internacional que afecta seriamente a nuestro país y cuyos efectos pagaremos más duramente cuanto más tiempo tardemos en enfrentarla. El Gobierno ha decidido negar la mayor, mirar para otra parte e insistir en los datos macroeconómicos, insultando a la inteligencia de centenares de miles de ciudadanos que están endeudados y que tienen cada día más dificultades para llegar a fin de mes. No hay más que ver las últimas medidas adoptadas en el segundo Consejo de Ministros. Tenemos un gobierno empeñado en gobernar contra la realidad. Existe una crisis económica internacional ante la que España no está mejor preparada que los países de nuestro entorno. Es verdad que hemos crecido por encima de la media de los países europeos; pero nuestro crecimiento ha venido dependiendo , de sectores económicos que incorporan escaso valor añadido. Y nuestra inflación es mayor que la de los países de nuestro entorno (y puede crecer con esta inyección económica no planificada); y que nuestro déficit exterior es muy preocupante. Mientras el gobierno no reconozca esa realidad que debiera llevarle a un profundo replanteamiento de la política económica seguida en España en los últimos años (por éste y otros gobiernos anteriores) no estaremos dando la respuesta que la situación requiere.

El Gobierno se niega a aceptar que estemos atravesando una crisis. Pues bien, si resulta que todos los indicadores coyunturales experimentan una fuerte desaceleración; si ha empeorado el déficit exterior; si crece nuestro diferencial de inflación con la zona euro; si se ha reducido severamente la recaudación fiscal en todos los impuestos sobre el consumo, en especial en el IVA; si aumentan de manera preocupante las suspensiones de pagos en las empresas del sector inmobiliario (que es el que ha tirado de nuestra economía y del empleo); si se corrige permanentemente a la baja nuestra estimación de crecimiento (0,8 puntos una semana después de haber aprobado el decreto en Consejo de Ministros, si se raciona el crédito bancario, si se elevan los tipos de interés…podremos convenir que hemos entrado en crisis, ¿o no?

Para España ha llegado el momento de abordar seriamente el problema de la competitividad, lo que implica buscar una nueva base para el desarrollo de nuestra economía, mejorando su capacidad tecnológica y diversificando su sistema productivo hacia las actividades industriales y de servicios de mayor sofisticación y valor añadido. Y, además, ello ha de hacerse con la restricción que supone la atonía de la coyuntura económica, el aumento del desempleo y, en general, la desconfianza que se ha extendido entre los empresarios y los consumidores.

Nada de esto parece haber sido tomado en cuenta por el Gobierno; lo que demuestra una escasa ambición de país.

En fin, que aquí me paro. Unión Progreso y Democracia, como les decía al principio, ha protagonizado ya un milagro: el milagro de pasar en sólo seis meses de la calle al Parlamento. El milagro (será laico, pero milagro es) de obtener más de trescientos tres mil votos repartidos por toda España. El milagro de obtener un diputado en una de las elecciones más reñidas (más bipartidistas) y más participativas de nuestra historia. El milagro de hacerlo sin ningún tipo de crédito bancario, con las aportaciones, el trabajo y el dinero de nuestros militantes y simpatizantes. ¿Cómo ha sido posible que ocurra algo así? Pues porque había más necesidad que dificultades.

Hemos colado la piragua porque decidimos que podíamos hacerlo. Hemos llegado al Parlamento porque hicimos lo que Hannah Arendt describía como lo esencial del hombre: su capacidad para obrar milagros, iniciar lo improbable y lo inalcanzable, actuar. Hemos demostrado que se podía hacer campaña de otra manera; y ahora vamos a demostrar que se puede hacer política de otra manera. Vamos a desideologizar la defensa de lo obvio. Vamos a estar en el Parlamento controlando al Ejecutivo, haciendo preguntas, proposiciones, interpelaciones. Y vamos a estar en la calle, en las universidades, en todos los foros a donde podamos llegar, respondiendo a las preguntas de los ciudadanos, escuchando sus propuestas, sus críticas, sus iniciativas.

En el parlamento tenemos sólo una voz; pero allí representamos a todos aquellos que confían en nuestro proyecto, que lo creen necesario, más allá de que nos hayan votado o no en las últimas elecciones. Porque he de decirles que una de mis mayores satisfacciones es que soy plenamente consciente de que mucha gente que no nos ha votado está feliz de que hayamos llegado al Parlamento. En cualquier lugar de España nos felicitan y nos animan a seguir adelante. Quienes nos votaron se sienten partícipes directamente del éxito, lo noto en sus caras de alegría; y quienes no lo hicieron se alegran de que estemos allí, sabiendo que les representamos a ellos también. No hay nada más hermoso, se lo aseguro, que percibir que alguien, una persona a quien no conoces y a la que probablemente no volverás a ver, te siente de los suyos, se siente bien representada por ti. Para mí eso es lo que da verdaderamente sentido a la acción política.

Permitidme que termine dando las gracias a todos los que trabajaron sin denuedo para conseguir que estas ideas de libertad, igualdad y regeneración democrática llegaran a la gente; algunos de ellos están hoy aquí. Gracias a todos. Gracias también a los que nos negaron el apoyo; a los que enredaron; a los que restaron; a los que nos negaron nuestro derecho a existir. Su comportamiento antidemocrático, en el sentido estricto del término, nos ha hecho más fuertes. Y nos ha ayudado a hacer de la necesidad virtud.

Gracias a los trescientos tres mil quinientos treinta y cinco ciudadanos que nos han encargado la tarea de representarles. Mi padre me enseñó, cuando no había democracia en España, que era muy importante obtener el derecho a elegir; pero que lo que era verdaderamente importante era asumir la responsabilidad de ser elegido. Asumimos esa tarea con plena consciencia de nuestra responsabilidad. Sabemos que nos debemos únicamente a los ciudadanos, que sólo ante ellos hemos de responder. Y no lo olvidaremos nunca.

La carrera de fondo ha comenzado. De fondo, y con relevos. Porque, como me dijo la noche electoral una amiga-- cuando los periodistas preguntaban si no tenía preocupación por estar sola en el Parlamento--: "Anda, recuérdales lo que hizo Leónidas en las Termophilas con sólo trescientos….¡Qué no seremos capaces de hacer nosotros con trescientos mil…!!

Muchas gracias.
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